El Barça pasa por encima de la Real (4-1) y el Atléti suma otra victoria (2-1) y apunta al Madrid
El Barça zanjó este martes el debate sobre si ha cambiado su estilo de juego o si se ha pasado al lado oscuro de plantear los partidos a la contra con una goleada muy convincente, ante una Real Sociedad que tiró de rotaciones y que se mostró muy débil en defensa, sobre todo en los minutos iniciales del encuentro. Tata Martino insiste cada que se lo preguntan que todo sigue igual y que su librillo apenas ha incorporado algún que otro retoque al ADN azulgrana, como el saque en largo, algún pelotazo desde la defensa y menos posesión.
El tiempo dirá si la ‘esencia Barça’, el estilo que ha hecho reconocible al mejor equipo del último lustro, ha variado o se ha mantenido casi al cien por cien. De momento, lo que no se ha alterado es la eficacia del cuadro catalán, que si la temporada pasada, la mejor de su historia en puntos obtenidos, arrancó con un arrollador seis de seis (18 puntos, de los 18 disputados), este curso lo ha iniciado igual, quizá algo mejor por la diferencia de goles conseguidos y encajados. Debates al margen, el equipo azulgrana se está mostrando muy resolutivo. E igual que el año pasado, en su casa, en el Camp Nou, da la impresión de que perderá muy pocos puntos.
Ante la Real salió con todo, puso en juego su once de gala y estuvo muy inspirado, aunque también es cierto que se lo encontró todo de cara. No sólo empezó con un 2-0 (Neymar y Messi) en el minuto 7 que le despejó cualquier atisbo de duda y que quebró la mínima esperanza ‘txuriurdin’ de llevarse algo positivo de un campo en el que no puntúa desde hace 16 años, sino que en el minuto 21, la Real, que había renunciado a Vela y Pardo para reservarlos, perdió a su mejor jugador en el once. Xabi Prieto dejó su sitio a Agirretxe, el centro del campo donostiarra quedó hecho unos zorros y como las desgracias en casa del pobre nunca llegan solas, en el minuto siguiente Busquets hizo el tercero y dejó el partido visto para sentencia.
Quedaba aún más de una hora por delante y, sin embargo, el encuentro se quedó tan desequilibrado que parecía imposible que en el campo estuvieran dos equipos que este años disputan la ‘Champions’. Con 3-0 y el público entregado, el Barça se dedicó a tocar como sabe, frente a una Real que corría detrás del balón muy desbordada. El balón se desplazaba de lado a lado como le gusta al público del Camp Nou y los de Martino, que hacían sufrir lo indecible en defensa a los guipuzcoanos, por momentos bordaron el fútbol. Neymar, Messi, Iniesta, Xavi y Alexis jugaron a placer y en ocasiones hasta se ensañaron con los defensas realistas, que no veían la manera de frenar las embestidas azulgrana, en las que Neymar y Messi parecían imparables.
Tras la reanudación, el panorama cambió algo y las diferencias no fueron tan abismales. La Real modificó la defensa que hizo aguas en la primera parte, sobre todo en el primer gol, y en concreto Cadamuro, al que le temblaron las piernas en el centro de la zaga. Salió Ansotegi, Cadamuro pasó al lateral, los donostiarras se agruparon, defendieron más juntos y el Barça bajó su ritmo una marcha. Seguía imprimiendo mucha fluidez a su juego, pero la velocidad ya no era tan endiablada. La Real, por el contrario, le puso algo más de mordiente, un poco más de agresividad, perdió los complejos y se fue para arriba. A falta de media hora, Agirretxe bajó un balón imposible en el segundo palo y asistió a De la Bella, quien puso algo de emoción al choque.
Los donostiarras, que llevaban una hora con las orejas gachas, levantaron algo la moral, se animaron, y con un buen Griezmann, un Agirretxe que se movió mucho entre líneas y un batallador Seferovic, se estiraron todo lo que pudieron. Pero cuando mejor estaba la Real, que incluso se acercaba con peligro y dominaba el centro del campo, Messi demostró que tiene mucha fe, peleó un balón, dejó atrás a dos rivales gracias a su velocidad, llegó hasta línea de fondo por la izquierda del área y encontró a Bartra, quien totalmente solo puso el cuarto en el marcador. Fin de fiesta para un Barça muy superior que se reencontró a sí mismo y que si el sábado gana en Almería habrá cuajado el mejor arranque de su vida. Y eso que ¡Martino está discutido!
DIEGO COSTA APUNTA AL MADRID
Diego Costa puede jugar con dos selecciones y no le llama ninguna. Es tan increíble como Clooney teniendo problemas en encontrar pareja para el baile; un sinsentido. Pero mientras Scolari y Del Bosque juegan a algo que sólo entienden ellos, el Atlético lo aprovecha. Ni viajes ni cansancio extra ni despistes. El resultado es espectacular: seis partidos de Liga, seis victorias, siete goles de su nueva estrella y por delante al derbi del sábado en el Bernabéu. Su última víctima fue Osasuna, que devolvió al Manzanares la olvidada sensación de jugar con fuego, pero acabó como tantos antes: sucumbiendo a los pies de Diego Costa, el portento apátrida.
Con el Madrid detrás de la oreja, Simeone rotó y dio descanso por primera vez esta temporada a tres de sus intocables: Filipe Luis, Gabi y Villa. Tiago y Leo Baptistao taparon con naturalidad sus huecos, les costó más a Insua, demasiado tímido toda la noche. Desde el inicio se vio al Atleti con un punto menos de intensidad que de costumbre (Gabi es capital en eso), pero le despertó un disparo de Sisi que logró la complicada carambola de pegar en Godín, Miranda y el poste. Simeone pegó dos gritos en la banda y sus hombres se pusieron serios.
Juanfran, que ya había emitido señales positivas ante el Almería, asumió un mayor protagonismo ofensivo ante la ausencia de Filipe y ofreció su mejor actuación en meses. El 1-0 llego a los 17 minutos, después de que el lateral controlase un difícil pase de Arda lanzándose al suelo y continuase su malabar con un buen centro al punto de penalti. Allí apareció Diego Costa para definir con sutileza.
Y en el 25’, repitió la bestia, esta vez a centro de su socio predilecto: Koke. Centro marca de la casa desde la derecha y cabezazo perfecto de Costa. Era su séptimo gol y se coloca como máximo realizador del torneo junto a Messi. Si su explosión goleadora no es temporal, estamos ante un futbolista con el potencial de ser más importante que Falcao, pues ofrece mucho más en el resto de facetas.
Con el 2-0 el Atleti se relajó por primera vez este curso. Y pudo pagarlo. A los 42’, Osasuna, que era un mero invitado hasta ese instante, marcó un gol propio de su rival. Gran falta de Puñal y remate muy hábil de Oriol Riera. Vida rojilla. Por desgracia, a los de Gracia les faltan recursos. Muchos. Ninguno de sus jugadores ve un camino que no sea el obvio. Y eso que el Atleti se empeñó en abrirle vías.
Godín y, sobre todo, Miranda fueron poseídos por los espíritus de sus versiones anteriores al Cholo y Armenteros pudo empatar tras regalo del brasileño. Falló y el resto fue un lento y tedioso morir de viejo. Porque el Atleti, al trantrán e impreciso, se empeñó en alargar el suplicio. Sobre todo Arda, que perdonó el tercero en dos ocasiones. Primero se lió tras una dejada sublime de Diego Costa y, con toda la ventaja, acabó tirando fuera. De inmediato, echó fuera una volea a placer en el segundo palo. Hasta los genios tienen días malos.
El Manzanares afrontó el tramo final con los nervios propios de quien ha visto escaparse muchos pájaros de entre las manos. Pero eran otros tiempos; tiempos oscuros. Ahora el Atleti cabalga a lomos de Diego Costa, ha igualado su mejor inicio de siempre y sueña con todo. Lo primero, con el derbi. El Bernabéu ya sabe de lo que es capaz.