Spielberg se hartó de Megan Fox
Por la boca muere Meg. El director de ‘Transformers’, Michael Bay, ha declarado a la revista ‘People’ que fue el propio Steven Spielberg quien ordenó el despido de la actriz Megan Fox de la tercera entrega de la saga. El director, el equipo de producción, los compañeros de reparto, todos, por lo que ha trascendido, estaban ya más que hartos de la estrella, salvo el rey Midas, que aguantaba estoicamente sus lindezas. Hasta que la actriz se desmelenó y para hacer daño a su jefe utilizó en una entrevista la metáfora equivocada. «Quiere ser como Hitler en los rodajes, y así se comporta…», dijo refiriéndose a Bay. El veneno de su dardo la mató. La Fox se olvidó, por lo visto, del origen judío de quien la contrató y el autor de ‘La lista de Schindler’ no lo dudó. «Despídela ahora mismo», ordenó Spielberg a Bay.
Esto, que se ha sabido ahora, ocurrió en realidad hace dos años, en pleno rodaje de la tercera parte de la historia de los vehículos que se convierten en bestias mecánicas alienígenas. Entonces, lo que se contó fue otra cosa. Se sabía que Megan Fox era una deslenguada y que se llevaba más mal que bien con sus compañeros. Bueno, siendo sinceros se llevaba muy mal, porque puso tanto en ridículo en público al director del filme que el equipo de rodaje difundió una nota en la que le llamaban de todo menos guapa. El autollamado ‘Equipo Leal de Transformers’ colgó en la web un escrito en el que la calificaba de «Angelina Jolie de segunda» y decía de ella que estaba más preparada para «protagonizar una película porno que para llegar a ser considerada una buena actriz».
«Michael fue quien encontró a esta chica tímida, sin experiencia, la sacó de la oscuridad ofreciéndole el mayor despegue posible para cualquier joven actriz como ella. Le concedió el papel protagonista de ‘Transformers’, una franquicia que cambiaría su vida por completo, convirtiéndose en la chica más buscada en Google en el mundo». A partir de ahí, sus compañeros le dedicaban en aquel escrito múltiples lindezas, entre las que destacaba una: «Por cierto, (Megan Fox) es más tonta que las piedras». Toda una declaración de amor.
Como no la querían -y la habían despedido-, la actriz y sus representantes explicaron a la prensa que Megan había renunciado a su papel a causa de «la presión que el director ejercía sobre ella». Dijeron que Michael Bay quería que la chica se mostrara más sexy y ella, claro, no estaba dispuesta. Así que la elegida para sustituirla fue otra belleza salida de las pasarelas, la modelo Rosie Huntington-Whiteley, sin ninguna experiencia en cine.
Un descubrimiento
El culebrón sumó ayer otro capítulo, a las puertas del estreno, como no podía ser de otra forma. «Michael Bay es como Napoleón, desea crear esta insana, infame reputación de sí mismo», se soltó la joven estrella a la publicación británica ‘Wonderland Magazine’. Y añadió: «Quiere ser como Hitler, lo es. Es un infierno trabajar con él». La paciencia de Spielberg se colmó. «Es una persona muy sensible a la cuestión judía», detalló Bay a ‘People’. «En cuanto supo de estas palabras, decidió despedirla». La saga continúa.