AD.- Hace más de diez años la editorial Stella Maris propuso a la dirección de la emisora católica la emisión de un spot publicitario -pagado como es lógico por los editores- para promocionar el libro “Aborto 0”, una obra coral en la que intervinieron diversos autores glosando la terrible lacra del aborto provocado y sus consecuencias. Pues bien, la dirección de la catoliquísima cadena se negó en redondo, alegando entonces que el tema no era conveniente… ni siquiera pagando.

Han ido pasando los años y Trece Tv se ha acreditado sobradamente como un medio sometido al poder dominante, sea el que sea. Primero con unos y luego con los otros. Lo decisivo de Trece Tv es estar siempre con el que manda, si quiere pervivir en el tiempo y dar mamandurria a todos los nepotes que siestean a la espera de una espléndida jubilación.

Ningún tema escabroso para el gobierno de turno se ha colado en ningún informativo, spot, magazine o debate. El aborto, la eutanasia, la corrupción de menores con la ideología de género, la dictadura LGTBI, los ucranianos vientres de alquiler, brillan por su permanente ausencia de los contenidos de la emisora.

Voceros de la inoculación venenosa a cuenta de la salud pública y del respeto a las “legítimas autoridades”, jaleadores de toda la propaganda covidiana, censurando toda disidencia a lo políticamente correcto, pueden así mamar en las ubres abundantes de mamá Estado hasta indigestarse.

Pero lo más ridículo es ese curioso ardor guerrero del que hacen gala en Trece Tv a cuenta de luchar con los Estados Unidos contra Rusia hasta el último ucraniano, pertrechado, eso sí, con los bazukas y la municiones que les regalamos, desvistiendo a nuestro penosísimo Ejército de la señorita Pepis que anda ya con bien poca ropa.

El servilismo, el zalamero peloteo, la abyecta subordinación a las directrices oficiales y el haberse convertido en una pieza más de la propaganda americana de guerra, ha convertido la cadena de los obispos en una especie de ajada meretriz pintarrajeada de colorete para parecer más joven, aunque esté al borde de la jubilación.

Ver la Trece es autoconvencerse de que el pedófilo Biden es un dechado de virtud, Putin un asesino sin escrúpulos, el vacunador Macron un demócrata sin tacha, el emputado borrachín Johnson un estadista cabal, el corrompido Borrell un luchador por la libertad y, sobre todo, que Ucrania está ganado la guerra pues, aunque son pocos, son muy machos. Los soldados de Putin hacen tiro al blanco con las viejecitas que van a por pan, mientras los tatuados neonazis del batallón Azov regalan caramelitos a los niños pobres. Putin se ha convertido en el malvado global mientras que Zelenski ha sido canonizado cual nueva Juana de Arco. Las tropas rusas se han especializado, no en operaciones militares, sino en las atrocidades contra la población civil, mientras que las crueldades con los prisioneros rusos, a los que se castra y deja cojos con disparos de kalashnikov, no pasan de ser casos aislados.

Ya pueden reunirse en Conferencia los obispos de España -encantados de haberse conocido- para gestionar el eclesial derribo, que ellos mismos han provocado al renunciar al sagrado deber de anunciar la verdad a un mundo sometido a la mentira de esos oligarcas globales a los que buscan agradar. Han olvidado que nunca se puede servir a dos señores: O estamos clavados en la cruz con Cristo o de un árbol como Judas Iscariote.