Maquiavelo se quedó corto
La política siempre ha sido un campo fértil para el análisis y la crítica. A lo largo de la historia, pensadores como Nicolás Maquiavelo han ofrecido pautas sobre cómo los líderes pueden llegar y mantenerse en el poder. En su obra «El Príncipe», Maquiavelo expone una serie de estrategias que, aunque controvertidas, han sido interpretadas y aplicadas por diversos gobernantes a lo largo del tiempo.
Algunas de sus enseñanzas pueden relacionarse con las tácticas empleadas por el actual presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, en su búsqueda por mantenerse en el poder sea como sea.
Una de las frases más célebres de Maquiavelo es que «el fin justifica los medios». Este principio sugiere que un líder puede actuar de manera inmoral si su objetivo final es mantener el poder y lograr el bienestar del Estado. En este contexto, se puede argumentar que algunas decisiones tomadas por Sánchez podrían ser vistas como una aplicación moderna de este principio. Manual de pestilencia. Por ejemplo, la adopción de medidas que priorizan la estabilidad política sobre consideraciones éticas, ha generado críticas entre diversos sectores de la sociedad.
Maquiavelo también menciona la importancia de controlar las instituciones y las leyes para consolidar el poder. En los últimos años, se ha observado cómo el Gobierno español ha utilizado diversas artimañas legislativas sin límite, para promover su agenda política. Esto incluye la modificación de leyes para facilitar la aprobación de medidas controvertidas, como reformas económicas o sociales que han despertado escasos apoyos y una exacerbada oposición. Esta estrategia refleja las tácticas maquiavélicas para asegurar el control del Estado y avanzar en una agenda particular a expensas del consenso y un claro deterioro de la calidad democrática.
Otro concepto clave en «El Príncipe» es la importancia de formar alianzas estratégicas. Sánchez ha buscado establecer coaliciones con partidos más pequeños para asegurar una mayoría en el Congreso. Este enfoque no solo ha permitido al gobierno avanzar en su agenda legislativa, sino que también ilustra la idea maquiavélica de que un príncipe debe ser astuto en la creación y ruptura de alianzas según convenga a sus intereses. La amoralidad sin límite. Sin embargo, esta estrategia también conlleva riesgos, ya que depender excesivamente de aliados anti natura está debilitando seriamente su posición cuando han llegado los desacuerdos. Pierde España.
Maquiavelo señala que a menudo se debe aceptar la corrupción como parte del juego político. En este sentido, opositores y críticos argumentan que el gobierno actual está envuelto en escándalos y acusaciones de corrupción que han socavado la confianza pública. Aunque estas situaciones son complejas y deben ser analizadas con cuidado, desde una perspectiva maquiavélica Pedro Sánchez ve esto como un costo aceptable en la búsqueda del poder, su mantenimiento y la estabilidad de un gobierno en continuo akelarre. La percepción pública sobre estos escándalos influye en la legitimidad del gobierno y también es utilizada estratégicamente para desviar la atención hacia otros temas.
Finalmente, Maquiavelo enfatiza la importancia de controlar cómo es percibido un líder por su pueblo. En tiempos recientes, se ha visto cómo Sánchez ha utilizado los medios de comunicación, las redes sociales y las encuestas del Centro de Investigaciones Sociológicas, para moldear su imagen pública y minimizar críticas. Esta estrategia se alinea con las recomendaciones maquiavélicas sobre cómo gestionar la percepción popular. Al presentar una narrativa favorable y responder rápidamente a los ataques políticos, en lo que Sánchez es un maestro, un líder puede mantener su posición ante una opinión pública volátil. Increíble pero cierto.
Al analizar las tácticas políticas contemporáneas a través del prisma del pensamiento maquiavélico, obtenemos sin duda una comprensión más profunda no solo del liderazgo actual de Pedro Sánchez, sino también de las dinámicas complejas que caracterizan a la política moderna en España. Las enseñanzas de Nicolás Maquiavelo siguen siendo relevantes hoy en día, ofreciendo lecciones sobre el poder, la ética y la gobernabilidad, caiga quien caiga y dañe a quien dañe, que resuenan en cada rincón del suelo patrio y que ya casi nadie logra entender.
Nicolás Maquiavelo jamás adelantó nada sobre apertura de fontanerías con políticos de corte mafioso al frente, ni pudo siquiera imaginar que con los siglos llegara al poder un discípulo tan aventajado como falto de ética, tan desvergonzado como irresponsable, poniendo en práctica sus respetuosos y timoratos pensamientos, como Pedro Sánchez.
El pensador se quedó corto.











