La arrogancia de los cineastas españoles
E. Uriarte.- No vi la ceremonia de los Goya, tengo otras prioridades los sábados, pero he leído en los periódicos de papel y digitales de esta mañana que varios cineastas recomendaron a Rajoy que fuera al cine. Al parecer, el presidente había dicho en una entrevista que no iba a las salas de cine. Y varios cineastas le recriminaron lo que consideraban una actitud poco edificante. Como si ver cine en las salas de cine y no en casa fuera reprochable y un mal mensaje a los ciudadanos.
Otra vez la arrogancia de los cineastas españoles, esa convicción de que ellos y su actividad tienen una superioridad moral sobre el resto, muy en especial sobre el resto que es de derechas, por supuesto.
Como si a los periodistas se les ocurriera exigir a los cineastas que leyeran periódicos de papel todos los días, y, en su defecto, tuvieran como mínimo una suscripción digital a un periódico. Por supuesto, jamás he visto tal recomendación aunque la lectura de periódicos sea, es, bastante más importante para la formación ciudadana que el cine.
¿Y cuántos directores, actores, guionistas o trabajadores del cine leen periódicos de papel en España? ¿O tienen suscripciones digitales? Puede que la respuesta sea inquietante para el periodismo.
Pero las lecciones morales sobre la formación y los hábitos culturales, además de políticos, las dan ellos, que para eso forman parte del llamado cine español, del insoportablemente arrogante cine español.
“pero he leído en los periódicos de papel y digitales de esta mañana que varios cineastas recomendaron a Rajoy que fuera al cine. Al parecer, el presidente había dicho en una entrevista que no iba a las salas de cine. Y varios cineastas le recriminaron lo que consideraban una actitud poco edificante. Como si ver cine en las salas de cine y no en casa fuera reprochable y un mal mensaje a los ciudadanos.” Que grave dilema tengo. Si llevo la contraria a Rajoy, tendré que ir al cine a ver los bodrios de éstos. Si sigo como hasta ahora,… Leer más »
Es que ellos, más que cineastas, siempre han sido más una rama del ministerio de in cultura y propaganda progresista. Y además se ven a sí mismos con derecho a ser tratados (consecuentemente) como funcionarios del Estado: trabajo fijo y sueldo vitalicio a cuenta del Estado (llámese subvención). Que para eso son el ministerio de propaganda.