Felisa Miceli cuando era ministra, en el 2007.

«No tengo miedo de ir presa», dijo Felisa Miceli, después de convertirse en la primera alta funcionaria kirchnerista condenada por un acto de corrupción. Miceli fue ministra de Economía de Néstor Kirchner durante casi dos años. Su carrera se terminó cuando encontraron en el baño de su despacho oficial una bolsa de papel con casi 40.000 dólares. Miceli no pudo justificar su procedencia ante la justicia, que la encontró culpable de los delitos de «encubrimiento agravado» de una maniobra financiera ilícita y, además, de «sustracción de documento público», a raíz de la

Sin precedentes

Miceli, de 60 años, entra en la historia republicana como el primer caso de un ministro sentenciado mientras gobierna su mismo espacio político. La exsecretaria de Estado, María Julia Alsogaray, fue a la cárcel por mal desempeño pero cuando su jefe, Carlos Menem (1989-99), abandonó el poder.

Miceli dirigía el Banco de la Nación cuando fue nombrada al frente de la cartera económica a fines del 2005. Durante su alegato dijo que siempre ha vivido sin ostentación y que el dinero que encontraron en su despacho dos agentes de la Brigada de Explosivos cuando realizaban una inspección por el ministerio era para adquirir una casa. También aseguró haber sido víctima de una «causa armada» y que aseguró que iba a demostrar su inocencia

La revelación periodística de este episodio obligó a Miceli a dar un paso atrás, a mediados del 2007. Al salir del ministerio se convirtió en asesora de las Madres de Plaza de Mayo. No solo el caso Miceli le amargó ayer el día a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. El Tribunal Supremo ratificó la vigencia de una medida cautelar que impide la aplicación de dos artículos de la ley de Medios que obliga al Grupo Clarín a desprenderse de parte de sus licencias. La máxima instancia judicial ordenó que sea la Cámara Civil y comercial la que defina si los dos artículos impugnados son constitucionales.