Marlaska ocultó que los violentos que agredieron a la policía en Vallecas son matones del jefe del partido con el que comparte gobierno
FP.- La campaña de las elecciones autonómicas terminó ayer con la reapertura de Las Ventas, síntoma evidente de libertad en periodo de restricciones en toda España. En época de acoso y derribo a la tauromaquia, y con el reconocimiento y agradecimiento del mundo de la cultura y el espectáculo a la presidenta Ayuso por parte de uno de los galardonados en el día de la comunidad madrileña, ha sido también la del descubrimiento definitivo de un personaje caricatura perfecta de los más retorcidos servidores públicos de la historia, Marlaska.
Grande-Marlaska, nacido Grande Marlasca, cubrió un interregno de Garzón en la Audiencia Nacional, persiguió a etarras, en los que hoy se apoya para ser ministro, se ofreció al PP para ser vocal del Gobierno de los jueces, partido al que hoy llama organización criminal, se apoyó en la guardia civil para conseguir crédito como juez, cuerpo al que ahora persigue destituyendo a los mandos que no aceptan sus exigencias de incumplir la ley, y ampara el matonismo de los secuaces de Iglesias que golpean a los policías de los que él es su jefe.
Iglesias ha intentado con la anuencia de Sánchez romper la campaña electoral de Madrid convirtiéndola en un lodazal que es donde le gusta revolcarse. Podemos es una anomalía en las instituciones democráticas como lo son Bildu y ERC, pero lo lacerante es que un juez jefe de los Cuerpos de Seguridad del Estado se alinee con ellos.
Marlaska supo el primer día de campaña que los violentos que fueron a Vallecas a alterar el normal devenir de los actos electorales son matones del jefe del partido con el que comparte gobierno. Y lo ocultó.
Los salvajes que golpearon a sus propios policías tuvieron el privilegio de la ocultación porque lo que importa al personaje es su propia ambición al servicio de la causa que sea. De personalidades tan obtusas Sánchez ha construido su proyecto político, un proyecto incompatible con la honorabilidad y la democracia.
Marlaska se ha fundido como una tea a la vista de toda la sociedad española, de sus compañeros de carrera y de los policías y guardias civiles a los que dirige. Es una derrota moral más de un gobierno al que lo único digno que le queda es disolverse.
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Qué paradoja. El que sufre los golpes de los progres violento tiene la culpa por provocarlo. Anda ya.
Como en la Segunda República… poco a poco, despacito pero sin pausa.
Por mi, como si se hubieran matado entre ellos. La Canicia y la Guarra Civil son igual o incluso peores que los guarros.
El pequeño y retorcido Marlaska, grandísimo hijo de… su señora madre.
Terrorista cómplice de ETA