Carlos Esteban.- La semana ha empezado con el republicano batiendo a su poderosa rival tanto en el número como en el volumen de las apuestas de última hora, según tuiteó el mayor corredor de apuestas de Irlanda, Paddy Power Betfair Plc. Entraron el martes por la tarde algo menos de 100.000 euros en apuesta, y el 91% era por Trump. Los profesionales achacan parte de este brusco cambio de tendencia al ‘efecto Brexit’, cuando se perdieron miles de libras apostando a la opción que todos daban por supuesta.

La gran sorpresa la ha dado la última encuesta de ABC News/Washington Post, que hoy sitúa a ambos contendientes empatados al 46% cuando hace poco más de una semana situaba a Clinton en cabeza con una cómoda distancia de 12 puntos, de los que perdió ocho en solo cuatro días antes de conocerse la decisión de James Comey, director del FBI, de reabrir el caso de los correos.

¿Cómo es posible? La respuesta de los expertos es que no es posible en absoluto. Sencillamente, ha habido trampa, para desmoralizar al votante de Trump. ¿Para qué molestarse en ir al colegio electoral y aguantar una cola, si ‘nuestro hombre’ no tiene nada que hacer? De este modo, la encuesta se convierte en una profecía autocumplida.

No es difícil hacerlo, si se sabe cómo. Basta, por ejemplo, con ponderar al alza a los demócratas en la muestra. Hay otros medios, como espigar los datos negativos (los no deseados), dirigir la respuesta o, simplemente, quedarse con la sección de resultados más favorable y tirar las demás a la basura.

En cuanto a la inverosímil corrección, la explicación es aún más sencilla: si los resultados contradicen exageradamente a las encuestas, la gente dejará de confiar en ellas y no servirán para nada. Adiós negocio.

En cualquier caso, los medios de prestigio han vivido esta campaña un auténtico holocausto de credibilidad, echando más carne en el asador de lo que es habitual. Hace décadas que se manipula más o menos descaradamente a favor del candidato demócrata, pero en esta ocasión han abandonado hasta la mínima pretensión de objetividad, por no hablar de los correos filtrados que presentan a periodistas de primera línea sometiendo sus artículos a Clinton o manteniendo encuentros para preparar los enfoques.

Pero nada parece haber funcionado, y las demoscópicas ajustan sus resultados a toda prisa. Una encuesta que sí ha mostrado la ventaja de Trump en varias ocasiones, la del Los Angeles Times, ahora sitúa al republicano a 5,4 puntos por delante de la demócrata: 47,8% frente a 42,4%.

Ahora, a esperar una última ‘sorpresa de octubre’.