Yo no soy Bruselas
Fernando Navarro García.- ¿Que voy a pensar? Que cualquier cosa que piense me desagrada y me vacía. Ninguna me gusta y en todas veo fisuras. No me gusta pensar lo que pienso y, sin embargo, es inevitable que así sea pues el instinto de supervivencia todo lo simplifica, despejando el camino de flores perfumadas bajo las que se agazapa la bestia.
Y pienso, abatido, que volverán los discursos y las banderas a media asta y las llamadas al sosiego y la unidad y la firmeza y los je-suissobre los muertos ordenadamente apilados en cintas portamaletas. Nuestros muertos –¡recuerda que las campanas doblan por ti!– son como equipajes vacíos facturados hacia la nada por el odio medieval. Por el odio islamista…
Islamista, sí. No nos mata el budismo, ni los Testigos de Jehová, ni mata el Opus Dei, ni nos asesina el cristianismo o el judaísmo. Solo el islamismo mata, asesina, viola, reprime y destruye. Sólo el islamismo lo hace con esa furia, con esa generalización, con esa expansión internacional, con ese odio religioso forjado en cada palmo de tierra que rozan. Nadie mas actúa así y con idéntico patrón universal: Mali, Afganistán, Nigeria, Sudán, Kenia, Filipinas, Indonesia, Tailandia, Chechenia, Israel, Túnez, Turquía, Europa… Y lo hacen en nombre de un dios y una religión concreta. Gritan su nombre al matar y morir: “No hay más Dios que Alá”.
No querer ver esto es ceguera suicida. Pero verlo con claridad es también una renuncia dolorosa a los principios en los que siempre creí. Verlo con claridad es asumir que el conflicto es desde hace tiempo inevitable, que no sirven las palabras, ni las banderas a media asta, ni las velas ni los mismos poemas de siempre bajo cuya lírica vamos sepultando nuestra capacidad de resistencia, nuestro ímpetu de sobrevivir, nuestras ansias de defender lo que nos queda de libertad. Y asumir esta forma de pensar es compartir el discurso del nuevo populismo europeo que medra precisamente ante la claudicación cobarde e irresponsable de nuestras instituciones. Pensar así supone comulgar con quienes también fueron y son mis enemigos. Los conozco y sé muy bien que sus remedios no sólo no funcionan sino que generan otros monstruos lo suficientemente cualificados para enfrentarse al islamismo. Por eso no me gusta pensar lo que pienso. Una bestia aplasta a otra. Y para sobrevivir tenemos que elegir. Esa es la tragedia.
No, hoy no soy Bruselas, si eso supone que debo renunciar a defenderme con las armas que aun podemos emplear desde el Estado de Derecho. No soy Bruselas si eso supone que debo ofrecer mansamente mi cuerpo al cuchillo enemigo mientras mis representantes debaten en compungidos grupos de trabajo y comisiones de expertos cuál seria la mejor estrofa, el más bello verso para decorar mi tumba.
El problema del islam es más complejo que unos atentados sanguinarios, que lo son y por demás condenables. Si sólo se tratara de eso la solución sería bien sencilla: Controlar a los musulmanes que vivan en zonas del planeta civilizadas y listo. Pero no. El problema es que se han multiplicado como la marabunta en esas mismas zonas civilizadas arrasando los recursos y sirviendo de colchón para esa supuesta minoría de terroristas. Porque todos no son terroristas. Pero sí musulmanes. Qué ocurrirá cuando en unas décadas sean una mayoría y haciendo uso de nuestras democracias asalten el poder? Quién creéis… Leer más »
El error de estos idiotas es pensar que son igual que ETA, pues no son iguales, el Etarra una vez conseguido sus fines deja de matar aunque sea un ser despreciable, estos no dejarán de matar nunca, lo vemos a diario en sus paises con estos no se puede negociar porque son como los tigres hambrientos con la particularidad que se devoran entre ellos. Ahora bien ellos ya sabemos lo que son pero quien los trae, adiestra y financia, quienes les suministra las armas, les elige los objetivos pues los mismos de siempre, los mundialistas de los cojones y siento… Leer más »
Muy bello y cierto articulo, YO tampoco soy Bruselas.