En 1998, cuando aún no era presidente del Real Madrid, es más, cuando había perdido unas elecciones con Ramon Mendoza, Florentino Pérez escribió una carta a El País. En ella defendía que, frente a los rumores o planes de tirar el Bernabéu y levantar otro estadio a las afueras de la ciudad o lejos del centro, como años después haría el Atlético, había que apostar por el estadio y por su lugar en el centro de la ciudad.

«Con 85.000 localidades de asiento, el estadio Santiago Bernabéu seguiría siendo unos de los estadios más grandes del mundo, cubriendo suficientemente las necesidades de los socios y seguidores del Real Madrid. Pero sería el único que tendría un elemento diferente de todos los otros grandes estadios del mundo: su ubicación en el centro de una gran ciudad, en el corazón de Madrid», escribía Florentino Pérez.

Era marzo de 1998, el Real Madrid de Lorenzo Sanz no había ganado aún la Septima, que llegaría meses después. Era un club pre moderno, con problemas económicos muy graves, pagos que no podía afrontar y sin tener muy claro cómo afrontar el futuro. La venta del estadio era una de las ideas para tener dinero líquido.

Sin embargo, desde fuera del club, Florentino Pérez ya tenía claro el plan que había que trazar. La carta se ha recuperado estos días en las redes sociales después de que los conciertos de Taylor Swift volvieran loca a la ciudad. La artista más global del momento, una mujer que mueve masas en cualquier esquina del planeta, alucinó con el público entregado a su show y también con el estadio. Ha sido ella finalmente, la que ha transformado el Bernabéu ya en uno de los lugares de referencia musical además de futbolístico. A falta de las últimas reformas y solucionar el problema del ruido, la artista más seguida del mundo lo bautizó.

Es decir, el plan de Florentino Pérez se ha llevado a cabo 26 años después de que en esa carta en El País ya tuviera claro que el valor diferencial del Bernabéu era su posición en la capital de España. Cuando llegó a la presidencia blanca, primero vendió la Ciudad Deportiva y lo del Bernabéu lo postergó, porque había muchas cosas pendientes por hacer en ese Real Madrid. Llegaron los galácticos y continuó con la racha de las Copa de Europa. La volea de Zidane, la Novena, la tercera de ese gran ciclo, fue la primera de Florentino.

Todo se torció después. Florentino Pérez se marchó, volvió a los años y fue en 2014 donde su destino y el del club dio un vuelco que ha sido definitivo. El gol de Sergio Ramos en la final contra el Atlético dio la Décima y el disparo de salida a todo lo que ha venido después. El crecimiento económico y la estabilidad institucional ha ido seguido de un éxito deportivo constante. Y ahora mismo es un bucle que temen los rivales. Lo dijo Simeone: «Real Madrid que es el mejor equipo del mundo y lo va a seguir siendo porque ha rejuvenecido la plantilla y va a seguir creciendo».

Es una máquina perfectamente engrasada de los despachos al césped. Es la séptima de Florentino, en seis se quedó Bernabéu, y tiene pinta de que no va a ser la última.

La Razón