La debilidad de Sarkozy fortalece a la izquierda francesa
El próximo 22 de abril Francia celebra elecciones presidenciales, y todo parece indicar que el Partido Socialista (PS) vencerá, por primera vez desde la victoria de Francois Mitterrand en 1988. Ese día tendrá lugar la primera vuelta de las comicios en los que se elegirá entre los candidatos que luchan por ocupar el Palacio del Elíseo durante los próximos cinco años.
Según las encuestas, el presidente Nicolás Sarkozy, conservador de la Unión por un Movimiento Popular (UMP), y el candidato socialista, Francois Hollande, serán los dos que pasen a la segunda ronda, que tendrá lugar el 6 de mayo. Sin embargo, no se descartan sorpresas y que sea la dirigente de extrema derecha, Marine Le Pen, una de las que gane, como ocurrió en el 2002, cuando su padre, el líder ultraderechista Jean Marie Le Pen llegó a la segunda vuelta y se enfrentó a Jacques Chirac.
Los sondeos apuntan a que Hollande quedará en primera posición en la primera vuelta, con 34% de los votos, por delante de Nicolas Sarkozy, con 26]%. Luego se situarían la líder de la extrema derecha, Marie Le Pen y el centrista François Bayrou. Para la segunda vuelta, las últimas encuestas dan al candidato socialista 58% de los sufragios, y Sarkozy se tendría que conformar con 42%. Un mal resultado para un presidente al que muchos responsabilizan de la difícil situación económica en que se encuentra el país, que es la segunda economía europea y la quinta del mundo.
Momento díficil
Francia afronta estas elecciones en medio de una fuerte crisis económica, con casi 3 millones de personas sin trabajo (un millón más que hace cinco años), con un déficit público de 7% (el doble de lo que recomienda el Pacto de Estabilidad Europeo), una deuda de 81.7% del PIB (que también supera los límites de la tranquilidad) y unas previsiones de crecimiento de 0.50% para este año. A esto se une la reciente pérdida de la triple A en la calificación del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera por parte de la agencia Standard & Poor’s, una degradación que fue vivida en París casi como una afrenta.
Por eso, el presidente galo se ha presentado en la campaña electoral como un jefe de Estado experimentado y capaz de llevar el timón de mando en esta difícil situación.
Sin embargo, su imagen está muy debilitada y su nivel de popularidad es muy bajo.
En sus cinco años al frente del gobierno se ha visto salpicado por numerosos escándalos de corrupción, ha insultado a periodistas y a ciudadanos, ha adoptado un papel subordinado ante Alemania, ha tomado medidas que no han gustado a la ciudadanía, como la expulsión masiva de gitanos, y hace unos meses perdió el control del Senado —que pasó en su mayor parte a partidos de izquierda.
Su desembarco en el Palacio del Elíseo fue accidentado. Nada más ganar las elecciones decidió tomarse un “retiro espiritual tras el ajetreo electoral”, e irse de crucero con su familia al lujoso yate de su amigo el millonario empresario francés Vicent Bolloré.
La polémica no acabó ahí. Pronto se sumaron informaciones que apuntaban a la contratación de trabajadores ilegales para remodelar su residencia de verano de Versalles (a las afueras de París), a las que se unieron los rumores de infidelidad de su entonces esposa, Cecilia, quien tras haberse ido a vivir a Nueva York en 2005 con su nueva pareja, decidió volver con Sarkozy semanas antes de que su candidatura se hiciera pública.
Pero los escándalos no acabaron ahí. Hubo algunos que involucraron a sus mejores amigos. Muchos jueces, ministros, asesores, policías de alto rango y políticos están siendo procesados o juzgados por corrupción, espionaje, financiación ilegal o malversación de fondos, poniendo en entredicho su promesa de lograr una “República irreprochable”.
Tampoco su conducta política ha sido irreprochable. En octubre de 2007, Sarkozy interrumpió abruptamente una entrevista grabada en el Palacio del Elíseo después de que una periodista le preguntara sobre los rumores de divorcio.
El mandatario le gritó “imbécil”, se levantó y se fue. Pero aquella no fue la única vez que perdió los estribos. Unos meses después insultó a un ciudadano durante una feria de agricultura, mientras era grabado por las cámaras de televisión.
Por todo ello, la derrota de Sarkozy parece previsible. El 60% de los franceses tiene una imagen crítica de su gestión y considera que las medidas que ha llevado a cabo no han dado los resultados esperados. Creen que su experiencia y su capacidad de gestión para enfrentar la crisis no han sido suficientes.
Él confía en dar la vuelta a las encuestas y convencer a los votantes, para lo que cuenta con el apoyo de la canciller alemana, Angela Merkel, del partido Cristiano-Demócrata, quien ya ha anunciado que participará en mítines electorales del actual presidente galo, a quien considera “la persona idónea para dirigir Francia”.
El favorito
El preferido para ganar es Hollande. El candidato socialista tiene a su favor haber llegado a la candidatura tras ganar en las primarias socialistas por una abrumadora victoria, con 56.6% de los votos. En contra cuenta con su inexperiencia política. Por 11 años ha sido primer secretario del partido, pero nunca ha ocupado un puesto en el gobierno, ni siquiera durante el Ejecutivo de Lionel Jospin.
De él han dicho de todo: que es débil, indeciso, blando y gris. Su ex compañera sentimental y madre de sus cuatro hijos, Ségolène Royal, fue más lejos y en plena campaña de las primarias socialistas preguntó: “¿Qué ha hecho Francois Hollande en estos últimos 30 años? Nada”. Pero él se toma las críticas tranquilamente y sin responder, consciente de que su capacidad de lograr consensos es un punto a su favor.
Otro de los factores a su favor es que el partido que gobierna durante una crisis acaba perdiendo las elecciones, como ocurrió en España con el Partido Socialista Obrero Español de José Luis Rodríguez Zapatero. Por eso, en su discurso electoral que marcó el inicio de su campaña identificó como su adversario no a Sarkozy, al que ni siquiera nombró, sino al “mundo de las finanzas” que, según él, “ha tomado el control de la economía”.
Además, su discurso no fue retórico, sino que estuvo lleno de propuestas concretas de todo tipo, como volver a permitir la jubilación a los 60 años (que en la última reforma se retrasó a los 62), no subir el IVA, llevar al país a una mayor laicidad y ocuparse de los jóvenes, quienes son los principales perjudicados por el desempleo.
Aunque los sondeos indican que ganará Hollande, no se descarta un resultado sorprendente de la líder del Frente Nacional, Marine Le Pen. Hija de Jean Marie Le Pen, ha conseguido ser la tercera según las encuestas y lograr 17% de la intención de voto, un porcentaje que su padre nunca logró. En su discurso defiende la pena de muerte, rechaza la inmigración y aboga por la salida de Francia de la Unión Europea. Ideas que han calado hondo en una importante franja de una población, que vive la crisis económica con desesperanza y con miedo.
PRINCIPALES CANDIDATOS
•NICOLAS SARKOZY. A pesar de su pérdida de votos en las encuestas, trata de darle un nuevo impulso a su campaña promoviendo nuevas reformas e intentando dar la imagen de un jefe de Estado con experiencia, hábil y capacitado para sortear la crisis.
•FRANCOIS HOLLANDE. Después de 11 años como primer secretario del Partido Socialista, en el año 2008 abandonó el cargo para preparar, calladamente, su carrera hacia el Elíseo, que finalmente comenzó tras el suicidio político del favorito Dominique Strauss-Kahn.
•MARINE LE PEN. A su 43 años se presenta por primera vez a las elecciones presidenciales. Fue eurodiputada hasta que hace un año fue proclamada presidenta del Frente Nacional (FN) en sustitución de su padre, líder histórico del movimiento que cedió el testigo a sus 82 años. Marine logró vencer en las elecciones internas del partido con 67.65% de los votos al otro candidato, el vicepresidente del movimiento Bruno Gollnisch. En las encuestas figura en tercera posición.
•FRANCOIS BAYROU. A sus 60 años, el líder centrista se lanza por tercera vez a la carrera por el Elíseo con la intención de conquistar al electorado situado entre Hollande y Sarkozy. En 2007 quedó en tercera posición en la primera ronda y confía en dar la sorpresa.
•EVA JOLY. Nacida en Oslo (Noruega) hace 68 años en una familia humilde, con 20 años se mudó a París donde se hizo abogada. Ha sido juez anticorrupción, ecologista y es la candidata de los Verdes. Propone suprimir el desfile militar del 14 de julio, día de la fiesta nacional.
•JEAN-LUC MELANCHON. Tiene 60 años, fue designado candidato por el Partido Comunista y su propio movimiento, llamado el Partido de Izquierda. Ex miembro del Partido Socialista, quiere “reorganizar la izquierda” y romper con el liberalismo y los mercados. Es la primera vez que el Partido Comunista presenta a un candidato no comunista.
•DOMINIQUE DE VILLEPIN. Fue ministro de Exteriores, de Interior y luego premier entre 2002 y 2007, durante el segundo mandato de Jacques Chirac. Enemigo de Sarkozy, a sus 58 años se presenta con el partido República Solidaria y argumenta que siente, “como muchos franceses, que Francia está humillada cuando sufre la ley de los partidos” y también “la ley de los mercados”. Sólo 1% piensa votar por él.
¿cuantos franceses hay en francia?¿perdon queria decir habitantes?¿sera por eso que ya no son potencia deportivamente y critican a españa con que se dopan por los triunfos españoles:futbol,f-1,basquet,f.sala,h,patines.paris dakar,etc.etc.etc.como dijo jean marie le-pen estos deportistas de le france no representan al autentico frances(mundial de sudafrica)españa campeona por lo menos y de momento las selecciones de nuestro pais el 99,9 son autenticos spanys,en francia es al reves seleccion de futbol française 90%¿de que color sonnnnnnnnnn?