La situación de los profesores interinos en Asturias está marcada por la precariedad y la incertidumbre. La rotación permanente en el empleo y la carencia de estabilidad es algo que no pasa en otras Comunidades Autónomas del territorio español.

En Andalucía, País Vasco, etc., los profesores mayores de 55 años con quince años de experiencia pueden seguir trabajando hasta su edad de jubilación, a través de contratos que se firman hasta que llegan al retiro. Sin que tengan la obligación de presentarse a una oposición.

Porque tienen acreditados sus conocimientos por sus títulos universitarios de licenciado o doctor, y también por su trayectoria y experiencia docente, controlada por los propios institutos en los que imparten clases, y por la inspección educativa, que supervisa y orienta la labor de todo el personal docente.

El capital humano de los docentes interinos con más de 55 años, con décadas de experiencia, beneficia a la Administración, y debería ser reconocido, proporcionando estabilidad a sus últimos años como trabajadores de la enseñanza. Y el resto de profesores interinos en el Principado de Asturias, también debería tener estabilidad en su trabajo como enseñantes.

En las oposiciones para ser profesores de enseñanza secundaria, el número de plazas ofertadas, generalmente, es escaso. Y sucede que los licenciados que se presentan a las mismas aunque superen con buenas calificaciones los exámenes, pueden no lograr ser funcionarios definitivos. Por tanto, como la experiencia es esencial para el desempeño de cualquier tipo de trabajo es lógico que la antigüedad deba ser más valorada en la baremación de las listas de interinos en Asturias.

El parlamento asturiano ha aprobado una Proposición no de Ley en este mes de febrero que exige la negociación de un nuevo acuerdo del profesorado interino asturiano. Lo que representa una oportunidad para garantizar su estabilidad y terminar con la discriminación.

Las causas por las que es imprescindible alcanzar un nuevo acuerdo en Asturias son varias. En primer lugar, el profesorado interino asturiano no tiene estabilidad y vive, por desgracia, en la rotación permanente.

Además, por si esto no fuera suficiente, en otras comunidades tienen sistemas de gestión de listas cerradas, por ejemplo, en País Vasco, Cantabria y Galicia, en cambio, en Asturias las listas son abiertas y pueden presentarse a las oposiciones de otros territorios con lo que aumentan los aspirantes y la competencia, por las pocas plazas  convocadas en cada especialidad, y también por la colocación en la lista de interinos. Además, el profesorado interino asturiano está obligado a presentarse a las oposiciones cada vez que se convoquen, aunque ya las haya aprobado, etc.

La estabilidad y la ampliación de las plantillas es algo que es absolutamente necesario en la comunidad educativa asturiana. Existe una cierta preocupación en la población, y en el propio colectivo interino, porque, casi un tercio de los docentes que trabajan en Asturias son interinos, que viven en la inestabilidad y la precariedad laboral, por las razones anteriormente explicadas.

Desde el sindicato Suatea se están impulsando y apoyando las concentraciones y movilizaciones del profesorado interino asturiano, para que se elabore y apruebe un nuevo acuerdo de interinos de la enseñanza, que dé estabilidad y blinde a este colectivo, que está, en clara desventaja, con el de otras comunidades españolas limítrofes. La igualdad de derechos, en todo el territorio nacional, brilla por su ausencia.

El próximo sábado día 5 de marzo está convocada, en principio, otra concentración más, ante la Junta General del Principado de Asturias, para seguir luchando, de forma pacífica, por los legítimos derechos de los profesores interinos en Asturias. Y las concentraciones y las asambleas seguirán hasta conseguir un nuevo acuerdo.

El aval de la Proposición no de Ley, aprobada por varios partidos políticos en el parlamento asturiano, es algo que debería ser tenido muy en cuenta, y que da más fuerza, si cabe, a los profesores interinos.

Y los otros sindicatos asturianos, que representan los intereses de los trabajadores de la enseñanza, deberían unirse a la negociación de un nuevo acuerdo con la Administración educativa.