Imagen de la fachada del domicilio de Gerard Bellalta, con varias pintadas amenazantes

LT.- Sus declaraciones en AD le han puesto en el punto de mira del terrorismo catalán. Es la crónica diaria de una Cataluña que vive ya en permanente roce con la violencia. Para complicar las cosas, el fulanismo del separatismo radical con los antisistemas alcanza ya cotas sonrojantes. Hay catalanes que, en ese delirante proceso hacia la subhumanización que trae aparejado el nacionalismo extremo y excluyente, ya no se paran en barras a la hora de atacar a mujeres y niñas. Esa Cataluña soez, infame y violenta debe ser combatida con todo el peso que la importancia histórica de España exige. No caben ya contemplaciones ni medias tintas. Ese reducto viviente del cromañonismo ibérico tiene que ser combatido sin cuartel hasta su completa aniquilación. Millones de españoles no pueden seguir con indiferencia la campaña de linchamiento que ha sido puesta en marcha contra cualquiera que en Cataluña alce su voz contra el nacionalismo y defienda la vigencia del proyecto nacional español. Tal es lo que hace Gerard Bellalta, presidente del Partit Espanyol de Catalunya (PEC) y uno de los escasos héroes de nuestro tiempo.

En una lucha desigual, a Gerard Bellalta le cabe el honor de ser la principal pesadilla del separatismo catalán y convertirse, a base de coraje e instinto patriótico, en guardián del bien común, al actuar como garante de la continuidad del ejercicio de la autoridad al que ha renunciado el Gobierno de España. La autoridad de lo español sobre la laxitud moral de los traidores advenedizos, en su mayoría churretosos charnegos, que han logrado echar doble cerrojo al seny de los verdaderos catalanes.

Nuevo ataque

Pocas semanas después de que un grupo de separatistas radicales atacaran el vehículo de Bellalta en la puerta de su domicilio de Vilanova i la Geltrú, de nuevo un acto de violencia esta vez dirigido no sólo contra él sino también contra su mujer y la menor de sus hijas. Fue en la noche del pasado viernes, víspera del 12-O, cuando Gerard Bellalta regresaba a Vilanova tras cenar, junto a su mujer y su hija, con el director de Alerta Digital en un restaurante de Barcelona. Al llegar a su domicilio, un grupo de radicales, algunos con pasamontañas, abordaron el turismo del político y empresario en medio de una catarata de insultos y amenazas.

Respondiendo a una acción típica de la kale borroka, los violentos habían antes inutilizado el dispositivo de apertura de la puerta del garaje del domicilio de Bellalta. El candidato a la Alcaldía de Barcelona por el Partit Espanyol de Catalunya (PEC) bajó de su turismo para enfrentarse a los agresores. Dentro, su mujer y su hija de 12 años contemplaban aterrorizadas la escena. Mientras los separatistas rodeaban a Bellalta, uno de los radicales logró introducirse en el vehículo y trató de agredir a las dos mujeres con un objeto punzante. El líder unionista, a pesar de las intimidaciones, logró retener al criminal y sacarlo a empujones fuera del coche. Los delincuentes optaron entonces por huir despavoridos.

“Podía haber salido en su búsqueda, pero no quise dejar solas a mi mujer y mi hija”, explicó Bellalta a nuestra redacción. Fruto del gravísimo suceso, tanto la mujer como la hija del dirigente españolista sufrieron sendos cuadros de ansiedad.

Cabe destacar que esa misma noche se celebró una fiesta de jóvenes separatistas, okupas y antisistemas en una plaza situada a escasos metros del domicilio de Bellalta.

Tras este nuevo ataque, los Mossos d’Esquadra parecen decididos a tomar cartas en el asunto. Bellalta recibió hoy una llamada del jefe del cuerpo armado autonómico, quien lamentó lo sucedido y le anunció la celebración de una reunión al máximo nivel, el miércoles 16, en la que se establecerán severas medidas en torno a su seguridad. Incluso no se descarta que el domicilio vilanovés de Bellalta esté permanentemente vigilado en prevención de nuevos ataques.

Gerard Bellalta dice estar a la espera de los resultados de la reunión y anuncia que, “de no concretarse medidas efectivas que garanticen tanto mi seguridad como la de mi familia, pondré este asunto en otras manos mucho más firmes”.