El terror, síntoma de una sociedad psicópata
Lluís Fernández Bergüés/Colaboración.- La ciudad de Oslo se convirtió por unas trágicas horas en una castigada Vietnam. Una violentísima explosión sobresaltaba a la tranquila y apacible capital noruega. A las 15:26, en la zona donde se congregan casi todos los edificios gubernamentales, la explosión de un coche bomba, el fuego y el humo, con nido de muerte y con criminal onda expansiva, sembraba el terror entre los ciudadanos que se encontraban allí en ese momento. Pocas horas después, en el islote de Utøya, un individuo abrió fuego en el campamento juvenil político del Partido Laborista Noruego, disparando de modo indiscriminado sobre los jóvenes allí congregados.
Son ya más de noventa personas que no volverán a pasear, ni a reír, ni a llorar. Su muerte engrosará la trágica lista de inocentes asesinados. Es el atentado más criminal de la historia de Noruega, el que alcanza la cúspide de la degeneración y la maldad, el que no tiene justificación de ningún tipo, el que viene a demostrar una vez más el carácter diabólico de odio y animalidad que domina al terrorismo asesino.
La era del terror
Las actividades terroristas se han convertido en las últimas décadas en un rasgo común de la escena internacional. Por sólo indicar España, triste es recordar los atentados del 11-M. 192 muertos y 1.430 heridos, detrás de una guerra sucia que parece tener a nuestra civilización occidental en su punto de mira. Y aún más impresionante resulta el pensar que tanto los políticos como los funcionarios encargados de aplicar la ley no creen que el terrorismo vaya a disminuir en el futuro próximo. Por el contrario, tanto autoridades nacionales como internacionales creen que amenaza con extenderse más allá de todo control.
Si bien un número de muertes causadas por el macabro terrorismo es inferior –relativamente comparado– a otras formas de criminalidad, el impacto emocional, político y social que produce es mucho más grave en sus repercusiones que la que sugieren las cifras y estadísticas.
El terrorismo es una violencia criminal destinada a crear el miedo, y con él influir en la sociedad para que ésta acepte como válida la causa que el terrorista dice defender.
Algunas organizaciones terroristas, como ETA o Al Qaeda, son relativamente importantes política y militarmente. La creación del caos y del miedo, a través de sus actos de perturbadora violencia, es la única vía con la que cuentan para hacerse propaganda en sus causas y lograr sus fines, ya que de otro modo serían inalcanzables, pues los mismos tropiezan con una vigorosa oposición, o por lo menos con el rechazo de la mayoría.
Pero los terroristas están convenciéndose cada vez más de que sus métodos son efectivos. Ya en 1977 el gobierno estadounidense publicó un informe en el que revelaba que los terroristas tienen casi un 50 % de probabilidades de lograr que sean satisfechas muchas de sus demandas, se trate de dinero por rescate, liberación de otros presos terroristas, ser ensalzados e incluso votados en comicios electorales o de otros malvados objetivos. Además, los hechos demuestran que el terrorista tiene una “atractiva” probabilidad, pues tiene un 80 % de poder escapar vivo sin ser capturado.
Nadie puede dudar del terrible crecimiento numérico de asesinatos terroristas ocurridos alrededor del mundo, lo que hace que el problema se sitúe dramáticamente en un primer plano de la situación, tanto en lo que concierne a los gobiernos como al público en general.
Muestrario de causas
Aunque personalmente creo que la causa mayor del terrorismo es el carácter asesino de sus practicantes, puedo descubrir que los temas que se involucran en actividades terroristas se escudan en sus diferentes objetivos y motivaciones. Algunos son revolucionarios que persiguen derrocar un sistema político. Otros son anarquistas que quieren provocar un colapso total de la sociedad y del gobierno. También los hay separatistas, es decir, grupos minoritarios que quieren segregarse del Estado en el que conviven para formar el país que quieren ellos gobernar. Y por último, también existe el terrorismo de cariz religioso, principalmente islámico, que trata de imponer su credo al resto de la sociedad.
Los grupos revolucionarios, anarquistas, separatistas o islamistas, en la actualidad, están empleando tácticas terroristas incluyendo la matanza indiscriminada de víctimas civiles inocentes cuando lo consideran necesario. Los atentados de Noruega son un triste ejemplo.
Pero tampoco podemos olvidar los grupos mercenarios, asesinos a sueldo, que ofrecen sus servicios a los grupos políticos terroristas (¿será esta la relación entre Batasuna y ETA?), no impulsados por motivación política alguna, sino básicamente por el empeño de enriquecerse o de atacar cualquier democracia.
Una universalidad diabólica
Nadie desconoce que muchos de estos grupos coordinan sus operaciones, compartiendo campamentos, dinero, instalaciones para el entrenamiento y miembros militares, para aumentar así su efectividad. Como muy pocos desconocen, en muchos casos los terroristas cuentan con el respaldo activo o tácito de varios gobiernos, como por ejemplo el de Venezuela, país que sirve de refugio a los terroristas de las FARC. Algunos de estos países y organizaciones clandestinas, además, proveen ayuda financiera y de otro tipo a esos grupos terroristas. Dejo en reflexión del lector, a fin de no ser considerado mi artículo como tendencioso, que se examinen unos hechos muy curiosos y elocuentes. El denominador común de la pretendida lucha del terrorismo contra el imperialismo, el sionismo y el capitalismo; el hecho de que casi todo el armamento venga de países muy particulares, en los que normalmente no suelen haber hechos terroristas, y el inconfundible sello de que la mayoría de los líderes de esas organizaciones hayan parado algún tiempo o mucho tiempo en un país muy específico.
En todo caso, no hay duda de que las agrupaciones terroristas, que ahora actúan coordinando sus esfuerzos y a la vista de sus terribles atentados se muestran cada vez más criminalmente eficientes y profesionales, presentan cada día una amenaza mucho mayor.
La superviolencia
Lo peor, sin embargo, es que los actos de terrorismo que hasta ahora hemos presenciado, con su crueldad y todo, quizá sean sólo “un juego de niños” en comparación con los que –según sus planes– se proyectan para el futuro. Los asesinos terroristas están estudiando la posibilidad de atacar las plantas nucleares; de envenenar los suministros de agua de las grandes ciudades; de robar material bélico nuclear, químico y biológico… lo que después de los atentados del 11-S ya no resultan casos de ciencia ficción.
¿Qué sucederá el día que un grupo terrorista pueda fabricar una bomba atómica y utilizarla como medio de chantaje con el cual conseguir sus fines? No es un pensamiento descabellado a la vista del armamento modernísimo que usan los terroristas actuales, siendo cada uno de ellos una especie de ejército ambulante.
Los terroristas y los medios de difusión
Es un hecho que me gusta escribir, pero hay veces que me pregunto si escribir sobre un tema ayuda a edificarnos positivamente o a contribuir en deterioro destructivo. ¿En cuánto contribuyen los medios de difusión a facilitar la tarea terrorista? Personalmente quiero creer que los terroristas no desean un millón de muertos, pero sí un millón de espectadores. Ellos saben que en nuestro mundo actual, la aberración es noticia. Miles de aviones aterrizan felizmente cada día, pero el secuestro de uno llenará las páginas de los periódicos y los minutos de los telediarios.
El terrorista, fuera de toda duda, se encarga de suministrar a los medios informativos una abundancia de ejemplos de conducta anormal.
Contrarrestando el terrorismo
Es evidente que el aumento criminal del terrorismo moviliza a los gobiernos y sus departamentos especializados en la búsqueda de los mejores métodos para oponerse a esa plaga del terrorismo.
Lógicamente, la prevención es el primer paso. Esta prevención pasa por el mejoramiento de los servicios de seguridad de los lugares que generalmente son tenidos como blanco preferido de los terroristas: aeropuertos; plantas nucleares; edificios gubernamentales, militares y públicos; embajadas, etc. La prevención también incluye la superación de las actividades de la inteligencia por parte de todos los servicios policiales especializados.
No faltan quienes defienden como medidas preventivas el establecimiento de sanciones más severas de parte de la justicia, incluyendo la detención preventiva y las restricciones del derecho a viajar en los casos de individuos sospechosos de terrorismo.
Y ya que el terrorismo se “fraterniza universalmente”, necesario sería que todos los países del mundo colaboraran en una lucha real contra esta incivilizada e irracional tragedia del terrorismo.
Cuando los terroristas atacan
Las precauciones contra el terrorismo pueden adoptarse, desde luego, sólo hasta cierto límite. La ventaja siempre está a favor del terrorsita, pues él es el que sabe dónde y cuándo atacará. ¿Cómo pueden los medios antiterroristas actuar cuando surge alguno de estos incidentes?
Una vez los terroristas demuestran que están dispuestos a matar o morir por una causa, no hay método completamente seguro para tratar eficazmente con ellos. No hay procedimiento que pueda producir los mismos resultados o reacciones en todos los casos.
Dejando a un lado la posibilidad de una capitulación total frente a las demandas de los terroristas, la mayoría de los especialistas del tema proponen una “respuesta flexible”, es decir, el uso de diferentes tácticas para cada caso concreto, y la habilidad para modificar esas tácticas a medida que va cambiando la situación específica de que se trate. Esas tácticas incluyen negociaciones, tretas, procedimientos dilatorios para ganar tiempo y, en algunos casos, operaciones armadas de asalto o rescate.
Hay algo en lo que coinciden casi todos los expertos: una reacción exagerada puede ser más peligrosa que la misma situación que la provoca.
Lo absolutamente cierto es que estamos viviendo tiempos peligrosos. Que si hoy el terrorismo no afecta a muchas personas, si los expertos están en lo cierto, el futuro apocalípticamente vaticina que cada vez una proporción mayor de personas llegarán a ser afectadas.
Anda, censúralo. Demostrarás ser un cobarde
Despues de la guerra civil, la actividad del maquis en España fue virulenta, pero esa forma de terrorismo no tuvo apenas repercusion. La unica arma efectiva contra el terrorismo es el silencio informativo. Como no van a seguir matando si sus victimas nos las ponen en las noticias del mediodia o la noche. Si hasta planifican los atentados segun la hora de salida de las noticias de maxima audiencia. Ahi es donde se deberian realizar los maximos esfuerzos, en hacer que una matanza apenas se conozca que se ha producido mas alla del barrio en el que ha ocurrido. Y… Leer más »
Más terrorista es tu amiga Leona Catalana.
Con ésa hay que ir con mucho cuidado, es una mala persona