Alberto González*.- Robles y Romero, Romero y Robles, tanto monta, monta tanto, dos periodistas de raza, dos Pitbull para el rojerío patrio, son la viva demostración de que jubilar a la gente a los 50, es matar el talento, o quizás la mejor forma de silenciar las verdades que nadie quiere escuchar.

Tras su legendaria y recordada “Ratonera”, tenía muchas ganas de volver a escuchar a Robles en su elemento televisivo natural. Con Robles me pasa que no puedo ser objetivo, porque es un tipo noble y corajudo, al que admiro como he admirado a poca gente en mi vida. Su elocuente oratoria es siempre digna de ser escuchada. A Álvaro Romero lo conozco menos, pero me sorprendió muy gratamente. Se percibía un buen ‘feeling’ entre ambos comunicadores.

Hablar de dos purasangre me expone a ser acusado de supremacismo, que si bien no somos genéticamente superiores, don Armando y don Álvaro demostraron, en apenas una hora, ser los mejores. No se me escapó, en Armando Robles, la humanidad y carencia de dobleces al entrar en cuestiones relacionadas con su lado más íntimo, como su ruptura matrimonial, los problemas económicos que le supuso mantener tres años con vida La Ratonera, los errores cometidos a veces en el ámbito de su profesión, algo nada habitual en los endiosados comunicadores que, a golpe de talonario, refrendan la opinión del mejor postor. Quizás el suyo sea el precio a pagar por ejercer un periodismo en libertad y al servicio permanente de la verdad que otros no quieren contar.

¡Qué ganas de verlos entrar en materia! Y es que con objetividad, sin sesgos y con la verdad por delante, estos dos miuras de la comunicación van a dar ruido y a buen seguro despertar las aborregadas conciencias que, a golpe de ayudita, subvención y nacionalizar a la tercera generación de emigrados, siguen frente a la caja tonta a punto de ponerse la decimosexta dosis.

A la espera quedo del próximo viernes, a las 9 de la noche, para comprobar, sin derecho de pernada de por medio, que “Ñ Televisión está en Alerta”, felizmente, no es LaSexta.

Gracias a Ñ Televisión por esta gran lección de dignidad y de compromiso ético con España.

*Ex dirigente provincial de Vox en Málaga.

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