El respeto polaco a la tradición cristiana de la Cabalgata
Polonia, país muy católico… La cosa podría parecernos bastante normal, pero hace apenas ocho años el 6 de enero era un día laboral más, los comunistas eliminaron la fiesta del calendario en 1953. Las cabalgatas tampoco habían sido nunca una tradición en este país, el frío de la época no invita a pasar mucho tiempo a la intemperie, y menos en compañía de los más pequeños. Sin embargo, todo eso no fue obstáculo para un grupo de osados profesores y padres del colegio varsoviano “?agle”: los teatros de la ciudad ya no bastaban para albergar la clásica representación navideña que ponían en escena cada año y decidieron tomar la calle el domingo antes de la Epifanía. Esa primera vez se les unieron unos 5.000 habitantes de la capital, que acompañaron a los magos desde la Plaza del Castillo hasta el Mercado Nuevo, donde los monarcas rindieron pleitesía al Niño Jesús mientras la multitud entonaba villancicos. Al año siguiente se les unió una decena de colegios de la ciudad, miles varsovianos con coronas de cartón en sus cabezas volvían a luchar entusiasmados contra el intenso frío y otras cuatro ciudades de Polonia se sumaron al festejo. En 2010, gracias a las cabalgatas y a la iniciativa de personajes relevantes, el gobierno polaco decidió que el día de Reyes volvería a ser festivo.
La cabalgata también ha tenido una acogida muy calurosa por parte de todos los medios polacos, precisamente por ser ésta una época en la que, debido a las inclemencias del clima, en la calle no pasaba absolutamente nada. Lo más llamativo de la iniciativa es que todo discurre en un ambiente festivo y colorido, pero no consumista: ¡en la mayoría de las cabalgatas ni siquiera hay caramelos! Algo ayuda el que en esta zona del Europa los regalos los trae san Nicolás la víspera de Navidad, en vez de Melchor, Gaspar y Baltasar. Pero quizá el secreto esté en la autenticidad, en que quienes organizan los festejos son generalmente voluntarios, no activistas, que saben cuál es el mensaje que tienen entre manos y no lo diluyen entre carrozas de Disney o Harry Potter, y también en el ambiente tan especial que se crea sencillamente cantando todos juntos y transmitiendo a los pequeños la tradición común de los mayores.
Los polacos ya han llevado “su” cabalgata a Gran Bretaña, Alemania, EE.UU, Italia, Rumanía, Ucrania, Ecuador, República Centroafricana, Eslovaquia y Uganda. Convendría aprender algo de este éxito.
Debería de servir como reflexión a los rojeras y demás escoria podemita comprobar que en los países que han estado bajo la órbita atea soviética y la barbarie comunista en general, una vez se han librado de semejante yugo, son los que con más fervor abrazan el cristianismo, sus valores y tradiciones.
Pero claro, para eso tendrían que tener capacidad de autocrítica y que al menos uno de sus lóbulos cerebrales no fuera en realidad un montón de mierda roja. Cosa que según la ciencia, es una quimera.
Que nos tengan que venir a dar ejemplo……dice poco de nosotros…