A. Robles.- Tan sólo el despecho, el odio, los más abyectos complejos acumulados a lo largo de los 40 años de dictadura etarra pueden motivar la escarnizada rebelión de un puñado de paletos de Garinoain contra un alcalde elegido con todos los pronunciamientos legales. Las escasas ideas de esos desertores del arado están tan ferozmente encorsatedas que les resulta imposible la idea de tener un alcalde que presuma de católico, español y navarro, en ese orden. Esa gente con sangre de Caín repite estos días un mantra cuidadosamente seleccionado en los dispensarios ideológicos del abertzalismo: Derecha Navarra y Española no nos representa y será incapaz de hacer nada bueno por el pueblo.

Ni siquiera han esperado a contemplar los resultados de sus primeros cien días de gobierno antes de lanzar los peores anatemas contra el alcalde Javier Echarri y la presidenta del partido, Nieves Ciprés. Tampoco han concedido a Echarri el beneficio de la duda antes de que algunos agoreros predigan para el pueblo las peores calamidades. Lo cual, obviamente, supone por el momento un juicio sin refutación posible, pero también sin pruebas; una ucronía.

¿Y por qué se preocupan tanto ahora esos gañanes de lo que necesita un pueblo con peores infraestructuras que cualquier aldea de Burundi? ¿Qué hicieron ellos por un pueblo que por carecer carece hasta de una elemental red eléctrica? ¿Cuál de las infinitas carencias que tiene Garinoain no merece ser subsanada en aras de no se sabe qué?: ¿Quizás las instalaciones para el ocio y el disfrute que los vecinos nunca han disfrutado? ¡Quia!

¿Tal vez los indispensables servicios educativos y sanitarios que los garinoaindarras nunca han tenido? ¡Oxiqué, me ca!

¿Acaso la inexistencia de un sólo proyecto original que aportase un aire menos berlangiano al pueblo? ¡Pasealekuak eta!

Frente a este larguísimo invierno que ha sufrido la política municipal en Garinoain, algunos vecinos se acuerdan ahora de exigirle al alcalde lo que durante años fueron incapaces de reclamar a quienes merodearon torpemente por el Ayuntamiento mostrándose incapaces de aportar una sóla idea brillante o de generar un sólo euro para el pueblo. Escucho decir a uno de esos cerriles que para gobernar bien Garinoain hay que ser de allí y cualquiera colegiría que gestionar decentemente ese pueblito navarro debe ser tarea más difícil que descifrar el teorema de Green.

La razón que les impele a esta actitud ultramontana es sin embargo otra. Los miserables no soportan la idea de que los represente un partido que iza orgulloso la bandera del españolismo en una tierra pretendida desde siempre por el nacionalismo vasco. Ante cualquier otro alcalde de cualquiera de esos partiditos extremistas que echaron raíces en esas tierras, los garrulos con ínfulas de matonistas no se habrían atrevido ni a estornudar.

Sin embargo todo lo anterior, en toda esta historia hay un fresco que sobresale estos días. Su nombre: Gonzalo Vicuña, elegido alcalde de Garinoain el pasado 20-N por las siglas de DNE y que renunció posteriormente al cargo por razones que sólo él y su conciencia (si la tiene) conocen. En la revista ‘La voz de la Merindad’, que algunos vecinos de Garinoain reparten estos días por todas las casas del pueblo, sale publicada una carta del susodicho que no tiene desperdicio alguno. Como los cerdos aprovechables de la zona. Los de cuatro patas.

Esto es lo que Gonzalo Vicuña sostiene de entrada en su carta a la publicacion navarra: «Cuando me propusieron encabezar la lista a la desierta alcaldía de Garinoain, me pareció un proyecto que me traería ilusión. Preparamos con esfuerzo un programa de trabajo, para llegado el caso, realizarlo por Garinoain. Pero esa misma noche electoral, tal y como declaré a esta revista, mi ilusión empezó a desvanecerse».

Si la misma noche del 20 de noviembre, Gonzalo Vicuña ya reparó en el error de su accidentada, breve y torpe experiencia política, por qué entonces en la entrevista que mantuvo con Alerta Digital el pasado 13 de diciembre, casi un mes después de las elecciones, declaró estar «rebosante de entusiasmo» ante el proyecto municipal en ciernes.

Más preguntas. ¿A través de qué extraño ejercicio de prestidigitación política y funambulismo moral pueden los proetarras de ayer transmutarse en ejemplares y virtuosos ciudadanos hoy? El birlibirloquismo emocional de Vicuña alcanza aquí cotas antológicas. A la pregunta de AD sobre si creía que el entorno de ETA-Batasuna había sido ajeno a las campañas en contra de su partido, Vicuña contestó: «Viendo cómo han manipulado estos pocos al resto de los vecinos con engaños, mentiras y temores, no cabe duda de que están implicados. Son sin embargo una pequeña minoría y eso nos motiva. La gran mayoría de la gente de Garínoain es gente como nosotros, con sus familias, sus problemas y sus creencias tan democráticas como las nuestras». Como se ve, todo un dechado de virtudes camaleónicas.

En la misma entrevista también dijo estar convencido de que la hostilidad de algunos vecinos contra DNE se debían sobre todo a la presencia de la palabra ‘España’ en sus siglas y que, «según qué partido», los vecinos radicales «se habrían aliado para seguir perpetuando el califato». ¿Nos mintió entonces Vicuña o nos miente ahora a todos?

En otro momento de su misiva publicada en ‘La voz de la Merindad’, el ex candidato de DNE cuestiona que se pueda representar a los vecinos de Garinoain debido al menguado número de votos conseguido por su partido. Volvamos a la entrevista del día 13. Al serle planteada justa esa misma cuestión, tal fue lo que dijo: «Se quejan de que con un 5,6% hayamos salido elegidos, pero no se quejan, por ejemplo, de que Amaiur, con un 1,3%, tenga 7 representantes al congreso. O de que UPyD con 300.000 votos más que ellos, sólo tengan 3 congresistas frente a los 7 suyos. Entonces la ley está bien, pero cuando no les favorece, montan estos líos». ¿Le fallaron entonces los cálculos aritméticos o le fallan ahora?

Lo más preocupante empero es la detección de los primeros signos amnésicos en alguien como él relativamente joven. Escribe el caradura que su decisión de renunciar a la Alcaldía de Garinoain fue fruto de una meditada decisión. ¿A partir de qué momento se desvaneció su ilusión por ser alcalde? ¿Fue antes, durante o después de la noche anterior a su prevista toma de posesión, cuando estuvo ensayando en su propio domicilio el discurso que debía leer al día siguiente, junto a la presidenta de DNE, Nieves Ciprés y la de un prestigioso notario de la capital pamplonica? ¿Es o no es cierto que esa misma noche estuvo Gonzalo Vicuña ensayando una buena declamación y corrigiendo algunos párrafos del texto? ¿Por qué no expuso entonces sus objeciones y dudas a la presidenta de su partido en vez de expresarle, como le expresó, la ilusión que le hacía convertirse en alcalde de Garinoain en pocas horas? ¿Qué extrañas e ignotas circunstancias propiciaron ese repentino cambio de parecer entre la visita de Nieves Ciprés y las horas posteriores? ¿Recibió alguna llamada intimidatoria del entorno etarra? ¿Algún asuntillo turbio? ¿Por qué optó por la fórmula del escaqueo y desconectó el teléfono la mañana en que debía tomar posesión de la Alcaldía? ¿De qué supuesto accidente laboral fue víctima la misma mañana de autos? ¿Por qué no dio la cara como un hombre y se comportó como un patético mindundi?

En definitiva, que Gonzalo Vicuña, a falta de otros méritos curriculares, ha conseguido una marca verdaderamente olímpica en la nueva modalidad de deslizarse por un tobogán de contradicciones y embustes. Su debilidad no hace honor a la reciedumbre que se presume a los navarros.

Y respecto a los montaraces de Garinoain, que ciertas aficiones proféticas resultan especialmente condenadas a la plancha. Quienes han sobrevivido a los pistoleros de ETA durante años no creo yo que se vayan a dejar intimidar ahora por un puñadito de vocingleros radicales con demasiada querencia al pacharán y a las películas de Paco Martínez Soria. Agur.

*La foto pertenece al archivo gráfico de ‘La Voz de la Merindad’, publicación de notable influencia en aquella comarca navarra y que dirige nuestra compañera Leire Sevillano.