Curiosity despega de Cabo Cañaveral para estudiar Marte
A la hora programada y sin inconvenientes, el Mars Science Laboratory despegó surcando el cielo nublado sobre Cabo Cañaveral. Una vez en la órbita terrestre, la etapa Centaur del cohete, se encendió por segunda vez y puso al rover Curiosity de la NASA rumbo a Marte.
Algunos minutos después, se estableció comunicación entre la nave espacial y tierra, comprobando que el sistema de comunicación funciona perfectamente, así que ahora sólo queda esperar poco más de 8 meses a que Curiosity se pose sobre la superficie marciana. La misión del rover será averiguar si el Planeta Rojo pudo alguna vez albergar vida microbiana.
El cohete Atlas V que transporta el vehículo de exploración (o “rover”) ‘Curiosity’, destinado a explorar la superficie de Marte con los últimos avances tecnológicos, ha despegado hoy del centro de lanzamiento del Kennedy Space Center en Cabo Cañaveral (Florida).Este rover cuenta con tecnología española. Concretamente, porta el instrumento Rover Enviromental Monitoring Station (REMS) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que tomará datos meteorológicos de la superficie de Marte; y una antena de alta ganancia, capaz de concentrar la energía en una sola dirección y que ha sido construida en el centro Astrium de Barajas (Madrid).Este rover es la tercera generación de vehículos todo terreno que la NASA envía a Marte y está diseñado para explorar la superficie del planeta durante, al menos, un año marciano, que supone 686 días terrestres.
La intención de la misión es realizar sobre el terreno análisis de tipo físico, químico y meteorológico. Según ha explicado la agencia estadounidense, con ello se pretende identificar trazas biológicas e interpretar procesos geológicos y climáticos.
Del mismo modo, analizando la temperatura, la posibilidad de existencia de agua líquida y el nivel de radiación ultravioleta, habrá datos para evaluar si puede desarrollarse algún tipo de microorganismo en ese ambiente.La NASA ha señalado que el rover se posará en el cráter Gale, de unos 150 kilómetros de diámetro, con un montículo central de cinco kilómetros de altura. Se ha seleccionado esta situación porque se cree que en él podrá descubrirse gran parte de la historia geológica de Marte, además de que, según los investigadores, presenta huellas que parecen indicar que pudo haber sido un lago.