Juego sucio: corrupción y trampas en el fútbol argentino
Por Diego Pintos.- La finalización del campeonato argentino de primera división, así como también el de la B Nacional, no implica que la pelota haya dejado de rodar. Se pararon los partidos, sin embargo empezaron los escándalos. Una vez más el fútbol local se ve salpicado por denuncias de todo tipo y los protagonistas siguen siendo los mismos.
Al resolverse las cuestiones deportivas y cuando ya se supo qué equipos habían logrado sus objetivos, tanto como salir campeón, mantener su categoría, evitar el descenso o lograr un ascenso, las miradas y las acusaciones giraron hacia afuera de los límites del campo de juego. Desde la reacción de los ex futbolistas de River Alejandro Domínguez y Fernando Cavenaghi, de acusar de traición al presidente de la entidad, Daniel Passarella, hasta la reacción del uruguayo Carlos Bueno, delantero de San Lorenzo, de señalar al entrenador Ricardo Caruso Lombardi de pretender quedarse con 100 mil dólares de un premio, de un total de 400 mil dólares, que el conductor Marcelo Tinelli le había ofrecido al plantel si no perdía la categoría. Dos eslabones más en esta cadena de sospecha de corrupción que envuelve al deporte que convoca a la mayor cantidad de público todos los fines de semana. A todo esto se sumó el caso de Boca, que explotó horas antes del encuentro que disputó por la final de la Copa Libertadores, con respecto a la situación de Facundo Roncaglia y un seguro de “piernas” del que nadie se hizo cargo.
El ascenso del conjunto de Matías Almeyda trajo tranquilidad en el seno de la parcialidad de River. Cuando se pensó que todo el dolor de haber permanecido un año en la Primera B Nacional había pasado, la separación del plantel de Cavenaghi y Domínguez despertó la ira de varios fanáticos que fueron hasta el Monumental para pedir la continuidad de los ídolos del equipo. Además insultaron al presidente del club, Daniel Passarella. Fue el representante de ambos de ambos jugadores, Néstor Sívori, quien en el programa El show del fútbol dijo que “esto no me sorprende de Passarella”. Pero detrás de esta cuestión se esconde un tema económico. “No quieren pagarles el premio por el ascenso”, confesó a Veintitrés un dirigente de la entidad. Los contratos de los dos jugadores ni siquiera se firmaron en las instalaciones de la entidad, sino en una oficina particular. “Mientras esté Passarella, yo no piso River”, espetó el número 9.
Suele suceder en el fútbol argentino que se promete pagar y luego no se cumple. O algo más grave aún. Hay casos en que algunos futbolistas (esto suele suceder en varios clubes) firman contratos abultados, pero no terminan cobrando su totalidad, y si la plata sale del club, no se llevan todo el dinero a su casa. Hace varios años, un volante de River selló un acuerdo importante con el club. A los pocos días que firmó, fue transferido al fútbol europeo. Ni siquiera recibió la primera cuota del contrato, pero el primer pago salió de la tesorería de la institución. Hoy, ya retirado y con el buzo de entrenador exitoso, recuerda el hecho con una sonrisa y expresa: “C’est la vie”, frase que aprendió cuando llegó al Viejo Continente.
A mediados del año pasado, la transferencia de Diego Buonanotte al Málaga de España le trajo un poco de tranquilidad a la vapuleada tesorería millonaria, aunque alertó sobre una situación poco clara con respecto al 15 por ciento que le correspondía al jugador por dicha transferencia. El padre del “Enano”, Mario, sostuvo en aquel momento que “Diego endosó el cheque para River”. Sin embargo, en Núñez nunca hubo registro de ese ingreso. El tema fue a la Justicia. Si bien los dirigentes fueron sobreseídos, de la plata nadie habló más.
Es frecuente escuchar en el ámbito del fútbol que cuando un jugador es vendido a otro club, se le pide que deje el 15 por ciento o que resigne el dinero que se le adeuda. La sospecha gira en torno a que ese porcentaje no suele estar registrado en la entidad vendedora, o que la plata que se le debe al futbolista sale del club, aunque es raro que le llegue al jugador.