Ignacio Urquizu, en primer término.

Siguen los ataques contra AD procedentes de la izquierda sectaria, corrupta, hispanicida y garbancera. Que nos comparen con el legendario ‘El Alcázar’ es un honor. Que lo hagan algunos de los más recalcitrantes representantes del felipismo lo es aún más. No soportan, no toleran, que AD se esté convirtiendo en el periódico referencial de la derecha española, sin disfraces ni caretas. No admiten que nuestro número de lectores crezca inversamente proporcional al de ellos. No están dispuestos a aceptar que hayan ventanas abiertas a la verdad y a la pluralidad, ni medios que, sin estar sometidos al poder político ni a los privilegios económico de la casta, revisen los dogmas falsamente aceptados todos estos años. Les desconcierta que AD cuente con un equipo de ilustres colaboradores, de sólida formación humanística, que contrapunta los mantras mil veces repetidos por los representantes de la esterilizada ‘intelectualidad’ española. Les irrita nuestra libertad, nuestro sometimiento a la verdad, nuestro compromiso con España y nuestra adhesión a valores y principios incanjeables.

Si ayer era el zapaterista ‘Público’ quien pedía nuestro estrangulamiento económico, hoy los ataques contra AD provienen de unos tuits lanzados por la Fundación Alternativas, vinculada al felipismo. Ignacio Urquizu, profesor de Sociología en la Universidad Complutense de Madrid y colaborador de la citada Fundación, señala que Alerta Digital “es el NUEVO ALCÁZAR donde escribían los que no defendían la libertad de expresión o asociación”. Y lo dice tan pancho, sin sujeción a la verdad, omitiendo el dato de que el citado diario tuvo que echar el cierre el bloqueo económico al que fue sometido por la casta corrupta española, especializada en utilizar el dinero público para comprar voluntades y enajenar conciencias. 

El Alcázar fue excluido del reparto de publicidad institucional a que tenía derecho por ley. Los tribunales de Justicia así lo reconocieron, aunque demasiado tarde. El Alcázar tuvo que echar el cierre ante la asfixia económica que le impuso el sistema. Fue sin duda la primera víctima de la dictadura del pensamiento único que se impuso en España nada más morir el anterior jefe del Estado.

La Fundación Alternativas dice defender “ideas y propuestas para el cambio político, económico (sic) y cultural de la sociedad”. El mismo cuento contado para los pocos imbéciles que aún se dejan sodomizar intelectualmente por estos pedebreros afiliados al presupuesto. Del patronato forman parte, entre otros, Felipe González, Rosa Regàs, Nicolás Sartorius, Mercedes Cabrera. Es decir, lo más granado de la izquierda millonaria, sectaria y rancia impartiendo cursillos de libertad. Pues qué bien.

Ladran estos perros, luego cabalgamos.