Psicólogos de la Guardia Civil trabajan en un perfil del asesino de María Esther, la penúltima niña víctima del sistema
La Guardia Civil ha abierto todos los frentes posibles en el ‘caso María Esther’ para tratar de identificar al asesino de la menor de 13 años, que fue hallada muerta el jueves de la semana pasada dentro de la caseta de la depuradora de una piscina en las afueras de Arriate (Málaga).
En una de estas líneas de investigación trabaja un equipo de psicólogos de la Benemérita que se ha desplazado a Málaga para trazar un perfil de la persona que acabó con la vida de la niña y, de este modo, reducir el abanico de sospechosos, según ha podido saber este periódico de fuentes consultadas.
Estos agentes pertenecen a la Unidad Central Operativa (UCO) de la Dirección General de la Guardia Civil, que los ha enviado desde Madrid para apoyar la investigación. Estos expertos tienen la misión de ver más allá de las pruebas para extraer pistas sobre la personalidad del autor o autores del crimen, lo que podría constituir una herramienta fundamental para su identificación.
Para construir un perfil, los investigadores están analizando las características de la agresión, así como las pruebas halladas en el lugar donde apareció el cuerpo, cuya inspección ocular se ha prologado durante más de tres días. En definitiva, el modus operandi empleado por el agresor, que las fuentes consultadas calificaron de burdo.
Rasgos del suceso
El escenario del crimen y la posición en la que apareció el cadáver también sugieren algunos indicios para dibujar el perfil del autor a través de sus actos. Las fuentes explicaron que el hecho de utilizar una piedra como arma homicida, y abandonarla en el lugar, podría reflejar improvisación. Asimismo, taparle la cara a la víctima tras golpearla podría ser no sólo un signo de remordimiento, sino también de que el agresor la conocía.
Hay que recordar que el cadáver de la menor fue hallado en el interior de la caseta de la depuradora situada en la Huerta La Curva, cerca de la calle La Fuente, a la espalda del pueblo. Se trata de un lugar que dista más de 300 metros del domicilio de María Esther Jiménez.
La menor apareció completamente vestida y con parte del cuerpo cubierto por su propia chaqueta. Estaba entre la pared y el motor. La puerta de la caseta fue forzada para entrar y, posteriormente, cerrada por fuera por el agresor al marcharse. El cadáver presentaba una herida en la frente provocada presuntamente por una piedra que se halló en el lugar de los hechos, así como un traumatismo en la parte posterior de la cabeza que se habría hecho al caer de espaldas y golpearse con la pared. Al parecer, también tenía unos hematomas en las mejillas. Según se desprende de la investigación, la víctima habría sufrido un único golpe mortal, el de la frente, que le ocasionó una fractura de cráneo.
Interrogatorios
Los psicólogos del Instituto Armado también están especializados en analizar declaraciones para determinar su verosimilitud o detectar posibles contradicciones. En el caso de Arriate, los investigadores han interrogado a más de treinta personas, entre familiares, vecinos y amigos de la niña que han pasado estos días por las oficinas habilitadas en el Ayuntamiento para evitar que los testigos tuvieran que desplazarse al cuartel de Ronda.
A todos ellos se les han tomado muestras de ADN que han sido remitidas a los laboratorios centrales de la Guardia Civil, donde se le ha dado máxima prioridad al caso de Arriate. Los agentes tienen la esperanza de que la resolución pueda estar en los análisis genéticos, ya que el escenario del crimen y en las uñas de la niña se recabaron numerosas muestras biológicas que podrían permitir identificar al agresor.
Además, en estos interrogatorios, los agentes buscan conocer rasgos de la vida de la menor y reconstruir las horas previas a su desaparición. María Esther Jiménez fue vista por última vez a las nueve de la noche del miércoles en una parada de autobús, situada a la salida del pueblo, que es punto habitual de reunión de jóvenes.
Entre las últimas personas que han prestado declaración como testigos se encuentran los padres de la menor. Fueron citados en el cuartel de Ronda, en lugar de en el Ayuntamiento, donde se había congregado una multitud de periodistas y curiosos que esperaba la llegada de los progenitores.
Acompañada de un hombre
Uno de los testigos que ha sido interrogado afirmó a los agentes que la noche de la desaparición vio a la niña andando a unos cien metros de la caseta en la que se halló su cuerpo, acompañada de una persona que no había podido ser identificada. La cuestión a resolver es saber la identidad de esta persona.
Otro testimonio situó a la niña a bordo de un todoterreno conducido por un hombre. Los investigadores han comprobado los vehículos de estas características que esa noche pasaron por la zona indicada, pero al parecer todos han sido descartados.
El equipo de expertos de la UCO se ha integrado en el grupo de casi treinta agentes que trabaja sin descanso en la resolución del caso. El peso de la investigación, no obstante, lo lleva la Unidad de Policía Judicial de la Guardia Civil de la Comandancia de Málaga, que trabaja codo con codo junto a efectivos del cuartel de Ronda.
A los psicólogos se suma otro grupo de agentes del área de Delitos Telemáticos del Instituto Armado, que se han centrado en analizar el ordenador que usaba la menor, que es de una vecina, así como su perfil en redes sociales por si se citó con alguna persona por Internet.