Las armas de fuego han vuelto a causar el pánico en un cine de Estados Unidos. Menos de un mes después de que James Holmes acabase con la vida de 12 personas –e hiriese a 58 más– en una sala de Colorado, todas las alarmas volvieron a activarse cuando sobre las 20.40 horas del pasado martes se escuchó un disparo entre las butacas del cine Century 14 de Reno, en el estado de Nevada.

Por suerte, en esta ocasión no se trató de un atentando sino de un desafortunado accidente, casi cómico, según ha relatado el cuerpo de Policía de la ciudad estadounidense. “Los testigos nos han contado que el arma se le cayó a un hombre que estaba tratando de acomodarse en su asiento y se disparó accidentalmente hiriéndole en el trasero”, ha explicado el sargento Pay Dyer al diario local ‘Reno Gazette’.

El único herido, que había acudido a ver la película de acción ‘El legado de Bourne’, se levantó de su asiento y, avergonzado, pidió disculpas a los asistentes a la proyección. Después se dirigió a un hospital cercano, donde fue interrogado por la policía.

En su declaración, este torpe pistolero de 56 años aseguró que llevaba una pistola “en el bolsillo del pantalón” y que se le cayó mientras se sentaba “disparándose de manera accidental”. Al no haberse producido más heridos, y tras verificar que el causante del incidente tenía permiso para llevar armas de fuego, fue puesto en libertad.

De hecho, ni siquiera el cine canceló la accidentada proyección, a la que asistían una treintena de personas, ya que únicamente cinco de los espectadores se percataron del incidente, que por suerte quedó en una anécdota.