Blas Piñar López
Del mismo modo que creo en la eficacia de la oración, y en que ninguna de ellas, ni la rezada más distraídamente se pierde, creo también que los impulsos de los hombres, igual que la energía, no se extinguen nunca; de modo que cuando parecen haber desaparecido, se manifiestan con singular brillantez y eficacia. Eso es lo que consigue Blas Piñar López, el legendario fundador de Fuerza Nueva, en la entrevista que publicamos hoy. En cualquier otro país con apego a la verdadera memoria histórica, un personaje de su talla tendría que ser incluido en la lista de sus hijos más valiosos, respetables e ilustres.
Fiel a las empresas más nobles que, a la manera calderoniana, merecen ser defendidas incluso con la propia vida: Dios, la patria y el honor, la vida de Blas Piñar es un ejemplo de rectitud moral, de fervor patriótico y de lealtad innegociable. En su biografía se condensa y sublima lo mejor de la condición humana.
Hemos quedado para hablar y repasar una parte de su modélica biografía. En este caso el interés va más allá, porque Blas Piñar estuvo situado durante muchos años en un punto clave, en un momento clave, siendo, con toda seguridad, el hombre más justo para una situación históricamente decisiva. Eso lo supo hasta el día de su muerte el general Franco, rodeado de traidores mellados que, sin embargo, arrancaron con sus protervas dentaduras postizas todo lo que tuviera un valor sentimental para millones de españoles.
Entre 1975 y 1976, Fraga organizó varias cenas para intentar atraerlo al naciente grupo que daría origen a los populares. Quienes desde fuera habían diseñado la transición española y elegido a sus protagonistas, contaban con la eliminación de la derecha tradicional para hacer más fáciles sus pretensiones. Pero no tuvieron éxito, ya que las exigencias del fundador de AP suponían para Blas Piñar el abandono de sus sólidos principios. Y no hubo tal.
Bucear en aquella época es poner al descubierto la historia de una colosal mentira. Se sigue hablando de idílicos consensos que hicieron posible la pacífica trasmutación del régimen nacionalcatólico a éste que tenemos. Sin embargo son cada vez más los que se atreven a criticar el oscuro proceso que tuvo lugar entre 1973 y 1981. Estoy seguro que acabará por confirmarse el resultado ruinoso -político, moral y económico- de las mentiras de un proceso que, contra la opinión generalizada de todos estos años, no se articuló bajo ningún consenso sino que se fraguó entre las presiones internacionales, el chantaje de algunas regiones y la amenaza del terrorismo. Ni las Cortes de 1977 fueron constituyentes ni se hizo nada de forma transparente, sino en despachitos, cancillerías internacionales y reservados de restaurantes, donde unos pocos se repartían a los postres, y a trocitos, la tarta de España.
En contraste con ese período de deslealtades y traiciones, me llega a lo hondo la serenidad patricia con que Blas Piñar nos hace comprender el difícil paisaje nacional, la precisión de sus juicios, el análisis de una situación que puede calificarse de todo menos de edificante.
En un panorama de desesperanza, Blas Piñar representa la fe y un imbatible espíritu jurídico capaz de garantizar la norma natural frente a la promoción del desmadre. Tiene tacto, calma e inteligencia. El país hubiera sido sin duda peor de haber sucumbido a los mismos cánticos que embaucaron a Fraga hasta llevarle a la misma pista de baile donde Santiago Carrillo, en amarga compañía regia, se marcaba un bailecito siniestro.
La desbordada vitalidad de Blas Piñar, su intencionada y leal memoria, nos dan ocasión de conocer a fondo unos años que en buena parte nos han hecho perder para siempre. ¡Que Dios nos lo conserve muchos años!
Quiero felicitar a Alerta Digital por la entrevista a Blas Piñar. Creo que Blas Piñar Pinedo (Un Blas piñar de tercera generación) ha heredado muchas de las virtudes políticas de su abuelo. Blas piñar Pinedo debería fundar un partido político o presentarse en las listas de AES.