¿Y si resulta que hay unas terceras elecciones?
A. Martiarena.- El histórico debate a cuatro celebrado anoche en el Palacio Municipal de Congresos comenzó con una pregunta corta y al pie. “¿Se comprometen a que no se vuelvan a repetir las elecciones?”, planteó Pedro Piqueras, uno de los tres moderadores. Las respuestas de los cuatro candidatos fueron en la misma línea, aunque todas ellas fueron opuestas a las de los demás:
Pablo Iglesias (Unidos Podemos): “No, no va a haber. Sólo hay dos soluciones, o un Gobierno del PP o un Ejecutivo con nosotros y el PSOE”.
Albert Rivera (Ciudadanos): “Yo me comprometo a que habrá Gobierno y habrá cambios”.
Pedro Sánchez (PSOE): “Somos los que más hemos hecho. Depende de los millones de votantes socialistas”.
Mariano Rajoy (PP): “Si nos comprometemos a dejar gobernar al partido que tenga más votos de los españoles, no habrá elecciones”.
Si a partir de aquí usted dejó de ver el debate, sepa que no se perdió nada. Por lo menos nada importante porque obviamente sí que se perdió los tres segundos de balbuceo de Mariano Rajoy al intentar justificar la corrupción del PP, el desprecio de Albert Rivera a Unidos Podemos al señalar que “claro que puede haber un el Gobierno de España gente del PP, del PSOE de Ciudadanos…” y ya, o el ’zasca’ de Rajoy a Sánchez cuando le recordó que fue él quien votó ‘no’ a las medidas contra la corrupción. Pero de lo de dotar a España de un Gobierno siete meses después de tener el último. Nada de nada.
Volviendo al encabezamiento de este post y ciñéndonos su comportamiento durante el debate, todos los candidatos mintieron a Piqueras en su respuesta. Y lo volvieron a hacer al final del debate, durante el bloque dedicado a los futuros pactos. Porque teniendo en cuenta que ninguno de los cuatro grandes partidos logrará la mayoría absoluta el 26J queda claro que evitar futuras elecciones pasa por pactar entre ellos. Y eso parece imposible viendo cómo se comportaron:
Los principales líderes políticos de España evitaron durante muchos momentos mirarse entre ellos cuando se interpelaban o se hacían referencia los unos y los otros.
Ninguno de los candidatos amplió, modificó, mejoró o aceptó las preguntas que surgieron de las intervenciones de sus respectivos contrincantes porque, sencillamente, no las escucharon. Se presentaron al debate a 4 para colocar su mensaje y no a modularlo o enriquecerlo según fueran cuestionados por él.
Los aspirantes a presidir el Gobierno también demostraron poca cintura a la hora de improvisar porque estaban demasiado preocupados por las notas que prepararon en la previa junto a sus asesores.
Todos ellos demostraron que saben leer pero que no saben escuchar. Así que no hablemos de pactar con quienes no piensan como ellos.
En definitiva, nadie quiere ceder. Mariano Rajoy, que será el más votado, aunque de manera insuficiente para formar Gobierno, se limitó a decir que quiere que se deje gobernar a la fuerza más votada. Pedro Sánchez, el árbitro de la contienda si nos atenemos al CIS, fue igual de beligerante y combativo con la derecha (Mariano Rajoy) que con la izquierda (Pablo Iglesias) sin pararse a pensar que puede que tenga que sentarse a la misma mesa que alguno de los dos. Pablo Iglesias tendió, ahora sí, la mano al PSOE porque según parece quedará por delante en las urnas y entiende que será el partido de la rosa quien más tenga que ceder al contrario de lo ocurrido el 20D. Y Albert Rivera insistió en pactar con la única fuerza política de las otras tres que no le garantizaría los escaños necesarios. ¿Y si resulta que al final hay unas terceras elecciones?