Joven vinculada al yihadismo y detenida en Gandia.

«El proceso de captación se divide en tres fases. Todas están envueltas en un halo de misterio y secretismo, como únicas formas de poder mantener su funcionalidad». Y dentro de la telaraña de reclutamiento tejida por el grupo terrorista Daesh, las 800 mezquitas encubiertas existentes en España, una gran parte de ellas en la Comunitat, según información aparecida en Las Provincias, juegan un papel fundamental. El informe de AICS (Asesoría de Inteligencia y Consultoría de Seguridad) revela no sólo el destacado rol que desempeñan estos locales (enclavados en trastiendas de comercios, garajes, bajos…), con la salvedad de que no todos los templos clandestinos son focos de proselitismo, sino el procedimiento que siguen los reclutadores.

Los centros de reunión para la oración «son claves en la actividad de los elementos de captación», según AICS. Y aquí juegan un papel protagonista los ‘señaladores’, labor que desempeñan los ‘imanes’ de las irregulares mezquitas o los dueños de los locales, encargados de indicar a los reclutadores a aquellos vecinos especialmente proclives a ingresar en las redes del grupo islamista. El ‘señalador’ es el mecanismo para «descubrir a un posible voluntario».

El dossier de inteligencia subraya cómo desde el Daesh se ha lanzado un mensaje a sus redes de reclutamiento para ganar para la causa radical a «médicos, ingenieros, profesores, técnicos informáticos y químicos», profesionales con abundantes contactos sociales, por una parte, y con notables conocimientos especializados, para extender el proselitismo.

Las «reuniones discretas» en los citados locales encubiertos acaban evolucionando hacia el lavado de cerebro. Religión, «odio hacia lo occidental», interpretaciones «dirigidas» del Corán, el consumo incesante de propaganda islamista, una tergiversación de la realidad «más basada en medias verdades que en mentiras, de tal manera que la cercanía a los hechos constatables no permita ver su manipulación». El objetivo último de la captación: aislar al reclutado, alejarlo de sus núcleos de amistades y que el único contacto sea «con los encargados de su adoctrinamiento», según la consultora de inteligencia.

Casi como si de una secta se tratara, las víctimas se encierran en sí mismo y cambian ostensiblemente. La evolución encaja con dos jóvenes de 18 y 19 años detenidas a finales del año pasado en Gandia y Xeraco por hacer propaganda islamista y reclutamiento, quienes en unos meses se transformaron por completo. Desde AICS subrayan que en España estos reclutados no se convierten generalmente en «alguien preparado para luchar», sino que el objetivo es tejer una red de adeptos «que apoyen la causa en todas sus facetas».

Sin sospecha

El Daesh incluso distribuye ‘manuales de superviviencia’ para los captados: estética relajada frente a los cánones islámicos (reducir la barba, no usar prendas musulmanes y no hacer ostentación de fe) o evitar «cualquier contacto con grupos religiosos afectos a la causa».

Tras el informe de AICS, Ihab Fahmy, presidente de la Unión de Comunidades Islámicas de la Comunidad Valenciana, se mostró «bastante sorprendido» por el dossier. El portavoz aseguró desconocer la posible existencia de locales clandestinos en las trastiendas de tiendas de alimentación u otros comercios, pero aseguró que los lugares «de reunión y culto de los musulmanes están perfectamente registrados».

Fahmy también indicó que la comunidad islámica tiene «muy bien identificadas» las carnicerías ‘halal’ de la ciudad de Valencia y descartó cualquier actividad sospechosa en ninguna de ellas.