El Madrid sufre en Alemania (2-0) para alcanzar las semifinales de la Champions
Fue angustioso. El Real Madrid volvió a las semifinales de la Champions con el susto en el cuerpo. En el Signal Iduna Park pudo ocurrir otra tragedia. El Borussia Dortmund se quedó como el Madrid la temporada pasada en el Bernabéu, a un paso de una remontada que parecía imposible.
Un penalti a favor supuso un suplicio para el Real Madrid. Hasta aquel momento no había pasado nada. Lanzó Di María y paró Weidenfeller. Nadie podía imaginarse lo que le esperaba al Madrid. Con un 3-0 favorable a cuestas, a los blancos se les aparecieron todas las pesadillas vividas en esa tierra maldita.
La parada de Weindefeller supuso el inicio de las calamidades. El Madrid volvió a caer en el cebo. La trampa le volvió a salir bien al Dortmund de Klopp. Los defensas y medios blancos no veían futbolistas vestidos de amarillo presionándoles, veían un ejército entero de espartanos. Las pérdidas fueron cuantiosas. Así llegaron los dos goles de Reus.
Al Real Madrid le temblaron las piernas. El Dortmund repitió la lección. Cada robo era peligro contra la meta de Iker Casillas. Pepe cometió el primer error monumental. Quiso ceder con la cabeza a no se sabe quién y por allí apareció Reus para meter miedo. La angustia creció con el segundo. Esta vez, perdió Illarra y la estampida de alemanes volvió a escucharse en el Bernabéu. Lewandowski disparó al palo y Reus golpeó al rechace. Cristiano, en el banquillo, no podía créerselo. Nadie se lo podía imaginar.
Los cambios e Iker
Tras el descanso, el Madrid abrió la ventana y atacó al que tenía el cuchillo entre los dientes. Pudo marcar Bale, también Benzema y el equipo se entonó con los cambios. Isco (entró por Ilarra en el intermedio) y Casemiro, los de refresco, tuvieron la tranquilidad que no tuvieron otros compañeros. Di María resbaló durante toda la noche. La precipitación le llevó a equivocarse una y otra vez. El miedo existe.
El Borussia Dortmund, estaba claro, iba a volver y regresó al área enemiga. Allí surgió la figura resplandeciente de Casillas. Mkhitaryan también mandó un balón al palo. Ahí se quedó la eliminatoria. El Madrid rozó la tragedia. Está en semifinales, pero a esta hora seguirá con el susto en el cuerpo.
UN GRAN CHELSEA CULMINA LA REMONTADA ANTE EL PSG (2-0)
El héroe fue Demba Ba, un delantero insuficiente si se ha de hacer caso a su propio entrenador. A tres minutos del final, un tiro desviado desde fuera del área dejó un interrogante en el aire y el ariete ganó su batalla con el central para llegar antes y marcar el segundo tanto que clasificó al Chelsea.
En realidad, si se le baja el volumen a José Mourinho se ve mejor su equipo. Y el de ayer se mostró, como de costumbre, generoso en las ayudas, fuerte en el cruce, confiando en sus posibilidades. El ADN y el estilo que el portugués dejó en su primera estancia en el club ha continuado pese a su ausencia. Y ya no hay quien les baje del burro: no se entregan, presionan con insistencia aunque con cierto descontrol y tienen la suficiente calidad para ordenarse a partir del balón cuando lo necesitan.
La temprana lesión de Hazard llegó cuando el partido estaba decidiendo la banda sonora. El PSG amenazaba con amenazar y el Chelsea empezaba a asentarse. Una sola ocasión en la primera media hora, un chute muy desviado desde el borde del área pequeña de Eto’o, daba una idea clara de que tipo de partido iba a ser: el PSG defendía muy atrás y el Chelsea tampoco arriesgaba. El partido se iba a ganar en los pequeños detalles.
Se sabía que un gol, el primero del encuentro, iba a cambiar definitivamente el guión. Y cayó del lado del que merecía más. Schürrle apareció por sorpresa en la estática defensa en zona del PSG tras un saque de banda y desde el punto de penalti marcó su primer tanto europeo
El PSG volvió a decepcionar en el momento en que debía dar un puñetazo sobre la mesa. Tiene un once carísimo y lleno de calidad, de esa que otros equipos de élite querrían tener. Pero les faltó personalidad, insistencia, atrevimiento; cosas que no tienen que ver con el balón pero que sin ellas los equipos se empequeñecen cuando toca dar el estirón.
Sin encanto pero sin pausa, el Chelsea mezcló la posesión, con el contraataque, cedía el control para salir con velocidad como en la ocasión de Schürrle en la segunda parte, que repelió el larguero. Los de Mourinho decidían hacia donde iba el partido. Y a balón parado se mostraron también peligrosos: Oscar lanzó al larguero una falta al borde del área. Hasta que la pezuña de uno del Chelsea llegó antes al balón que el del PSG, como había ocurrido todo el partido.
Enhorabuena para R. Madrid. Esto aumenta las posibilidades de que un equipo español se lleve la Liga de Campeones, además un R. Madrid en “semis” y ocupado le dará más posibilidades a mi Atletico (Aviación) de conseguir algún triunfo. Que ya cansa el dueto Madrid-Barça.
Otra vez ha sido Santo Casillas.
Si no llega a ser por él estariamos hablando que Borussia está clasificado pero que pena Casillas ha hecho su trabajo.