Los prejuicios a veces, las medias verdades, y en muchas bocas y plumas de quienes se declaran virtuosos del antirracismo suena exactamente igual que manipulación de la realidad. Tal está pasando con el asunto de la dimisión de la concejala de Salt por la supuesta situación de irregularidad documental en que se encuentra su compañero sentimental, de origen camerunés. Digo supuesta porque la todavía regidora no quiso avenirse a presentar la documentación de su pareja que le reclamó, con absoluta lógica y sentido común, la dirección de Plataforma per Catalunya.

A los que han aventado la noticia como el culebrón interracial del verano no se les debería hacer mucho caso. Periodistas extraordinariamente afectos desde el punto de vista profesional a la sentencia evangélica que dice: “la verdad os hará libres·, disfrutan, según se deduce de la lectura de sus diarios, permaneciendo voluntariamente en la más ignominiosa esclavitud. Una buena parte de la prensa piadosa ha ocultado que Joana Martínez no tendrá que dimitir por tener un novio negro, sino por tener un novio que supuestamente se halla ilegalmente en nuestro país. El matiz lo cambia todo. ¿Pero qué le importa a la prensa piadosa el matiz cuando se trata de vender un titular que contiene el atractivo mórbido de un partido ‘xenófobo’ que expulsa a una pobre chica por enamorarse de un hombre de color?

¿Le extraña a alguien, resulta contrario a la decencia, la coherencia y al sentido común que una formación identitaria que ha hecho bandera de la lucha contra la presencia ilegal de extranjeros en nuestro país, sean negros, indios, moros, bosquimanos o chinos, haya exigido a una de sus concejalas la misma ejemplaridad que se le exige al resto de los ciudadanos? ¿Podría haber hecho PxC la vista gorda ante un caso que hubiera desvirtuado la sinceridad de sus planteamientos, que es lo que suele hacer la casta cuando aquello que pregona es sistemáticamente incumplido por algunos de sus miembros? ¿Resultaría ilógico que un partido defensor de los derechos de los animales pretendiera desmarcarse del dirigente al que se le descubriera un matadero ilegal? ¿O de que una asociación protectora de los derechos de las mujeres pidiese explicaciones al miembro de esa asociación supuestamente acusado por maltrato? ¿Qué hay de malo, qué principio ético se yerra por el hecho de que un partido claramente posicionado contra la inmigración ilegal no haya querido hacer excepciones con el novio africano de una de sus miembros?

Me recuerda la historia aquella que alcanzó cierta fama y que evidenciaba las elásticas bases sobre las que a veces se sustenta el manequeísmo informativo. Bajo el pomposo antetítulo de ‘Golpe a la libertad de prensa’, un periódico progre de México tituló a cinco columnas, a finales de los años 60: “Detenido un periodista por la Policía”. En la crónica se desgranaban los detalles de la detención, las supuestas vejaciones infringidas al reportero, las limitaciones en las que tenían que trabajar muchos profesionales… Lo que no reveló el periódico es que el periodista había sido detenido por atracar a una anciana en la plaza del Zócalo de la capital mexicana.

La prueba de que a la PxC el color de la piel del novio de Joana Martínez le traía al pairo, me la ofreció la propia concejala en una carta enviada el pasado miércoles y que fue reproducida ayer para nuestros lectores. En ella admite que Josep Anglada estaba al tanto de la pigmentación oscura de la piel de su pareja mucho antes de las elecciones del 22 de mayo. Y estaba al tanto porque ella le informó personalmente, según reconoció en la misiva. Incluso pone el acento en el hecho de que su pareja profesa el cristianismo, lo que según ella terminó por disipar cualquier duda o resquemor por parte de Anglada. ¿Acaso se intentó entonces presionar a Joana Martínez para que no concurriese a las elecciones por las listas de la PxC en Salt? ¿No recibió el mismo apoyo y afecto que cualquier miembro de su partido en todos los actos públicos en los que apareció acompañada por su compañero sentimental? ¿Por qué entonces tendría Anglada que tomar hoy medidas por algo que conocía desde hace meses? El matiz, otra vez el matiz. Y el matiz lo pusieron algunos lectores de Alerta Digital al revelar la presunta ilegalidad del novio de Joana, lo que naturalmente obligó a la dirección del partido a tener que pedir a su concejala que validara o refutara ese dato, como tendría que ocurrir siempre en todos los partidos cuando ciertas evidencias privadas no se corresponden con lo que públicamente se defiende.

Lo revela Carles Bonet, portavoz municipal plataformista en Salt. Sin embargo los sucesivos requerimientos del partido, Joana Martínez se negó una y otra vez a presentar los ‘papeles’ de su pareja, lo que evidentemente alimentó las dudas acerca de cuál es la situación documental del camerunés.

Ha sido en fin una floración de las habituales críticas que prodiga esta curiosa democracia cuando la gente puede opinar y actuar con libertad dentro del más estricto sometimiento a la ley. Eso es precisamente lo que ha hecho la PxC: situar el imperio de la ley por encima de los intereses partidarios. Y tan ilegal es robarle el coche al vecino como vivir en España sin papeles. Lo curioso, una vez más, es que sean los más acendrados defensores del orden legal (para lo que les interesa), quienes estén criticando a la PxC por su ejemplar sometimiento al mismo.