El curioso progresism?o argentino
Juan Pablo Vitali.- Los gobiernos progresistas son una cosa curiosa, por un lado dan rienda suelta a todo el marxismo cultural posible, y no sé si es correcto llamarlo así, porque hasta el marxismo requería un esfuerzo en otra época, una preparación ardua en esa dialéctica farragosa adaptada a los tiempos mediante la escuela de Frankfurt, para que los sufridos volúmenes del Capital puedan convertirse en módicos antisistema con rastas y skates.
Pero volvamos al tema central: que gobiernos guevaristas, antifascistas, igualitaristas, antiracistas, istas istas y más istas, no sean capaces de gravar la renta financiera, en tiempos normales no merecería mayor análisis, pero no estamos en tiempos normales. Y no estoy muy informado sobre economía, pero creo que no se necesita ser muy revolucionario para que la renta financiera pague algo por sus ganancias, sobre todo cuando un salario regular y un salario por hijo, son ampliamente recortados por la progresía en la Argentina, que de ese modo brega por la igualdad; eso sí: la igualdad hacia abajo, nunca para arriba.
Otro tanto podría decirse de las mineras, esas omnipotentes multinacionales que se llevan sin mayor cotrol y sin pagar nada el oro, la plata y el litio, de un país que no tiene fama de minero como la Argentina, pero lo es sin embargo cada vz más. Eso sí, toda la izquierda latinoamericana endilga nuestro fracaso al oro que se llevó España de Potosí (y cuidado que no lo estoy justificando) sino que solamente me da un poco de asquito que como está España y el pueblo español, estos ultrarevolucionarios no se animen con las multinacionales actuales y quieran profanar tumbas de reyes y conquistadores fallecidos ya hace siglos.
Lamentablemente, el último revolucionario real de estas tierras se murió el 1 de julio de 1974, y hoy está enterrado el la fosa común en que se ha convertido nuestra historia, junto con la memoria de todos los que llevaron uniforme desde la conquista hasta nuestros días, pasando por las guerras civiles españolas y europeas entre las cuales la independencia de nuestros países fue solamente una más. Pero de nuevo me estoy desviando del tema.
Los capitales no sufren gravamen alguno por sus ganancias, porque son ellos quienes financian las revoluciones posmodernas en estos lares, junto con los antisistema disolventes y la inmigración descontrolada y masiva. No lo hacen gratuitamente por supuesto. ¿Será posible que nadie se percate que posiblemente Reagan, Tatcher y otros liberales de la misma calaña seguramente gravaban la renta financiera, mientras los revolucionarios sudamericanos, bañándose cada día en más derechos humanos y en guevaras televisivos no se animan a hacerlo?
Y digo esto en momentos en que los trabajadores de la provincia de Buenos Aires no pueden cobrar su sueldo anual complementario, conquista peronista si las hay. Y los jubilados no pueden acceder al 82 % móvil aunque tengan sentencia judicial.
Y la única salida que tienen los jóvenes argentinos es el aeropuerto o el eterno subsidio estatal. Nos están discriminando, explotando, persiguiendo, pero ningún organismo de derechos humanos nos va a defender.
*Colaborador de AD en Argentina.