El ‘efecto Obama’ termina en estafa
Que el primer presidente negro de los Estados Unidos esté a una yarda de conseguir que el poderío mundial de su país comience a tocar techo no debería sorprendernos a quienes siempre hicimos públicas nuestras dudas acerca de las oblicuas intenciones del personaje y de los oscuros grupos progresistas que le dieron su apoyo. Obama ha confirmado lo que muchos ya dijimos en plena campaña a las presidenciales americanas: su mandato sería desastroso para Estados Unidos. La agencia de calificación crediticia Standard & Poor’s acaba de rebajar de categoría la deuda de Estados Unidos, hasta ahora con nota AAA , debido a la preocupación sobre el déficit público.
La frivolidad de tener a un afroamericano al frente de la Casa Blanca nos puede salir muy cara. De entrada, Estados Unidos se ha convertido en un factor distorsionador que pueda debilitar el crecimiento internacional y añade leña a un incendio en plena expansión. Eso refleja también la necesidad de adecuar el sufragio universal a unos criterios selectivos más en concordancia con las exigencias actuales. Ya saben, si un tonto vota, lo más probable es que vote al candidato más tonto.
De esta forma, la mayor potencia económica del planeta se queda en el AA por primera vez en la historia. Se malicia en algunos círculos republicanos que si Obama le hubiese dedicado a la economía de EEUU el mismo entusiasmo que a la entrada de gays en el ejército, la situación probablemente sería mejor hoy. Obama resultó elegido presidente por la conjunción de algunos factores entre los que sobresale muy destacado el odio que el hombre blanco de Occidente se profesa a sí mismo.
Obama fue presentado por toda la multinacional progre del cuento y la mentira como el redentor que el mundo estaba pidiendo a gritos. Le bastó el color de su piel para que su campaña a la presidencia tuviese una dimensión planetaria hasta ese momento desconocida. Cuando algunos se interesaban en conocer qué otras virtudes, además de las epidérmicas, atesoraba el candidato demócrata, enseguida eran tachados de retrógados y racistas.
El histerismo por Obama se nutrió durante meses de los ingredientes proféticos que le proporcionaron los gurús de la socialdemocracia europea. Todos los males mundiales tendrían los días contados al conjuro del carismático nieto de una hechicera de Kenia. Fue tal el optimismo que hasta recibió, apenas elegido, un polémico Premio Nobel de la Paz 2009, “por sus extraordinarios esfuerzos para fortalecer la diplomacia internacional y la cooperación entre los pueblos”. Pero ahora es él quien “tiene que tener esperanza” ironiza el diario financiero austríaco Wirtschaftsblatt y capta con ello el cambio de tono de la prensa y la opinión pública estadounidense, europea e internacional. ¡A buenas horas…!
Si de algo sirvió la elección de Obama fue para que millones de advenedizos de todos el planeta descubrieran en la democracia americana una belleza de talla ‘small’. Sujetos como Pepiño Blanco, Elena Valenciano, Trinidad Jiménez o el cenizo de la Moncloa descubrieron de súbito la capacidad de integración de la sociedad norteamericana y la ponderaron con el mismo fervor que los tratantes de noticias del grupo PRISA nos hablaban desde las inmediaciones del Capitolio de un mundo nuevo y feliz. Les faltó el detalle de recordar que, cuando aquí andábamos enfrascados en guerras carlistas, en historias de bandoleros y en barraganas regias, los ojos de Thomas Jefferson ya tenían el brillo vítreo y verdoso de la más misteriosa escalopita escondida en los montes de Virginia: “Todos los hombres son igualmente libres e independientes y tienen derecho a la vida, la libertad, los medios de adquirir propiedades y la búsqueda de la felicidad y la seguridad”.
En cada recuento de votos, fuese en Florida, en Minnessotta o en Massachusetts, las terminaciones nerviosas y sensitivas de millones de tontosprogres en vigilia llevaban al cerebro, al corazón y a algún que otro recóndito rincón la buena noticia de que el mesías había vuelto.
Que Obama tuviese como mentor político a Jeremiah Whright, cuyas teorías sobre la supremacía negra rozarían la irreverancia si reposase en los anaqueles de consulta de una librería pornográfica, pareció ser lo de menos si al final se lograba poner sordina a la supremacía moral, cultural y política que Estados Unidos ejerce sobre una Europa atocinada desde hace 66 años.
Tampoco importó mucho ni poco que la tía nigeriana de Obama viviese ilegalmente en los Estados Unidos por espacio de 48 meses. Ni que el hoy presidente dijese ignorar la colaboración económica de su tía ilegal con su billonaria campaña, en contra de las propias leyes estadounidenses, que prohíben a los candidatos aceptar dinero de personas u organizaciones extranjeras. Se trata así de evitar la carga hipotecaria que ‘lobbis’ extranjeros puedan imponer a los cargos electos de un país enormemente receloso de las influencias internacionales.
Los republicanos expresaron sus sorpechas, si bien de una forma bastante tibia, acerca de la procedencia árabe de muchos de esos fondos dirigidos al candidato demócrata. ¿Cómo no se insistió más en ese punto cuando los estadounidenses corrían el riesgo más que fundado de tener a un presidente aupado hasta el número 1600 de la avenida de Pennsylvania con el apoyo económico de algunos de los más acrisolados enemigos de Estados Unidos y de su influencia en lo que nos va quedando de Occidente?
Los términos en los que se basaron siempre los criterios de selección en Estados Unidos fueron invertidos en la campaña de 2008. Por vez primera, Fidel Castro y los órganos oficiales de algunas organizaciones terroristas se decantaron públicamente por un candidato estadounidense. Se habló de Gadafi y de los Saud como algunos de los patrocinadores económicos de Obama. A los enemigos del ideal inspirado por Jefferson no les resultó difícil partir el melón ni mucho menos descubrir dónde estaban marcadas las fisuras.
La intransigencia contra quien osara describir una parte de la tramoya que envuelve a este personaje de cloaca respondió posiblemente más al reflejo de los millones de nuevos americanos provenientes de sociedades moralmente desestructuradas que a una inquietud real sobre la estabilidad política y económica de Estados Unidos. La revelación de cualquier ‘agujero negro’ en la biografía de Obama se atenuó una y otra vez con el color de su piel, sobre todo por parte de la chusma latina con derecho al voto.
Sé que en este Occidente tan perdido y tan sometido al pensamiento único, este opinador tendría más predicamento si atribuyera las causas de la debacle estadounidense a otras razones políticamente menos incorrectas. Si yo defendiera hoy aquí los alambicados argumentos en favor de la frescura que aporta Obama a la sociedad norteamericana, ante una opinión pública tan poco inclinada a la credulidad, estaría faltando al principio básico de edificar una verdad (la supervivencia de Estados Unidos como gran potencia) sobre un lecho de mentiras (la valía de Obama).
Históricamente las falsedades han sido mucho más fecundas para la ciudadanía que las verdades. Y la mayor de las mentiras fue considerar como la gran esperanza mundial a un demagogo negro sin ninguna musculatura intelectual, cuyo paso por el Senado se saldó sin una sóla propuesta digna de mención, apoyado por los ‘lobbis’ menos recomendables de Estados Unidos y con más trampas en su partida de nacimiento que la cara de Sara Montiel.
Solo una muestra
Si el Presidente de mi pais , recibiera a un presidente que se ha pitorreado de mi bandera , no seria digno de ser presidente de mi pais
Estimado Armando: Yo sinceramente no soy un experto en política ni mucho menos pero por encimilla creo que me parece mucho mas lógica la política de mejoras sociales de Obama que la política guerrera de Bush, además de bajarle los impuestos a los más ricos y a las multinacionales(y en éstas sí que se pueden disimular capitales “extraños”). No creo que en los orígenes de Obama haya algo peor que haber matado a un hombre(casualmente latino)por conducir totalmente borracho(no pasó nada porque papá era Presidente). Esa es una de las causas de la actual crisis, y lo que le está… Leer más »
Ustedes no saben la suerte que tienen de vivir en un país civilizado y democrático.
Gracias a ello pueden exponer las mayores sandeces racistas que he leído en mucho tiempo.
Hace mucho tiempo que vengo diciendo, que EEUU irá mal mientras una persona de color mande en ese pais. No es posible que hayan olvidado de pronto que los negros y latinos son para ellos gente de segunda o de terce clase. Mal vamos.
Y en esta sufrida España iremos medio bien cuando nos gobiernen gente de clase y no lo que tenemos ahora. Haber que se vota.
VENIS DICIENDO BOLUDESES GALLEGO TAPADO E IGNORANTE QUE MANGA DE RACISTA TU TE MIRAS AL ESPEJO TONTUELO?