LG.- La decisión de Carmena de incluir “reinas magas” en las Cabalgatas de Reyes de los distritos madrileños de Puente de Vallecas y San Blas-Canillejas es solo el último ejemplo de la pretensión de la izquierda de acabar con la tradición cristiana de la Navidad. Los denominados “Ayuntamientos del cambio”, gobernados por marcas blancas de Podemos o formaciones separatistas, han intentado eliminar en virtud del laicismo radical el sentido religioso de la Navidad.

En Madrid, además de las “reinas magas” y de la felicitación laica de la alcaldesa, la iluminación de la Puerta de Alcalá ya no es la representación de la Natividad como venía siendo habitual en los últimos años, pues Ahora Madrid ha decidido poner unas luces en forma de flores que parecen señalar la llegada de la primavera. Además, el Consistorio ha reducido el tamaño y el número de figuras que forman el belén del Ayuntamiento. Pese a que la idea inicial era suprimir la representación del nacimiento de Jesús, Carmena cedió a la presión popular y decidió colocar el nacimiento pero con unas duras condiciones: una dimensión de tres metros cuadrados y solo 30 figuras.

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, que impidió que el castillo de Montjuic albergara una misa en recuerdo de las víctimas de la Guerra Civil y excluyó de los actos oficiales la tradicional misa en la Basílica de la Virgen de la Merced, también ha demostrado su sesgo anticatólico con la Navidad. La regidora llamó desde la web oficial del Ayuntamiento de Barcelona a “celebrar el solsticio de invierno”.

“Esta es una de las celebraciones más antiguas, y no solo en nuestro territorio sino en el mundo entero. Durante el solsticio de invierno, los días son más cortos que en ningún otro momento del año, pero se empiezan a alargar. Celebramos, por tanto, el triunfo de la luz sobre la oscuridad, un momento que anuncia la primavera que llegará pronto”, apuntó. La web municipal, que también reivindicó “las maneras alternativas de vivir la Navidad”, llamó a participar en “actividades relacionadas con el reciclaje y la sostenibilidad, espectáculos de magia, marionetas y circo para celebrar esta época del año”.

El alcalde de Valencia, Joan Ribó, que causó polémica al plantear la retirada de símbolos católicos de los cementerios de la ciudad y se negó a entrar en la Catedral de la capital del Turia como portador de la Real Senyera durante la festividad del pasado 9 de octubre, ha querido emular el “laicismo navideño” de los otros “alcaldes del cambio” reduciendo el número de escenas religiosas de la Cabalgata de Reyes. El regidor, que ha restringido los actos de adoración de los Reyes Magos, ha eliminado a San José -patrón de Valencia- de la escena del Nacimiento y tampoco tiene previsto incluir en la Cabalgata el acto de la Anunciación del Ángel Gabriel a los pastores y la Anunciación a la Virgen, en la que le comunica que va a engendrar al Niño Dios.

En Galicia, el alcalde ‘podemita’ de La Coruña, Xulio Xosé Ferreiro, ha decorado las calles de la ciudad con 398 motivos, ninguno de ellos religioso, y el alcalde de Santiago de Compostela, Martiño Noriega, ha sustituido el belén de la Plaza del Obradoiro por un “bosque mágico” conformado por 30 abetos con adornos de entre 18 y 20 metros.