La Plataforma per Catalunya (PxC) no gana para sustos. Moros, radicales de izquierda y separatistas mantienen un consorcio de intereses con un objetivo principal: amedrentar a los cargos electos plataformistas. Todo vale para la consecución de este objetivo, sobre todo si la casta responde con la indiferencia acostumbrada a esta espiral de violencia verbal ejercida con la más descarada y desvergonzada impunidad. Hace unos días, la fachada del edificio consistorial de Igualada aparecía con unas pintadas amenazadoras contra la PxC, que cuenta con una importante representación municipal encabezada por el secretario general del partido, Robert Hernando.

Tiempo ha tenido la casta gobernante de Igualada para hacer desaparecer este visible ejemplo de intolerancia política. Pues no. Allí se mantiene acaso para recordarnos que algunas agresiones verbales tienen patente de corso en Cataluña. ¿Cuánto habría tardado el primer edil de la ciudad en ordenar no sólo el borrado de la pintada sino la investigación de sus autores si el destinatario hubiese sido él mismo? Un claro ejemplo de la kosovorización de Cataluña y de la oficialización de los ataques contra los identitarios catalanes.