LGI.- Polonia ha confirmado este miércoles que 19 drones rusos violaron su espacio aéreo en una sola noche, un hecho que ha llevado al Gobierno de Donald Tusk a invocar el artículo 4 del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), el mecanismo que permite abrir consultas urgentes entre los aliados cuando la seguridad de un Estado miembro está amenazada.

La magnitud del ataque no deja lugar a dudas. Según el primer ministro polaco, no se trató de un error de navegación ni de un incidente aislado, sino de «una provocación a gran escala» procedente de Bielorrusia. «Por primera vez, drones rusos han sido derribados sobre territorio de un Estado de la OTAN», subrayó Tusk en el Parlamento, confirmando que todas las aeronaves fueron neutralizadas por las fuerzas armadas polacas con apoyo aliado.

El uso de drones de Moscú contra un país de la OTAN abre un escenario inquietante para la seguridad europea. Tusk advirtió a sus socios que no se trata de un problema local: «No es nuestra guerra, es una responsabilidad común de toda la Alianza». Y lanzó un mensaje directo a Bruselas y Washington: el flanco este ya no es un frente lejano, sino la primera línea de defensa de Europa.

El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, respaldó la posición de Varsovia y afirmó que «no fue un accidente». Según Kiev, se trató de un ataque deliberado con drones y misiles en el marco de una ofensiva masiva de Rusia, que lanzó más de 400 drones y 40 misiles balísticos contra Ucrania en las últimas horas. Zelenski advirtió de que la agresión rusa representa un peligro para todos los países europeos y volvió a proponer la creación de un sistema conjunto de defensa aérea.

La activación del artículo 4 supone un paso decisivo antes de cualquier acción conjunta de la Alianza. La última vez que se recurrió a este mecanismo fue tras la invasión rusa de Ucrania en 2022.

Por su parte, el Kremlin ha evitado pronunciarse sobre las denuncias de Varsovia y se ha limitado a delegar la responsabilidad en su Ministerio de Defensa. Dmitri Peskov, portavoz de Putin, rechazó cualquier comentario y aseguró que no existen contactos con Polonia para abordar la situación, al tiempo que acusó a la OTAN y a la UE de lanzar «provocaciones» sin pruebas.