Ministro de Justicia danés: “Los ciudadanos normales podrán cruzar libremente las fronteras”
El plan franco-italiano de retocar Schengen para restablecer los controles fronterizos, que Berlín apoya decididamente, tuvo ayer su émulo sin esperar a lo que decidan las instituciones comunitarias. Una decisión resultado de un acuerdo del Gobierno conservador danés con el identitario Partido Popular Danés, tercera fuerza política del país, que le apoya parlamentariamente desde hace una década.
El anuncio se produjo al día siguiente de que en el debate del martes en la Eurocámara sobre Schengen, un parlamentario adelantara que el Gobierno danés iba a introducir los controles fronterizos con Alemania para poner coto a la llegada de trabajadores del sureste de Europa (Bulgaria y Rumanía, dos países que no pertenecen a Schengen) vía Alemania.
“En los últimos años hemos visto un incremento de la delincuencia transfronteriza: tráfico de droga, bandas del este de Europa, tráfico de personas, contrabando de dinero y demás. Y un modo eficaz de atacar el problema es establecer controles fronterizos”, explicó el ministro de Finanzas, Claus Hjort Frederiksen, al dar cuenta de la medida. “Vamos a construir nuevas instalaciones en la frontera con Alemania, dotadas de nuevos equipos electrónicos y de identificadores de matrículas”, dijo sin dar detalles.
Habrá también controles portuarios, en los aeropuertos y en el extremo danés del puente gigante de Oresund, que une Dinamarca con Suecia. El ministro adelantó que el plan será realidad en un plazo de dos o tres semanas.
“Dinamarca debe ser un país seguro y haremos todo lo posible para combatir la ola de delincuencia que llega del exterior”, abundó el ministro de Justicia, Lars Barfoed, quien aseguró que las medidas “no van a impedir a ciudadanos normales y a los negocios cruzar libremente las fronteras”.
Pertenecen a Schengen 22 países de la UE (todos, excepto Irlanda, Reino Unido, Chipre y Bulgaria y Rumanía, los balcánicos que pugnan por entrar y cuentan con el veto oficioso de Alemania y Francia) y los extracomunitarios Islandia, Noruega, Suiza y Liechtenstein. El acuerdo autoriza a aplicar controles en las fronteras internas de la Unión en circunstancias especiales (por motivos de orden público y seguridad interna) por un procedimiento pautado de comunicación por parte del Gobierno en cuestión a Bruselas y a las otros Estados, siempre por un periodo limitado de tiempo.
La mayoría de los Gobiernos han hecho en alguna ocasión (grandes acontecimientos deportivos, cumbres políticas, entre otras oportunidades) uso de esta cláusula (España, por ejemplo, durante la boda del príncipe Felipe y doña Letizia; la última vez, en 2009, con motivo del Día del Soldado Vasco), pero es la primera vez que un Gobierno signatario de Schengen anuncia la reintroducción estable de controles fronterizos.
El Partido Popular Danés arrancó esta concesión del Gobierno a cambio del apoyo necesario para sacar adelante la reforma de las pensiones. “Tiene que ser algo que funcione”, explicaba en el diario Politiken el número dos del partido, Peter Skaarup. “Y para conseguirlo se reforzarán los controles fronterizos con presencia permanente de funcionarios de aduanas”.
La Comisión Europea estaba analizando ayer los detalles del plan danés que, según el ministro Frederiksen, “respetará las condiciones de Schengen”, razón por la cual no se pondrán en marcha plenos controles fronterizos.
Massimo Merlino, del Centre for European Policy Studies y coautor de un trabajo sobre Schengen, tiene otra opinión. “El reglamento de Schengen establece claramente las condiciones para reintroducir los controles fronterizos: si hay una amenaza grave inminente y por seguridad”, dice. La medida debe ser comunicada a la Comisión y ser temporal. “No está previsto que la medida no sea temporal”, apunta Merlino. “Si Dinamarca lo hace permanentemente debe salir de la UE” por violar el tratado.