Sólo el 16,4% de los trabajadores está adscrito a estas organizaciones: UGT y CC OO han perdido medio millón de afiliados desde 2008
LG.- Los sindicatos se abalanzaron el viernes sobre la política de empleo del Gobierno por la aprobación de una reforma “injusta, inútil e ineficaz”, según sus palabras. Pero más allá de la valoración general, hay otra serie de consideraciones relevantes que ayudan a entender la urgencia de CC OO y UGT por convocar una huelga general contra el Ejecutivo de Rajoy 98 días después de que iniciara su mandato.
Detrás de la retórica está la situación que atraviesan las centrales en términos de afiliación, económicos y de legitimidad ante la ciudadanía. Sobre la militancia, un dato revelador: entre 2008 y 2010 han perdido medio millón de militantes, atendiendo a los datos de UGT, que cifra en 3.026.866 personas la militancia sindical en España.
La cifra supone un 16,4% de ocupados afiliados a algún sindicato y, comparativamente, implica una reducción de un punto porcentual respecto a dos atrás, cuando el número de trabajadores superaba los 20 millones, por los 18,4 millones de 2010. De hecho, excepto un leve repunte en 2008, la tendencia de afiliación es negativa para los sindicatos desde 2004, según datos del Barómetro Social de España. Un estudio más reciente elaborado por la Comisión Europea en 2011 estableció la cifra de afiliación en un 15%, sólo por delante de Francia y Estonia.
La segunda realidad desagradable para las centrales es la económica. Tal y como reveló el grupo Intereconomía, el Gobierno socialista destinó 800 millones de euros, según el BOE, en cuatro años a UGT y CC OO a fin de garantizar la paz social. A la cantidad total hay que sumar la que otorgan las comunidades autónomas, con Andalucía a la cabeza merced a 60 millones anuales.
Frente a esta política, el Ejecutivo de Rajoy decidió, en una de sus primeras medidas, reducir en un 20% las subvenciones a las centrales, a fin de ahorrar a las arcas del Estado alrededor de 80 millones de euros, teniendo en cuenta también la suma dirigida a las organizaciones empresariales. Además, el vuelco al mapa electoral español producido en mayo de 2011, y que aún puede continuar este mes con las elecciones de Andalucía y Asturias, ha reducido la red de apoyos sindicales.
El tercer factor que explica el momento que viven los sindicatos tiene que ver con su legitimidad social. Si bien la caída de la afiliación es la consecuencia, los síntomas se encuentran en las opiniones de los españoles sobre las centrales y la labor que ejercen. Así, diversos barómetros del Centro de Investigaciones Sociológicas muestran un descrédito creciente entre la población. En la entrega de octubre de 2010 –tras la huelga general– un 70,5% de los encuestados consideró “más bien un fracaso” la jornada de paro celebrada y sólo un 7,5% lo calificó como “más bien un éxito”.
En el barómetro de noviembre de ese mismo año, sólo un 2,1% de los encuestados señalaba a los sindicatos como uno de los colectivos con más poder en España.
En el mismo sentido, una encuesta europea realizada por la Fundación BBVA en agosto de 2010 mostraba a los sindicatos como la segunda institución en la que menos confiaban los españoles, sólo por detrás de los partidos políticos. El mismo estudio calificaba a las centrales con una nota de 4,1 merced a las opiniones recabadas.
Como consecuencia del descrédito creciente hacia las grandes centrales, otras minoritarias han ganado terreno. Según datos de Trabajo, los sindicatos de menor tamaño aumentaron en dos puntos (26%) su número de delegados sindicales.
jeje, hay le has dao. Que se mantengan con las cuotas de los afiliados, y si no, a cerrar el chiringuito.
Más afiliados tendrían que perder y luego que el gobierno les retirara las subvenciones. A ver cuantos rolex, cruceros y mariscadas lucirían después.
Pero que no son más que mafias de mierda, repletas de imbéciles muertos de hambre e hdp llenos de odio que buscan llenarse los bolsillos sin pegar un palo al agua y sin sufrir.
Los trabajadores y el país les importa una mierda hombre. ¿qué no ves que en la democracia todo apesta?