Está hecho. El alcalde de San Sebastián será de Bildu. En el PP y en el PSE lo dan por hecho a estas alturas. Sin embargo, el mayor desafío está por llegar: Cuando la coalición pro baatsuna, tras la cual están Rufino Echeverría, Arnaldo Otegui o Txelui Moreno, se haga a lo más tardar en julio, como también se espera, con el gobierno foral de Guipuzcoa. Fuentes de la dirección del partido popular en el País Vasco advierten sobre una preocupación creciente: “Empresarios guipuzcoanos barajan trasladar su domicilio fiscal fuera de territorio guipuzcoano. Algún empresario ya lo ha hecho”, según estas fuentes, en beneficio de Vizcaya.

Los empresarios no quieren correr riesgos añadidos en su actividad profesional y muchos de ellos prefieren escapar al control de una formación política que no ha roto fehacientemente con una banda terrorista que sigue viva. Y es que, según estas fuentes, “el 50% de la recaudación de la hacienda foral guipuzcoana procede de un colectivo de unas 10.000 personas (entre físicas y jurídicas). Varias de esas fortunas disponen de segunda residencia en otros lugares de España o en el propio País Vasco”. La decisión de abandonar Guipuzcoa como residencia fiscal no les resultaría complicada aunque, eso si, sería según estas fuentes, “un problema gordo” para las arcas guipuzcoanas que tendría consecuencias catastróficas para el futuro económico de la provincia.

El PNV conoce estos riesgos, pero ha decidido, por ahora, dejar hacer a Bildu. El partido que dirige Iñigo Urkullu no quiere ahondar su pozo electoral de cara a las autonómicas de 2013 aliándose con los constitucionalistas frente a los representantes de la izquierda abertzale. A ello se añade el inminente proceso de elección de una nueva dirección nacional del PNV. Los empresarios han hecho llegar a los nacionalistas su inquietud, pero han optado por la prudencia y prefieren mantener el anonimato a la hora de advertir sobre los peligros de Bildu.