El soberbio Borbón
Antonio de la Peña.- El día de 1 de abril se conmemoró el veinte aniversario de la muerte de Juan de Borbón. Desgraciadamente este personaje no se merece ningún tipo de respeto, más allá del dolor que a todo hijo le puede provocar perder a su padre y desde aquí nos sumamos a él, ya que durante toda su vida solo mostro el interés por ocupar un trono que los españoles obligaron a vaciar a su padre.
Alfonso XIII fue rey de España desde el 17 de mayo de 1902 hasta el 14 de abril de 1931 cuando se instauro la segunda república y abandono el país exiliado. Los españoles tuvieron que decidir y así lo hicieron, la decisión de prescindir de una monarquía y optar por otro sistema político, que tampoco funciono aunque eso sea harina de otro costal, fue culpa única y exclusiva de un monarca que no supo en ningún momento con las riendas del país.
La nula representación política de determinados grupos sociales; La dura situación que atravesaban diversas clases populares como la campesina; La guerra del Rif, que comenzaba a pasar factura; y el nacionalismo catalán que apoyado por la poderosa burguesía barcelonesa terminaron con una monarquía más propia de finales del siglo XVI que de principios del XX.
La situación política y social que atravesaba el país y que parecía no poder avanzar ni salir de una situación que lo sumergía en la miseria. Llevaron a Alfonso XIII a la instauración de una dicta-blanda orquestada por Miguel Primo de Rivera y que duró apenas siete años, de septiembre de 1923 a enero de 1930, acabando con la traición de Alfonso XIII a Primo de Rivera, que después de comerse toda la porquería que el rey había generado se vio exiliado. Pero todo en este mundo pasa su factura y un año más tarde de la más sucia traición, al parecer gen de los Borbones, se encaminaba a un exilio voluntario abandonando el trono que nunca supo ocupar.
En abril de 1931 se celebran en España una elecciones municipales, que tomadas como referéndum, dejan ver claramente que los Españoles no le perdonan ni el apoyo a lo que consideraron una dictadura y el destrozo que había provocado en España. Él mismo fue consciente de sus errores hasta el punto de afirmar.
” […] espero que no habré de volver, pues ello sólo significaría que el pueblo español no es próspero ni feliz”.
Finalmente el 26 de noviembre de 1931 las Cortes le acusaron de alta traición uno de los delitos más graves que cualquier español pueda cometer máxime cuando es rey.
“A todos los que la presente vieren y entendieren, sabed: Que las Cortes Constituyentes, en funciones de Soberanía Nacional, han aprobado el acta acusatoria contra don Alfonso de Borbón y Habsburgo-Lorena, dictando lo siguiente:
“Las Cortes Constituyentes declaran culpable de alta traición, como fórmula jurídica que resume todos los delitos del acta acusatoria, al que fue rey de España, quien, ejercitando los poderes de su magistratura contra la Constitución del Estado, ha cometido la más criminal violación del orden jurídico del país, y, en su consecuencia, el Tribunal soberano de la nación declara solemnemente fuera de la ley a don Alfonso de Borbón y Habsburgo-Lorena. Privado de la paz jurídica, cualquier ciudadano español podrá aprehender su persona si penetrase en territorio nacional.
Don Alfonso de Borbón será degradado de todas sus dignidades, derechos y títulos, que no podrá ostentar ni dentro ni fuera de España, de los cuales el pueblo español, por boca de sus representantes elegidos para votar las nuevas normas del Estado español, le declara decaído, sin que se pueda reivindicarlos jamás ni para él ni para sus sucesores.
De todos los bienes, derechos y acciones de su propiedad que se encuentren en territorio nacional se incautará, en su beneficio, el Estado, que dispondrá del uso conveniente que deba darles.
Esta sentencia, que aprueban las Cortes soberanas Constituyentes, después de publicada por el Gobierno de la República, será impresa y fijada en todos los ayuntamientos de España, y comunicada a los representantes diplomáticos de todos los países, así como a la Sociedad de Naciones”.
“En ejecución de esta sentencia, el Gobierno dictará las órdenes conducentes a su más exacto cumplimiento, al que coadyuvarán todos los ciudadanos, tribunales y autoridades”.
Lo que Alfonso XIII comprendió y la república ratificó no pareció ser comprendido por su hijo Juan de Borbón, que utilizó todas sus artimañas, que para poco o nada le sirvieron, para intentar volver a sentarse en un trono, que no la república sino los españoles le habían quitado a su padre y por ende a él.
Alfonso XIII apoyó siempre desde el exilio el alzamiento nacional y a Francisco Franco, a pesar de las tiranteces que surgieron entre ambos cuando Alfonso XIII todavía reinaba, hasta el punto de concederle la “Cruz de San Fernando” tras la finalización de la contienda. Precisamente por ese motivo Juan de Borbón se creyó con derecho a algo que perdió su padre años antes, tras su muerte en 1941.
Sin embargo ya al comienzo de la guerra y con esa soberbia que le caracterizaba, Juan de Borbón, viendo la posibilidad de recuperar el trono que nunca tuvo, cruza la frontera apoyado por un grupo de monárquicos navarros con intención de unirse a los sublevados en Navarra. Pero la misión era prácticamente imposible y tras ser visto, he increpado, con el mono azul con el símbolo de la falange y la boina roja carlista, por un grupo de carlistas que se encontraban en el “Círculo Tradicionalista”, tuvo que huir destino a Burgos, donde recibió una llamada en nombre del líder del alzamiento, Emilio Mola, que le ordenó que abandonara el país. Así como había entrado y con una posibilidad menos de acceder al trono cruzo la frontera el 2 de agosto de 1936.
Este fue el primer intento pero no el último. Encabezó un movimiento que le situaba como el pretendiente al trono de España y encabezando la defensa de la causa monárquica contra la dictadura de Franco. Pero había elegido mal enemigo y con una malísima relación con el caudillo, Juan de Borbón perdió la última oportunidad de poder acceder al trono, que no se merecía.
Viendo el poder reinar cada vez más lejano y mientras el odio entre él y Francisco Franco aumentaba decidió utilizar a su hijo Juan Carlos de Borbón para que le hiciera el hueco que necesitaba para poder restaurar la monarquía, monarquía que realmente en España poca gente quería aunque él se empeñara en que sí.
En Agosto de 1948 Juan de Borbón se entrevista con Franco comunicándole que Juan Carlos estudiara en la capital de España. Así el Borbón llego a España en 1948 abandonándola apenas un año más tarde tras una agria discusión con el Caudillo. En aquel momento el trono estaba alejado definitivamente de Juan de Borbón y empezaba a ser consciente que del resto de su estirpe. En 1949, y dándose cuenta que era la única carta que le quedaba, Juan Carlos y su hermano menor, Alfonso, vuelven a España de la que ya no se moverán más que por cortos periodos vacacionales.
Juan Carlos fue educado bajo la tutela de Franco y así el 19 de julio de 1969 era nombrado su sucesor con el título de rey. Juan de Borbón que solo codiciaba el trono y no el bien para España monto en cólera por no ser él, el sucesor, y se distanció de su hijo, de hecho la relación entre ambos no volvió a ser la misma.
El 22 de noviembre de 1975 y con Franco todavía de cuerpo presente Juan Carlos de Borbón es nombrado Rey, como sucesor de Franco. Esto encoleriza a un Juan de Borbón que todavía codiciaba poder ser rey, un sueño que ya no se cumpliría. A pesar del reinado de Juan Carlos a todos los efectos, Juan de Borbón tardaría aun casi dos años en renunciar a sus derechos dinásticos, que casi nadie ya tenía en cuenta.
El 14 de mayo de 1977 en una ceremonia privada de la “ya” familia real española celebrada en el palacio de la Zarzuela, Juan de Borbón renuncia finalmente a sus derechos dinásticos, cediendo a Juan Carlos la jefatura de la Casa Real. A cambio mantuvo durante toda su vida el título de Conde de Barcelona, título que ya había usado durante el exilio.
Acabo así el periplo de quien creyó que podría acceder al trono por ser quien era y que creyó que podría burlarse de Francisco Franco, teniendo que ceder finalmente a sus pretensiones. Nunca fue rey ni nunca tuvo oportunidad real de serlo. Desgraciadamente su hijo si pudo acceder al trono para destrozar el país pero eso es harina de otro costal.
En 1980 le fue detectado un cáncer de laringe que le llevo a la muerte en 1993. Curiosamente fue enterrado en el Monasterio del Escorial con Honor de Rey. El que aspiró a serlo al menos lo fue en su entierro.
Personaje que siempre ha sido rodeado de una gran controversia y que para muchos inspiró confianza y para otros una repulsa atroz. Sin entrar en más valoraciones de lo que sí se le puede acusar es de lo que se puede acusar a todos los Borbones y es de oportunista y traidor a España. Pero cada cual es libre de juzgarlo no solo a él sino a toda la familia real.
“… y después de tanto años de padecer a la suprapeste infame borbónica y a la repugnante democracia que nos han puesto como pasto de la usura internacional hemos concluido en un cadáver de país integralmente putrefacto y descompuesto, un ejemplo de vergüenza nacional, un eructo atronador dirigido a un agujero negro, un país con más de 2000 años de historia que hiede como una cloaca”.
Desde luego mantener una cosa que aporta poco beneficio al pais es absurdo, como la cantidad de politicuchos que tenemos que no aportan absolutamente nada.