A.R.- Julio Liarte Parres se defiende como una apisonadora contra aquellos que en una ciudad tan corrompida como Melilla quieren negarle a su partido el derecho a ser y representar un edificante soplo de aire frente al asfixiante clima sahariano en el que conviven camellos de distinto pelaje, blanqueadores de toda laya, integristas de instintos depredadores, subvencionados profesionales de la peor ralea, políticos en permanente roce con el delito y periodistas de salón que escriben al dictado del que paga.

En ese aterrador escenario, emerge la figura del portavoz de Populares por la Libertad (PPL), un partido escindido del PP por una mera cuestión de higiene moral y de compromiso con los ciudadanos. Julio Liarte es de los pocos políticos que resultan ser lo que aparentan: un hombre de honor, comprensivo y consciente, como se dice ahora, que ha hecho de la política un modelo de lealtad, un modelo de integridad y un modelo de mantener sus convicciones y su sentido ético del deber por encima de cualquier beneficio o perjuicio personal.

-¿Qué resumen hace del primer año del nuevo gobierno del PP en Melilla?

Muy malo. Prácticamente todo lo que han hecho es continuista con lo que hacían en años anteriores, aunque han tenido oportunidades para hacer cosas diferentes, principalmente en tres grandes asuntos: una macro-contratación para realizar el servicio de limpieza y recogida de residuos, los presupuestos para 2012 y el Plan General de Ordenación Urbana. A mi juicio, las han desperdiciado porque se han limitado a cumplir el expediente sin proponer soluciones a los problemas que sufrimos los ciudadanos o a las amenazas que ensombrecen el futuro de la ciudad. Tan sólo han acometido una reforma del Reglamento de la Asamblea con el único afán de disminuir la capacidad política de los grupos de la oposición, concretamente el nuestro, para controlarles y denunciar sus continuas y numerosas irregularidades. Este gobierno del PP de Imbroda en Melilla no comprende la situación en la que estamos en España en general y sigue a lo suyo: más subvenciones a entidades y más contrataciones externas de servicios, mediante las cuales realiza las políticas de clientelismo, amiguismo, enchufismo y nepotismo que le caracterizan. Por otra parte, es un gobierno cuyo principal rasgo es la pereza.

-¿Cómo le explicaría usted a un lector de la península que el actual presidente de Melilla, del PP, promovió una moción de censura junto al PSOE para arrebatar la Presidencia de la Ciudad al hoy líder de su partido y entonces presidente de los populares, Ignacio Velázquez?

El actual Presidente del PP de Melilla y de la Ciudad Autónoma de Melilla lleva enganchado al carro de la política desde el inicio de la transición, cuando fue primer teniente de alcalde con UCD. Después fundaron la Unión del Pueblo Melillense (UPM), que no pasó de ser un partido marginal con una muy escasa representación de dos diputados. Pero una de las características de Imbroda es que siempre ha estado en todas las mociones de censura que se han producido en Melilla y siempre ha salido ganando: en 1992 para mantener el gobierno cuando tenían dos concejales en la lista gobernante del PP de Ignacio Velázquez, que es hoy nuestro Presidente en Populares en Libertad; en 1998 para arrebatarle el gobierno al PP de Ignacio Velázquez, cuando montó una moción de censura en cooperación con Coalición por Melilla de Mustafa Aberchán, el PSOE y dos tránsfugas del PP, y de la que salió como Vicepresidente primero y Consejero de Hacienda; y finalmente en 2000, para arrebatarle la presidencia a Mustafa Aberchán, esta vez en coalición con el PP de Ignacio Velázquez, el PSOE, y varios tránsfugas del GIL, cuando obtuvo la Presidencia de la Ciudad Autónoma y, poco después, la del Partido Popular de Melilla, consiguiendo que el pez chico se comiera al grande, al contrario de lo que habitualmente sucede.

-¿Quién mueve los hilos del PP en Melilla?

Imbroda o, mejor dicho, la familia Imbroda, que tiene introducidos a diversos miembros en los cargos principales del partido, en la administración de la Ciudad Autónoma y en la Delegación del Gobierno, en la Autoridad Portuaria y en el mundo de la Justicia. Lo controlan todo y no se fían apenas de nadie, y de los pocos que se fían son supervisados por miembros de la familia. Saben perfectamente que la raíz de su poder es su absoluto control sobre la concesión o retirada de puestos de trabajo, sueldos, empleos, subvenciones, contratos menores, etc.

-¿Qué papel desempeña Arturo Esteban, ex delegado del Gobierno y hoy presidente de la Autoridad Portuaria?

Arturo Esteban llegó a Melilla como Delegado del Gobierno en el año 2000, precisamente cuando Imbroda ascendió, primero en abril como Senador por el PP; y después, en julio, a Presidente de la Ciudad Autónoma de Melilla.

Desde que accedió a la Presidencia, Imbroda se pegó al Delegado, con el que mantuvo unas muy cercanas relaciones; y luego, cuando el PP perdió en marzo de 2004 el gobierno de la nación, Imbroda le nombró Presidente de la Autoridad Portuaria de Melilla. Meses más tarde, el PP de Melilla celebró su Congreso y resultó nombrado como Presidente Arturo Esteban, que mantenía el cargo público anterior dependiente de la voluntad de Imbroda. También en ese año 2004 se produce la integración del partido de Imbroda, UPM, en el PP, mediante una absorción del primero por el segundo. Pero el resultado orgánico fue el inverso, y se caracterizó porque la mayor parte de los cargos públicos del gobierno, los miembros de la ejecutiva del partido y demás provenían principalmente de la absorvida UPM. Años más tarde, y una vez finalizado este período de transición, Arturo Esteban renunció a la Presidencia del partido, aunque sigue todavía manteniendo la de la Autoridad Portuaria, e Imbroda accedió a la Presidencia del Partido Popular de Melilla, significando todo ello la rotunda victoria de su proyecto político que se ha caracterizado desde el inicio, como podemos ver con las mociones de censura, por la consecución del poder al precio que fuera.

-Mientras hay melillenses que viven en permanente roce con la pobreza más absoluta, el PP lleva ya gastados millones de euros en subvenciones a los medios informativos a la carta. ¿Por qué casos como éste que denigran la conciencia humana no provoca la reacción de la dirección nacional del partido?

Sinceramente, no puedo comprenderlo. Mientras Rajoy ha recortado fuertemente en publicidad institucional, el PP de Imbroda en Melilla mantiene un sistema de convenios renovables trimestral o semestralmente con casi la totalidad de los medios de comunicación locales (4 periódicos escritos, 1 digital, 1 televisión privada y 4 radios) que significan unas subvenciones anuales a los mismos de casi tres millones de euros, las cuales permiten a los propietarios y editores de cada uno de ellos cubrir los costes fijos de las empresas. Sólo están fuera del sistema de convenios una televisión por cable y un periódico digital, que son, no sorprendentemente, los únicos capaces de sostener una mínima postura crítica hacia el poder de Imbroda. A todos los medios subvencionados hay que añadir una televisión pública dotada con otros tres millones de euros. Todo lo anterior implica, a mi juicio, una perversión total del derecho de los ciudadanos de Melilla a obtener una información veraz, puesto que esta, en cualquier caso, está en un plano muy inferior a la continuidad de las subvenciones.

-¿Sostienen los dirigentes del PP melillense un doble discurso, en público y en la intimidad, con respecto a los musulmanes?

Siempre se dice que el factor clave de las sucesivas victorias del partido popular en Melilla es el “miedo al moro”. Esa es una realidad y en mi opinión es instigado sutilmente por el PP de Imbroda cada vez que se acercan elecciones a través del aparato mediático que describí anteriormente, normalmente contra CpM de Mustafa Aberchán. Sin embargo, últimamente han conseguido rizar más el rizo mediante la obtención de un importante número de votos en los barrios y zonas con mayoría abrumadora de procedencia marroquí mientras mantienen el voto del resto población con el consabido “miedo al moro”. Gracias a esto último han logrado mantener la mayoría absoluta frente a nuestro crecimiento y al decrecimiento propio del desgaste de su gobierno e incluso han batido, por vez primera, a Aberchán en numerosas mesas electorales en los barrios de mayoría musulmana, lo cual nunca había conseguido el PP. Para ello han utilizado el reparto discrecional y arbitrario de prebendas diversas: becas, subvenciones, contratos temporales, ayudas sociales, vales de comida y un esfuerzo particularmente intensivo y controlado del aparato mediático, en este caso mediante la ocultación de las acciones gubernamentales en tales barrios al resto de la población.

-¿Qué opina su partido de la conversión de Melilla en foco de islamistas debido en parte a la laxitud de los gobiernos centrales?

Melilla no puede convertirse en foco de islamistas. Esta es una cuestión de estado. Existe un control exhaustivo por parte de los servicios de seguridad del estado. Un control serio, eficaz, eficiente y bien organizado. No creo que Melilla se haya convertido en eso ni que se vaya a convertir. Otra cosa es que exista alguna expresión concreta de islamismo radical de vez en cuando.

-Alrededor de 30.000 melillenses de origen peninsular han abandonado la ciudad en los últimos 25 años. ¿A qué razón objetiva podemos atribuir este hecho sin precedentes en España?

Creo que hay dos grandes componentes: Por un lado, personas mayores recién jubiladas que se trasladan a localidades de la península, principalmente del sur, para vivir allí, probablemente de manera más tranquila que en Melilla y sin duda de forma más barata. Otro componente está formado por jóvenes, normalmente con estudios incluso superiores, que tienen que abandonar la ciudad ante la falta de oportunidades que esta les depara y establecerse en diversas localidades de la península.

-¿Está corrompida la institucionalidad melillense?

En mi opinión mucho. Demasiado. Creemos que poco a poco, a través de la Justicia, iremos consiguiendo poner las cosas en su sitio. Tenemos que conseguir concienciar a los ciudadanos de la importancia de limpiar y cuidar nuestro sistema, y que se atrevan a denunciar, sin miedo de ningún tipo, lo que es ilegal, injusto o irregular

-Su partido aglutina a los sectores más productivos y moralmente aseados de la ciudad, ¿qué esperan conseguir en las elecciones de 2015?

Esperamos ganar las elecciones y gobernar la ciudad, en una nueva época en la habría que poner el contador a cero y luchar con todas nuestras fuerzas para generar un clima propicio capaz de crear prosperidad y bienestar para los melillenses en general, creando las condiciones para conseguir un desarrollo económicamente sostenible a largo plazo.

-¿Qué sería lo primero que haría su partido si tuviese la responsabilidad del Gobierno de Melilla?

Realizar reformas económicas de calado dentro de las competencias propias de la Ciudad de Melilla en materia fiscal, de organización y funcionamiento; y proponer al estado, utilizando la figura de la iniciativa legislativa que propicia nuestro Estatuto de Autonomía, reformas y actuaciones en el marco de los transportes, los impuestos estatales y la forma de gestión de los recursos. También desmontaríamos el aparato de control de los ciudadanos de Melilla que define a Imbroda, tenemos la obligación de devolverle el protagonismo a los ciudadanos de Melilla, un protagonismo que nunca deberían haber perdido. La finalidad de todo ello sería la de crear las condiciones para el desarrollo de Melilla y la prosperidad de los melillenses y hacer desaparecer la cultura del subsidio y el enchufismo como únicas formas de lograr la prosperidad para los melillenses, y sustituirla por otra en la que primen el mérito, el esfuerzo individual y la capacidad.

-Por último, ¿se compran los votos en Melilla?

Hay dos procedimientos judiciales por tal razón. Uno contra el PP, por las elecciones locales de 2007, cuya instrucción está paralizada según parece; y otro contra el PSOE y CpM, por las generales de 2008, que está en marcha con imputaciones a diversos dirigentes. Independientemente del resultado de ambos procedimientos, hay “compra” de votos o, mejor dicho, orientación de voluntades colectivas e individuales hacia una determinada opción política mediante el uso arbitrario de los instrumentos de los que dispone el poder, y que deberían utilizarse solamente en beneficio de los ciudadanos.