Los militares, en la encrucijada contra el separatismo
Entre 1976 y 1978, algunos ilustres y honorables militares intuyeron lo que muchos de sus compañeros de armas no veían o no querían ver: que aquella miríada de oportunistas demócratas ‘de toda la vida’ estaban estableciendo las bases de un régimen perverso que acabaría por destruir a la nación española.
Algunos dejaron escrito sus temores en la prensa escrita de la época. En esas fechas, otros militares menos ilustres y menos honrosos zascandileaban en las sedes de los partidos al acecho de alguna futura prebenda y bebían ginebra con Carrillo y con Felipe González. Fue gracias a estos oportunistas que supimos de la Unión Militar Democrática, muchos de sus miembros dedicados a la infame tarea de delatar al poder político los casos de desavenencias al proceso constituyente dentro del Ejército. Muchos militares fueron arrestados, degradados, infamados y hasta expulsados del Ejército simplemente por opinar de forma contraria a los ‘umedos’.
El Ejército español debe ser la institución con más fortaleza moral de cuantas hayan existido nunca. 35 años de despropósitos en política defensiva, cinco gobiernos, seis presidentes y catorce ministros de Defensa no han sido al parecer suficientes para hacer desaparecer su compromiso con España. Y ello a pesar de las cribas sectarias, las críticas acerbas, los recortes económicos, la eliminación del servicio militar, las reformas sexistas, la drástica reducción de sus acuartelamientos, la severa disminución de sus efectivos y las campañas de adoctrinamiento que ha sufrido la institución castrense en estos 35 años de aciaga aventura partitocrática.
En el año 2006, de nuevo un general de prestigio hacía un análisis crudo sobre una España en trance de ruptura. Durante la Pascua Militar, el teniente general del Ejército de Tierra y general jefe de la Fuerza Terrestre, José Mena Aguado, salió a la palestra avisando a los españoles que si algún Estatuto de autonomía sobrepasa los límites de la Constitución, el Ejército —como garante de la Carta Magna— tendría que intervenir. Justo lo que recordó seis años después el coronel Francisco Alamán en este mismo medio.
Una vez más, la respuesta de los políticos y de los medios izquierdistas fue unánime: aquel general era el reinventor de las asonadas militares y el gestor de unas ideas demoníacas que no debían calar en la opinión pública. Todos los partidos nacionalistas, incluidos los que apoyan a ETA, pidieron la cabeza del general Mena. El archimillonario José Bono, ministro entonces de Defensa, se las ofreció en bandeja de plata. Y con el aditivo del nombramiento de un viejo camarada para sustituir al general Mena: el nunca bien ponderado Pedro Pitarch, de ideas tan progresistas que a su lado las de Bono parecían fabricadas en la calle Génova.
El resultado de todo ello, el mensaje que se trasladó a los separatistas es que España, de nuevo, parecía más que dispuesta a claudicar de sus principios y a dar paso nuevamente a una nueva tiranía en su territorio, la que ellos representaban. Mientras se calla a un valiente general en nombre del desastre democrático establecido, los valientes nacionalistas sintieron sobre sus espaldas un nuevo triunfo y pudieron inculpar a militares como el general Mena de todos los males posibles. Henchidos de valentía recordaron a sus huestes la retahíla de siempre: el 18 de julio, Franco y la dictadura de los militares. Los militares como Mena volvieron a ser las víctimas del odio propagado todos estos años contra cualquier valor ético distinto al oficial.
Primero fue la exclusión de los militares del proceso constituyente; después siguieron los engaños de Adolfo Suárez a la cúpula castrense respecto a la no legalización del Partido Comunista; luego siguieron los cientos de militares muertos a manos de ETA, mientras los representantes institucionales civiles se iban de francachela con los nacionalistas; más tarde, la burda estafa del 23-F, perpetrada desde las cloacas del Estado para que sirviera de antesala a la depuración de miles de militares renuentes con la venta de España a plazos; años después, José María Aznar eliminó la mili, dejó sin apenas efectivos militares a nuestras ciudades de Ceuta y Melilla y abrió las puertas del Ejército a todo el cúmulo de normas que por su naturaleza intrínsecamente inmoral resultaban intolerables para cualquier militar con apego al honor.
El general Mena fue cesado en 2006 por un Gobierno socialista por exigir la defensa de la legalidad vigente en aras de preservar la unidad de España. Seis años después, otro Gobierno, en este caso del PP, cesa al director de la revista ‘Ejército’, el general Pontijas, por sostener y defender lo mismo en un editorial. Como se ve, en España hay verdades reales y verdades oficiales dependiendo de quien las propague.
Les puedo asegurar que el general Pontijas es un hombre absolutamente honorable y que nunca fue ajeno a las buenas formas. Su editorial no versó contra nadie y nada de lo que allí dijo induce a pensar en una respuesta tan desporporcionada. Parte de la culpa hay que achacársela a medios informativos izquierdistas y al discurso de los predicadores nacionalistas que mueven a la venganza a un pueblo adoctrinado y analfabeto.
A eso precisamente es a lo que se ha negado un sector del Ejército desde el año 78 hasta hoy. Otra sería nuestra situación hoy de haber sido escuchadas sus reconvensiones con el interés con el que en España se escucha a cualquier botarate. Por eso, la tragedia actual de España no puede superarse con paños calientes ni atendiendo a las propuestas chantajistas que lanzan los nacionalistas. No cabe con ellos alianza alguna ni hay cúpula en el mundo capaz de hacerles reflexionar. La solución es seguir las mismas pautas que se siguieron hace 73 años: vencerles primero y alejarlos para siempre de nuestro espacio de convivencia.
No va a ser fácil. Al PP y al PSOE parecen importarles más salvar sus muebles que la unidad nacional; han preferido durante años lancear a los militares que afrontar el más importante desafío de impedir que un puñado de canallas fuese depredando el concepto de España en ya muchas generaciones de vascos y catalanes. El general Pontijas llevaba razón cuando advertía que “estas singularidades provocan, de igual forma, una disminución de la credibilidad de nuestra nación, agravan la crisis, perjudican la estabilidad política y se traducen en una mayor penalización de los mercados”.
Los políticos españoles intentan abrirse con gran comprensión a los valores externos, pero no aman los nuestros. España tiene la necesidad de una nueva aceptación de sí misma, si verdaderamente quiere sobrevivir. Militares como Mena y Pontijas no han sido ni serán nunca nuestros enemigos.
Bueno, pero a Mena no se la ha vuelto a oir decir esta boca es mía.
Y vendría muy bien para saber si lo de antaño solo fue flor de un día.
Con mi mayor respeto pero con mi mayor firmeza como militar que soy, rechazo el integro contenido del escrito del Sr Eduardo Robles. No me representa ni quiero que defienda a las FAS que él entiende, porque la mayoría de mis compañeros son leales con el Ordenamiento Juridico de España y con sus Instituciones. No entiendo qué es esa indeterminada “fortaleza moral” que nos atribuye al parecer con exclusividad, ni qué sea “el compromiso con España”. Lo de las reformas sexistas es una crítica que no voy a calificar. ¿Adoctrinamiento? Bastante lo tuvimos ya. En mi opinión tanto el General… Leer más »
en cierta ocasión pregf¡untaron a felipe gonzalez sobre el comportamiento de las fuerzas armadas y el separartismo; le preguntaron directamente si él como presidente del gobierno enviaría los tasnques a cataluña o vascongadas y felipe respondió: NO HARIA FALTA ENVIAR LOS TANQUES, ¡¡ELLOS IRIAN SOLOS¡¡¡SIN NECESIDAD DE ENVIARLOS¡¡ y me pregunto: ¿a que están esperando los DESGOBIERNOS DE LA NACION ESPAÑOLA?
Ante la tragica situacion que nos asedia . Que mas ha de ocurrir para que mediante un golpe de timon se enderece el rumbo de la nave España.
Acaso el pueblo llano tendrá que volver a las calles como en 1808 al grito de SE LOS LLEVAN claro que ahora serian los caudales y no los Infantes.
Sres estamos ante una emergencia nacional,Hay tiempos de retorica y tiempos de arremangarse ,con los gabachos salvo honrosas excepciones se pusieron de perfil y AHORA QUE HARAN
La posibilidad de que se desgaje una parte de España del resto cada vez es mas real y da base para que se actue sin mas dilacion ,.Agregese la inmensa corrupcion en la que está implicada buena parte de nuestros dirigenntes, y la ruina a la que nos estan sentenciando por generaciones,para que se materialize el clamor de la ciudadania por librarse de esta infame casta politica VIVA ESPAÑA
Totalmente de acuerdo, voy a cumplir 89 años y estos ultimos tiempos me estan volviendo a mis recuerdos infantiles del primer quinquenio de los años 30 y lo malo es que cada día que pasa, se parece mucho más.
Creo que el gobierno debería dar una prueba de lo valiente, patriota y machote que es y poniéndose de rodillas suplicar a los ayuntamientos españoles “insumisos” que icen la bandera de España a ver si alguno le hace caso.. ¡machotes que sois unos machotes!.
Pues yo creo que tenían que detenerlos y juzgarlo por traición (a todos los componentes de los ayuntamientos), además de la pena de cárcel, inhabilítalos de por vida para cualquier cargo publico
Y a los que piensan como tu, aplicarle la ley de vagos y maleantes, tienes suerte porque ser subnormal, no es delito
Arriba España
Deberíamos tener las ideas más claras. Los politicos no trabajan para el pueblo sino para su partido que es quien les coloca en un determinado lugar de la lista electora. Está más que demostrado que lo único que les importa es subirse al podio, dar un par de vueltas, quedar bien con la banca y las internacionales. Solamente con firmar el cargo, ya tienen la vida solucionada. Una buena paga vitalicia y un puesto de consejero en cualquier de las empresas a las que han ayudado. Y el publo cómo dijo una diputada del PP “Que se joda”
Todos los ratones estan molestos con el gato, pero… ¿ quien de ellos le pone el cascabel al gato?….
A los Españoles solo nos queda la esperanza de que El Ejército ponga “orden” en la justícia, la política, la corrupción, y los míl agujeros Más que están dejando a España como un queso de Gruyére, o sea, que Avalen y Garanticen lo que queda del TBO de la Constitución, o que “Aválen y Garantícen otra cosa”, ésta desgraciadamente, está haciendo aguas por todos los sitios y la GARANTÍA no la AVALA, cada dia hay Más escándalos.
Muy bien.
Muy exacto.
Parece una foto de lo sucedido.
Un abrazo.
Paco.
Muy bueno y muy exacto.
Parece una foto de lo sucedido
Te felicito
Un abrazo
Paco.
de ahi la falta de cojones de este ejercito.Al excelentisimo general mena se lo cargaron y nadie movio ni un dedo .Siento verdadera verguenza ajena desde el rey hasta el botones .y si es toda la chusma que hay dentro …. bueno lo dejo poque me enciendo..un saludo Don Arrmando
pues si señor armando robles a dado usted en el clavo y no solo eso sino que gracias a usted y alerta digital no estamos enterando de todas las tramas de hace 35 años .Algo percibi hace 30 años ingresar en el ejercito voluntariamente te hacian una de preguntas que hoy seguramente serian prohibitivas o reengancharte ,automaticamente al saco y me preguntaba¿como es posible que le den galones a semejante animal? pues ya habian cribas si señor ya lo entiendo