Por respeto a todos, defendamos una universidad laica”, se lee en una gran pancarta de la facultad de Economía y Empresa de la Universitat de Barcelona (UB). El cambio de ubicación de una capilla instalada en el campus de Diagonal desde 1988 ha recordado a los estudiantes que en esta universidad hay un espacio dedicado al culto católico. Y no todos están de acuerdo con ello. Desde hace unas semanas, un grupo de estudiantes y profesores se ha posicionado en contra. La “reaparición” de la capilla ha levantado polémica en la facultad y ha reabierto el debate sobre qué modelo de laicidad debe seguir una universidad pública.

La visita del Papa a Barcelona contribuyó a encender los ánimos y las protestas contra la capilla se incrementaron. La decana de la facultad, Elisenda Paluzie, reconoce que la división ha ido creciendo: cada vez son más las personas que acuden a misa a la capilla –se celebra los miércoles a mediodía–, y también aumenta el grupo que se concentra entonces para protestar contra esta instalación.

La asamblea de la facultad organizó el 3 de noviembre una jornada en defensa de la universidad laica y expresó su rechazo a cualquier espacio religioso, sea de la confesión que sea, en el campus. Los actos continúan. La Juventut Universitària de Catalunya ha convocado para hoy un debate sobre la laicidad y sus implicaciones en la facultad de Derecho de la UB en la que participará el profesor de Filosofía de la Universidad Estatal de Milan Carmine Di Martino, y algunos estudiantes también han organizado una recogida de firmas para que se retire la capilla.

El espacio religioso no es nuevo. La UB firmó un acuerdo con el arzobispado de Barcelona en agosto de 1988, fruto de anteriores colaboraciones, donde se determinaba que la Iglesia católica romana disfrutaría de un espacio exclusivo y privado en la universidad. Así, se instaló una capilla en la antigua facultad de Empresariales. En 1996 ya se redujo la superficie de esta y en agosto de este año desapareció por completo. Empresariales y Economía se fusionaron en una sola facultad, comenzaron las obras de adecuación del campus y el espacio de la capilla se ocupó para ampliar la secretaría de la nueva facultad. Paluzie explica que en ese momento un grupo de profesores pidió que no se volviese a instalar; otros docentes, en cambio, defendieron su presencia.

La propia decana propuso entonces que se creara un espacio de culto ecuménico, pero es el rectorado de la UB y el consejo de gobierno el que debe decidir sobre este tema, no la facultad de forma unilateral, y en todo caso el acuerdo suscrito con el arzobispado sigue vigente, así que el decanato tuvo que buscar un nuevo espacio. El oratorio se ha instalado en un aula de estudio dentro de Economía. Algunos universitarios se quejan de que se les quiten espacios para estudiar a favor del culto religioso, pero la facultad tiene previsto abrir siete nuevas aulas de estudio antes de Navidad. “Lo del aula de estudio es sólo una excusa, el fondo de la cuestión es si una universidad pública debe ceder espacios para uso religioso, yo creo que no, la religión forma parte de la esfera privada de cada uno y no debe tener privilegios en una universidad pública”, explicaba ayer Isaac, estudiante de cuarto curso de Economía.

Muchos estudiantes piensan como él. Otros, en cambio, no ven problema en la capilla. “Siempre ha estado allí y no ha molestado a nadie, no le veo problema”, decía Mònica, alumna de segundo de la misma carrera. Entre los docentes también hay división de opiniones. Algunos, como el profesor del departamento de Derecho Financiero y Tributario de la UB Joan Francesc Pont Clemente o el profesor de Bioquímica Enric Canela, se han posicionado en contra en sus respectivos blogs.