Pedro Sánchez, el pirómano que ahora llora por el incendio
Arnau Borràs.- Pedro Sánchez ha vuelto a hacerlo. Ha vuelto a sacar su Manual de Resistencia y ha sorprendido a todos con una decisión inédita: paralizar el país políticamente mientras toma la decisión de seguir (o no) al frente del gobierno. Y todo esto a las puertas del inicio de la campaña electoral en Cataluña.
Puede sorprender el tono victimista de la carta, su obsesión por la “ultraderecha” (nueve veces utiliza el concepto) y su crítica a los ataques personales y familiares que dice haber recibido. Puede sorprender, pero a estas alturas ya no debería hacerlo. Porque ya todos tenemos claro que el presidente es capaz de lo que sea para conseguir lo que sea.
Que precisamente él se presente como víctima de la “ultraderecha” suena casi a chiste. Él, que ha utilizado la excusa de la “ultraderecha” como principal argumento para que le voten. Él, que ha sido el abanderado de levantar muros, pactando y cediendo lo necesario con el objetivo de seguir en el poder pese a perder las elecciones.
Él, que llama a los cuatro vientos la palabra ‘fachosfera’. Él, que tiene en el Consejo de Ministros un bully de instituto como Óscar Puente que se dedica a señalar a periodistas. Él, que asegura a quien no le gusta la canción Zorra es automáticamente amante de Cara al sol. Él, que no duda en sumarse a campañas contra el entorno familiar de Isabel Díaz Ayuso. Precisamente él nos habla ahora de crispación, campañas mediáticas y ataques personales.
Las consecuencias de la carta de Pedro Sánchez aún están por ver. Viendo su historial, está claro que aquí hay algo más que una simple carta victimizándose.
Puede que finalmente lance la toalla. Si lo hace, no tiene pinta que sea por la campaña de acoso y derribo que denuncia. Sería sorprendente que un superviviente que ha publicado un Manual de Resistencia dimitiera por una situación que no es peor que la que él mismo ha alimentado en torno a Isabel Díaz Ayuso. Por tanto, si deja la Moncloa, se dispararían los rumores sobre si hay algo más en cuanto al caso judicializado que involucra a su mujer.
O puede no dimitir y, después de cinco días de meditación, volver como salvador y héroe contra esa “ultraderecha” que tanto le gusta utilizar a su conveniencia. O que vuelva, pero con imponiente moción de confianza en el Congreso, lo que obligaría a ERC y Junts a oficializar su apoyo al presidente en plena campaña electoral catalana. Una situación de la que saldría beneficiado Salvador Illa. Sería, sin duda, otra obra maestra de su Manual de Resistencia .
Sin embargo, el principal problema es, ya hoy mismo, la credibilidad de Pedro Sánchez. Que no es que estuviera por las nubes, precisamente, después de decir que no concedería la amnistía y acabar comiéndose sus palabras para poder seguir en la Moncloa. Ah. Y hablando de amnistía, ahí hay otro melón interesante: si acaba marchando y la ley queda en el aire, a Carles Puigdemont se le rompe completamente su estrategia electoral en Catalunya. Vienen días interesantes.