La feria de Málaga se reinventa
La Feria de Málaga se reinventa. O al menos lo intenta. El concejal de Cultura, Damián Caneda, ha metido el bisturí en la organización de la Feria de agosto con la pretensión de devolverla a unos orígenes ya desdibujados y, de paso, tratar de revitalizar una fiesta que en los últimos años mostraba cierta desorientación por los continuos e inútiles intentos de los responsables municipales por cambiar su peculiar idiosincrasia. Cambios que nuevamente han suscitado cierta polémica bien por su intencionalidad o por su presunta eficacia.
Por lo pronto, los jóvenes tendrán acotado su espacio de ocio. Tanto en la feria de día, que se celebra en el centro de la capital, como por la noche, en el ferial del Cortijo de Torres.
Caneda pretende acabar con el botellón que año tras año, y pese a la oferta de ocio orientada al público juvenil, se adueña de algunas de las principales arterias del centro histórico. Para ello, el Ayuntamiento ha habilitado un espacio de 3.000 metros cuadrados o “zona joven” –al que muchos tildan de “botellódromo”- en una explanada en El Perchel, al otro lado del río Guadalmedina, bien lejos de las principales calles del centro, en las que se pretende recuperar hasta el 19 de agosto “el ambiente de una feria más tradicional”, donde primen los feriantes ataviados al efecto, los bailes de sevillanas y malagueñas, y las pandas de verdiales. “Es una zona acondicionada para los jóvenes que prefieren la música actual a la tradicional y, para ello, contaremos con los mejores Dj’s”, señala Caneda sobre este recinto que contará con seis jaimas para bares con barras provistas de bebidas y comida, “con unos precios adecuados a los bolsillos de los más jóvenes”.
Algo parecido ocurrirá en la feria de noche. El Ayuntamiento ha modificado la tradicional zona dedicada al ocio de los más jóvenes, creando una gran macrodiscoteca de 1.500 metros cuadrados que acogerá actuaciones musicales. Junto a este espacio, otras 10 casetas estarán orientadas al público joven en el mismo sector del ferial, algo que, según denuncia el concejal de IU, Pedro Moreno Brenes, “solo contribuirá al deterioro de la feria y fomentará la práctica del botellón” en los aledaños de la zona.
En ese afán de recuperar “una feria más tradicional”, Caneda no ha dudado en tirar de historia y revivir la cabalgata de los Reyes Católicos, una actividad que no se celebra desde 1946 y que el domingo 19 pondrá fin a la feria conmemorando el 525 aniversario de la reconquista de la ciudad, motivo inicial de la celebración de estos festejos veraniegos.
Lo que permanece como en anteriores ediciones en ambos escenarios de la feria es la negativa de los hosteleros a servir a quienes no guarden un mínimo cuidado en su vestimenta. Los descamisados seguirán siendo personas non gratas en sus establecimientos, según ha apuntado el presidente de la Asociación de Empresarios de Hostelería de Málaga, Rafael Prados, quien incluso ha requerido el uso de zapatos cerrados para acudir a la feria en lugar de las cómodas y frescas chanclas.
Otra cosa que apenas se moverá, esta vez debido a la crisis, serán los precios en las casetas de las peñas. “Los precios no van subir de las tarifas habituales que ofrecemos el resto del año en las peñas”, señala Francisco Flores, presidente de la tercera caseta más antigua de la feria, La Solera. Además, muchas casetas recurrirán a promociones y otros ganchos, como actuaciones en vivo, para tratar de cubrir gastos y, de paso, obtener beneficios.
el botellón debia prohibirse o reprimirse…. es una táctica de la casta para aborregar la juventud… ir con una botella no individual , o individual, bebiendo y repartiendose por la calle o en grupo penado con trabajos a la comunidad. el que quiera beber algo que lo compre en chiringuito o bar al efecto. Y el borracho que altere el orden publico a currar picando piedras al monte, verás que bien lo pasan allí.
Felicidades a éste padrazo por esas dos niñas tan bonitas.