La fiscal andaluza de Violencia contra la Mujer y contra la Discriminación Sexual, Flor de Torres, ha abierto diligencias de investigación contra tres centros educativos de Málaga -dos concertados religiosos y uno público- para determinar si existe discriminación por identidad sexual en el trato que han recibido tres alumnos. Los padres piden que los niños, transexuales de 6, 8 y 9 años, sean llamados en clase con el nombre del género con el que se identifican y que puedan llevar el uniforme acorde a este sexo, además de elegir el aseo que quieren utilizar (sic).

La polémica se desató cuando tres colegios de la provincia se negaron a atender la solicitud presentada por las familias de varios alumnos. Tras la petición de información formulada por la Fiscalía, la Inspección Educativa, según explicó la delegada territorial de Educación, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía en Málaga, Patricia Alba, remitió ayer a los colegios un escrito en el que se fija una serie de instrucciones para que así, matizó, “no exista ninguna situación que pueda afectar de forma negativa a estos menores”.

De los tres centros malagueños en los que se ha puesto el foco, dos ya han comunicado a los progenitores que aceptan el cambio de tratamiento para sus hijos, mientras que el caso del tercero se encuentra en vías de solución, con canales de diálogo abiertos entre el colegio y la familia para, en palabras de la titular de Educación, “salvaguardar el bienestar” de los menores.

Por su parte, el presidente de la Federación Andaluza Arco Iris, Gonzalo Serrano, se mostró satisfecho con la orden que ha llegado desde la Inspección para que se respete la identidad de género de los escolares, pero pidió “celeridad” en la resolución de los casos. “Los niños no pueden esperar a los procesos administrativos. Llevan casi un mes teniendo que ir al colegio soportando que los profesores le llamen por un nombre que les genera rechazo y mucho estrés”, subrayó Serrano. Según detalló, es a los 4 ó 5 años cuando se comienza a tener conciencia de cuál es la identidad de género y, por ende, a dar señales externas de ella.

Aunque las familias acepten esta situación, es necesario, dijo lograr también una “sincronía” en el centro educativo. “Si a una persona le han dicho sus padres que van a llamarle María a partir de ahora y que va a poder llevar vestido, llega al colegio convencida de que se le va a respetar. Cuando el profesor no lo hace y le llama Manolo, la pequeña se queda callada y comienzan los insultos”, recalcó el portavoz de Arco Iris.

A su juicio, la presión que los transexuales sufren en estos casos se manifiesta en los “intentos de suicidio”. “Hay quien no llega a ser adulto en el proceso de transformación porque antes se quita la vida. Para cambiar el sexo en el DNI, tienen que haber iniciado un tratamiento hormonal, pero mientras, el carné le recordará a diario que la sociedad no lo ve como se siente”, señaló.

La federación Arco Iris aseguró que en Málaga existe “una mayor concienciación” en temas de género y orientación sexual. De hecho, según explicó el presidente, en la mayoría de las provincias “no ha habido peticiones por parte de la familia” para que se cambie el trato en los centros educativos. “Estos casos son un problema porque si el niño ya se siente mal en su casa, que debe ser el centro de apoyo, no espera que le traten mejor en el instituto”, apostilló el portavoz.

Según los datos que la asociación maneja, la transexualidad se da en 1 de cada 1.000 personas. De ellas, entre 20 y 200 son menores de edad. Muchos sufren acoso, pero no son pocos los casos que derivan en una realidad silenciada.