Los diez descubrimientos científicos más impactantes de 2016, según “Science”: El temblor del Universo (I)
No hay lugar a dudas. La detección de las ondas gravitacionales, unas diminutas perturbaciones en el tejido espacio-tiempo que cruzan el Universo a la velocidad de la luz, ha supuesto la gran revolución en el mundo de la Ciencia en 2016. La prestigiosa revista «Science», que elabora cada año la lista de los descubrimientos más relevantes e innovadores, ha elegido en esta ocasión el logro de los instrumentos gemelos LIGO como el más destacado de todos. Los motivos son varios: para empezar, supone confirmar una predicción realizada hace un siglo por Albert Einstein en su Teoría de la Relatividad General; además, pone fin a una búsqueda de cuarenta años y, lo que es aún más importante, abre una nueva era en la astronomía, en la que los científicos tienen una forma completamente diferente de observar el Cosmos. Y en todo esto, entre otros muchos, han participado investigadores españoles.
El pasado 11 de febrero, los físicos que trabajan en la colaboración LIGO, dos detectores de interferometría láser situados en Hanford, Washington, y Livingston, Louisiana (EE.UU.), anunciaron la primera detección directa de las ondas, realizada en septiembre de 2015. La señal procedía de dos gigantescos agujeros negros, cada uno con una masa unas 30 veces mayor a la del Sol, a punto de fusionarse a 1.300 millones de años luz de la Tierra. Tan solo unos meses después llegaba a nosotros una segunda señal, también procedente del «abrazo» de otra lejana pareja de agujeros negros.
Otros objetos espaciales masivos a enormes distancias, como púlsares o estrellas de neutrones, también son capaces de generar ondas gravitacionales, lo que podría darnos una información excepcional sobre cómo funcionan. Hasta ahora, casi todo lo que se sabía acerca del Cosmos se había averiguado a través de la radiación electromagnética (luz visible, rayos gamma o ultravioleta). El nuevo «sentido» promete incluso arrojar luz sobre la energía oscura o qué sucedió tras el Big Bang, el origen del Universo.
Ahora, los científicos tratan de detectar más ondas y de mejorar los instrumentos para ello. Otros detectores en la Tierra se están poniendo a punto, y la Agencia Espacial Europea (ESA) y la NASA preparan conjuntamente la misión LISA para poner en órbita los primeros detectores en el espacio, lejos de las interferencias terrestres.