Los huéspedes del hotel Radison Blue de Berlín no olvidarán mientras vivan la madrugada del pasado jueves. El establecimiento cuenta (o contaba) con el mayor acuario del mundo. Una estructura cilíndrica de cristal de 16 metros de alto y 11,5 metros de diámetro capaz de albergar más de un millón de litros de agua salada y 1.500 peces y escualos .

Poco antes de las 6.00 horas, la paz del hotel fue rota por un fuerte estallido. En un primer momento se pensó lo peor, un atentado. El pánico cundió rápidamente, mientras sonaban las alarmas. La explosión fue seguida por un gran ruido del agua, muebles arrastrados y rotura de tabiques.

La pecera había reventado. La riada destruyó las cristaleras y escaparates de la planta baja e inundó gran parte de la calle en el centro de la capital federal. Las aceras y la calzada aparecieron sembradas de escombros y cientos de peces que boqueaban agónicamente. Todos perecieron asfixiados. Había más de 1.500 peces de más de cien especies, entre ellos varios tiburones, Las grandes y pesadas jardineras a la puerta del hotel salieron disparadas, empujadas por la fuerza del agua, hasta la acera de enfrente. La magnitud de la explosión fue registrada por dos sismógrafos en la capital alemana dedicados al control de los terremotos.

Milagrosamente tan solo dos personas resultaron levemente heridas por los trozos del cristal al explosionar la pecera gigante, informó la policía de la capital. Por fortuna, en el momento del siniestro la recepción del hotel y la calle se encontraban prácticamente vacías.

Fatiga de los materiles

“Cuando un acuario revienta, lo hace de manera repentina”, explicó un bombero. Sus peritos atribuyen provisionalmente el accidente a la conocida como fatiga de los materiales. La pecera, con un cristal de 22 centímetros de grosor, acababa de ser renovada y abierta al público el pasado verano, tras dos años y medio de obras, con un coste de 2,6 millones de euros.

La construcción, con una altura total de 25 metros y que reproducía un mar tropical coralino, permitía introducirse en por arriba o por abajo en un segundo cilindro interior del acuariopara tomar un ascensor decristal y apreciar los peces desde su interior. En la base había un bar, donde los clientes podrían observar a los peces o los buceadores encargados de la limpieza del estanque.

“Escuchamos un crujido fuerte y luego una gran explosión. Al abandonar la habitación para ver que había sucedido vimos que la enorme pecera había desaparecido. Parecía que había explotado una bomba”, explicaba un huesped, A media mañana, los clientes pudieron retornar a sus habitaciones. Muchos de ellos se había refugiado de los -7º de la madrugada berlinesa en los autobuses climatizados a la zona por los equipos de emergencia.

Durante buena parte de la jornada, la policía mantuvo cortada la calle que une Alexanderplatz con la Puerta de Brandeburgo para desescombrar.