Lanzado a por el título: Márquez vence con autoridad en el GP de Indianápolis en MotoGP
Marc Márquez no conoce otra cosa que no sea salir a por la victoria. Tampoco el miedo. Ni siquiera el respeto a unos supuestos galones que se caen poco a poco ante la evidencia de alguien que es más rápido. Con Pedrosa y Lorenzo sensiblemente recuperado de sus dolencias, y después de una nueva salida desastrosa, el de Cervera mostró el aplomo de los campeones y un pilotaje estelar para volver a España con otro triunfo en el zurrón y el sueño de ser el primer debutante campeón de MotoGP mucho más cerca. Se esperaba con incertidumbre qué le depararía la gira americana al joven pupilo de Alzamora, y el resultado son 50 puntos rotundos, aplastantes. Las tendencias se han ido invirtiendo con el paso de los fines de semana. Márquez ha pasado de aprender de sus rivales a mostrarles el camino, hasta el punto de que ahora son ellos quienes tratan de buscar flaquezas en un piloto total.
Indianápolis vivió un domingo de carreras de las de verdad, pero con un galgo por delante. Nada surte efecto contra Marc, que repitió el guion habitual de los últimos Grandes Premios. Se ve superior, y eso es un peligro manifiesto para sus adversarios, que no encuentran consuelo más que en la oportunidad de esperar un fallo que no termina de llegar. Márquez rebasó a un Pedrosa alicaído y se fue a por Lorenzo, que también acabó sucumbiendo ante el empuje del ‘93’. Las sensaciones ya no son las de un ‘rookie’ con proyección al que su excesivo ímpetu podría privarle del gran objetivo. De hecho parece disfrutar con los contratiempos. Si la moto se mueve, recuerda que viene de Moto2 y que le gusta esa sensación de ir sobre un caballo desbocado. Es más, lleva la 1.000 cc como si fuera una moto de 600. Cruzada completamente en las curvas, logra ventaja hasta donde nadie puede hacerlo, derrapando.
Se disfruta tanto de su forma de llevar la HRC a cámara lenta como a velocidad normal. Se mire como se mire, es una delicia. Cada vuelta mejoró a la precedente, y sólo la seguridad de sentirse ganador aplacó sus ansias de demostrarle al mundo que él es la referencia. Hoy es un piloto que aún no conoce los circuitos que tiene por delante, pero sí su moto y a los rivales. Los ha estudiado uno a uno, ha buscado sus flaquezas y ahora los destroza con un hambre voraz. Dos de ellos tienen excusas. Lorenzo, la de la moto, ya que su Yamaha es manifiestamente inferior a la Honda. Rossi, que también podría escudarse en eso, tiene también la de la edad y la del mito que no tiene que demostrarle nada a nadie. Más comprometida es la situación de Pedrosa, que ve cómo un ‘niño’ en su primer año le está comiendo la tostada a pasos agigantados dentro de su propio equipo, apenas unos metros a la derecha de su ‘box’. Al ‘26’ le quedó el consuelo de finalizar el Gran Premio por delante de Lorenzo y aumentar su ventaja como segundo clasificado. Migajas para alguien que siempre arranca el año con dudas, sueña en el ecuador de la competición y se desploma al ser consciente de que ‘este año tampoco’.
Para ver alternativas, hubo que mirar atrás. Con el podio perfectamente definido, la primera gran batalla surgió por la cuarta plaza. Mientras que Bautista y Crutchlow se batieron en un duelo parejo y emocionante, Valentino Rossi llegó desde atrás para dejar a los dos sin su objetivo. ‘Il Dottore’ estuvo mucho mejor el domingo que en los entrenamientos, y ya suspira por carreras en mojado o por el anhelado cambio ‘seamless’ para volver a rozar los podios, una utopía en ausencia de ambas. Al menos el italiano tiene esperanza, no como las Ducati, que apenas confían en no hacer un ridículo como el de este domingo en ‘Indy’. En el medio de la nada, Hayden y Dovizioso peleaban por la honra de ser el caballo menos lento de una escudería fallida desde que Casey Stoner salió de allí buscando una moto que se pudiera conducir con un mínimo de garantías. Nicky, que corría en casa, no podía permitir que Andrea lo adelantase en la última curva. Ambos se fueron largos, saltaron por encima del peligrosísimo piano americano y dejaron vía libre para que Bradley Smith, por inercia, los rebasase a ambos y evidenciase todas las carencias de la marca transalpina, en las antípodas de un HRC que con Márquez observa el Mundial de MotoGP por encima del hombro.
MOTO2: RABAT VENCE Y REDDING SE CONSOLIDA
Se las prometía muy felices Pol Espargaró a seis vueltas del final de carrera. Por delante iba Takaaki Nakagami, que tras un inicio fulgurante, se iba dejando décimas con el grupo perseguidor, en el que estaba el propio ‘Polyccio’ flanqueado por Scott Redding y Tito Rabat, que desbancaba al británico provisionalmente. No era un triunfo, pero era perfecto. Sin embargo, algo cambió y dio al traste con el final feliz del cuento.
Tito Rabat no respetó galones y adelantó a Pol, que comenzaba a sufrir con su neumático trasero. Entre las miles de cosas deliciosas que tiene el motociclismo, la ausencia prácticamente total de las órdenes de equipo brilla con luz propia, y más si se compara con otras disciplinas de motor. Ver al ‘escudero’ tratar a su ‘jefe de filas’ con semejante osadía, y que nadie se eche las manos a la cabeza, está al alcance de muy pocas disciplinas. No quedaron ahí los reveses para el futuro sucesor de Cal Crutchlow en el Tech3 de MotoGP. El ’40’ veía cómo su compañero se lanzaba a por el triunfo y él no podía seguir el ritmo. No era una falta de respeto, era una absoluta superioridad de Rabat en las últimas vueltas. Los problemas de Pol se multiplicaron cuando Redding también le adelantó. La táctica del piloto español pasaba por recortarle puntos a Scott en todas las carreras posibles. Quedando por delante de él, lo demás no importa. Por detrás, el Mundial se complica, y cada vez quedan menos citas.
Desde ahí sí se cumplió el patrón. Rabat llegó a rueda del japonés y le rebasó en la primera curva, a la que llegó un poco colado. Takaaki no podía pensar en ir a por Esteve, por lo que conservó fuerzas, y ruedas, para mantener la segunda plaza del grupo. Redding, que tampoco iba sobrado de adherencia, no se lanzó a por el nipón pero sí conservó con holgura la tercera plaza del podio. Pol, algo descolgado, pudo resistir a Aegerter, que amenazaba también la cuarta plaza. Un fin de semana que arrancaba con problemas para el pequeño de los Espargaró por culpa de una caída y que se cerraba más lejos de Redding. Al menos, su compañero Tito Rabat sí alcanzó la gloria.
MOTO3: ALEX RINS VENCE CON AUTORIDAD
Hay pelea en Moto3. Alex Rins logró en Indianápolis su segunda victoria consecutiva, evidenciando que el parón invernal no ha mitigado su hambre de triunfos. El jovencísimo piloto del Estrella Galicia se ha posicionado desde el principio del Mundial como la gran alternativa a Luis Salom y Maverick Viñales, y en el Ecuador de la competición parece haber encontrado no sólo el ritmo, sino la fórmula para subirse a lo más alto del cajón.
En el trazado americano le acompañaron su compañero Alex Márquez, por primera vez en el cajón, y Maverick Viñales, que se conformó con el tercer peldaño después de salvar una caída de forma casi milagrosa.
La carrera fue un calco respecto a muchas de las anteriores, con la salvedad de que Luis Salom no estaba en el tren delantero. El líder del Mundial, después de un sábado desastroso finalizado con una fea caída, tenía que remontar desde la décima plaza y confiar en un buen estado físico. La primera parte del objetivo se cumplió con creces, pasando sexto por meta en la primera vuelta.
Sin embargo, se atascó en una lucha en el centro del grupo mientras sus elementos delanteros se iban distanciando. Acabó peleando con Folger, pero el alemán apura sus opciones y cerró la carrera en la quinta posición.
Rins y su entorno descartaron luchar por el Mundial, ciñéndose a ir ‘carrera a carrera’, el discurso habitual de los que sueñan en secreto con un asalto al orden establecido, ese en el que dominan Salom y Viñales pero en el que surge Rins como amenaza de fuego real.