Aunque no estamos en navidades, a veces los aguinaldos se prodigan con ocasión de otros acontecimientos, como pudiera ser una cercana cesantía. Éste parece ser el caso de la dádiva que la Escuela de Seguridad Pública de Andalucía –ESPA- ha otorgado al cesante jefe de la policía local de Sevilla, José Aulet.

Poco antes de su salida del consistorio sevillano para su vuelta a la Policía Nacional, tras la derrota electoral del PSOE y la llegada en mayoría del PP, la directora de la ESPA, Reyes Pro, le encomendó una incongruente tutorización de dos policías que realizaban el curso de ascenso a inspectores de la policía local.

El que a todo un superintendente de la policía local, comisario principal en su origen de la Policía Nacional, y jefe del cuerpo municipal de la capital de Andalucía se le confiera una función tan trivial como el seguimiento de unas prácticas de dos inspectores a su mando es, como se ha dicho, una incongruencia.

Un superpolicía jefe no puede ni debe descender a las minucias de un tutor que orienta el trabajo práctico, de calle, que dos alumnos han de hacer mientras trabajan en sus destinos consolidados, que eran los de subinspectores. En toda lógica, al señor Aulet le debieran haber reservado ser tutor de alumnos de otras escalas o categorías superiores de mando. Lo coherente y lógico desde un punto de vista formativo es nombrar a otro inspector experimentado para tal tarea de guía para aprender a ser inspector. Pero aún llama más la atención que uno de los dos aspirantes a inspector en cuestión fuese el propio secretario particular del jefe Aulet.

Da toda la impresión de que la Escuela de Seguridad Andaluza ha querido hacer un regalito con esas tutorías, por las que la hacienda de la Junta de Andalucía ha abonado un montante de 500 euros al jefe sevillano, quizá por amistad previa, pues doña María de los Reyes, aunque archivera de profesión, proviene de la Policía Autónoma Andaluza, donde llevaba su gestión económica