La Cataluña joven y aseada del 12 de octubre
Debería darles vergüenza a los nacionalistas caer en la guerra de cifras de estas últimas horas para desacreditar la concentración del pasado 12 de octubre en la plaza de Cataluña. Primero, porque miles de personas abarrotaron un espacio acotado hasta ahora por los separatistas para proclamar, de la forma tan ejemplar que se hizo, que Cataluña no se entendería nunca sin España ni España sin Cataluña.
Pese a la pretensión del PP de instrumentalizar el acto de forma partidaria, pese al silencio de la prensa catalana, pese a las amenazas de los separatistas; pese al clientelismo económico en Cataluña, que impidió por ejemplo que participaran muchos empleados públicos que hubiesen querido hacerlo y a pesar de todos los pesares, la plaza de Cataluña fue un hervidero de catalanes que reivindicaron, como nunca antes se había hecho, su españolísima condición.
Hoy lo que toca es agradecer a los catalanes que reafirmaron su vocación española y su compromiso con España. La imagen de portada muestra claramente lo patéticos que están resultando los intentos de los nacionalistas por desacreditar una concentración que llenó de decencia, de esperanza, pero sobre todo, de futuro, las calles de Barcelona. El objetivo era llenar la plaza, y se llenó.
Por otra parte, si tuviera que quedarme con el dato más relevante del acto de reafirmación españolista, además de la aplastante presencia de jóvenes y adolescentes, me quedaría sin duda con el hecho de que todos los asistentes, absolutamente todos sin excepción, eran catalanes y españoles de origen. ¡Qué diferente este dato de la marea de gentucismo que anegó la movilización por la independencia del 11-S!
Si el separatismo no hubiese degenerado tanto las mentes como para terminar cayendo en la más pura demencia, a Artur Mas este dato debería inquietarle más que la cantidad de dígitos utilizada por unos y por otros para poner en alza o en declive la concentración. Cataluña sólo puede construirse sobre los pilares de toda esa gente de aquí que encarna unos valores espirituales, una homogeneidad cultural, una ética y unos principios tradicionales que, por ejemplo, hicieron posible la eclosión económica de Cataluña a finales del siglo XIX y mediados del pasado siglo. La apuesta por esa otra Cataluña a la que se aferra hoy el nacionalismo de pandereta nos llena en cambio de preocupación. ¿Qué cosa grande podría construirse sobre la base social de esas miles de personas desarrapadas, cultural y moralmente desestructuradas, que protagonizaron la cadena vacuna y de cartón del 11 de septiembre? ¿Qué grado de degeneración y degradación ha hecho mella en los dirigentes de CiU para apostar por la Cataluña grotesca y amalgamada del 11-S antes que por la Cataluña guapa, aseada y juvenil del 12-O?
Ya que los dirigentes de CiU parecen haber perdido definitivamente la dignidad, el sentido común, el decoro y la vergüenza, apelo al menos a sus bases y a la sociedad tradicional catalana para que pongan freno a esta apuesta suicida, en infeliz consorcio con lo más chusmoso de la sociedad catalana, por el soberanismo. De la Cataluña cochambrosa y pringosa del 11-S a la del sábado dista un abismo. Del perroflauta asexuado del 11-S a la familia catalana unida del 12-O dista un abismo. De la bandera paquistaní a la señera catalana dista un abismo. De la mezquita de Tarrasa al monasterio de Montserrat dista un abismo. La misma diferencia que habría entre una comida de fiambrera y un menú degustación de Ferrán Adrià.
En definitiva, que estos catalanes aún en fase de ser recuperados no dejen que el resultado de la elección dependa de quienes ya han perdido para siempre el sentido del gusto, del orden y de la estética. Que para paladares atrofiados, los kebabs que inundan Cataluña se bastan solos.
Sr. Armando, ya sabemos que los españoles quieren a Catalunya y los catalanes a España, pero ha llegado el momento del divorcio. No pasa nada nos seguiremos queriendo pero cada uno en su casa.
Totalmente de acuerdo
Los españoles queremos a Cataluña y a los catalanes, pero NO a los CATALIBANES
Y por supuesto cada uno en su casa, los españoles en España, incluido Cataluña y los catalibanes, regresar a la cueva de donde nunca debisteis salir
Eso es verdad ya que los separatistas siempre van mal peinados, sucios con ropa andrajosa y con una cara de haberse fumado quientos porros.
Asi no se puede ir por el mundo y menos intentando convecer al resto, y como siempre van emporraos encima se lian a estacazos con el que no lleva el trapo.
¿Y que me dices de la Cataluña madura y dispuesta del 14 de Octubre ?
Rojo separatista,la cuestión no es si somos el 10 ó el 20 %,la cuestión es que en Cataluña hay un porcentaje de personas que se os opone y esto os debería hacer pensar,recordad que hay el precedente de Bosnia dónde se planteó hacer un referéndum de autodeterminación y no se pudo hacer porque los serbios que eran el 44% decidieron boicotearlo,olvidaís que en Cataluña el partido mayor es el de La Indiferencia,en las elecciones autonómicas hay 1.600.000 ciudadanos que no votan,eso es loque habeís conseguido
Sabemos que existis.. sabemos que sois alrededor del 20% (por encima del) de los que vivis aqui..
Es normal que podais sacar numeros a la calle.
Pero en lo que realmente importa, delante de una urna, no sois mas que ese 20%.
La minoria.
Es lo que hay.
No te has enterado de nada. Lee el artículo y opina después, si es que dispones de algún argumento.
Olvida usted que cada uno de nosotros vale por 100 traidores separatistas y rojomierdas en general.
Si no me cree, repase la historia reciente.
Nos da igual que una mayoria o minoría de imbéciles no quiera ser salvada. Nuestra obligación es salvar a todos los españoles de bien. Lo de menos es el número. y al que no quiera ya sabe, fuera de España y tan amigos.