Un breve intercambio de mensajes por una red social ha impedido que un joven acabe siendo juzgado por un delito de violación, del que había sido acusado por una chica de su localidad, Cieza (Murcia), con la que mantuvo relaciones sexuales tras conocerse en una discoteca. La mujer aseguró que el encuentro no había sido consentido, sino por la fuerza, pero sus declaraciones han chocado con la respuesta que le dio al sospechoso cuando, poco después del contacto sexual, este le mandó un corazón a través de Instagram. «Escúchame, no se lo digas a nadie, por favor», le pidió al chico, como si se avergonzara o arrepintiera de lo que acababa de pasar.

Los hechos se produjeron en junio de 2019, cuando la mujer, que estaba pasando por momentos muy difíciles por la muerte de una persona muy cercana, salió a la puerta de la discoteca en la que estaba con sus amigas y se sentó en las escaleras de entrada. Unos minutos después, salió un chico de veinte años y, al verla apenada, le preguntó qué le pasaba. Ella se lo explicó y, según su versión, le dijo que se quería ir a casa, lo que hizo que el joven se ofreciera a acompañarla.

Durante el trayecto, el varón la habría dirigido hacia el paseo ribereño y habría comenzado a ponerse agresivo, y ella explicó que, aunque quiso avisar a su tío por el móvil, no se atrevió porque lo llevaba en la mochila y temía cogerlo. Finalmente, al pasar por el aula de estudio municipal, él empujó una puerta, que estaba abierta, la metió dentro y, supuestamente, la violó en las escaleras. Seguidamente, declaró la chica, el varón emprendió la huida.

La juez concluye que la reacción de la muchacha no encaja con su versión y que por ello «no puede otorgársele verosimilitud»

La versión de la mujer difiere drásticamente de la del sospechoso, pues este señaló que ambos habían comenzado a besarse en la puerta de la discoteca y que luego buscaron un lugar en el que disfrutar de mayor intimidad. Y reconoció a la juez que practicaron sexo de mutuo acuerdo en las escaleras del centro de estudios, aunque se marcharon a mitad del acto, tras escuchar un ruido, y continuaron luego en un descampado.

Apaleado al salir de la disco

Cuando acabaron, él se ofreció a acompañarla y ella le dijo que iba a llamar a su tío para irse con él. Unos minutos más tarde, el chico le envió un mensaje por Instagram, con un corazón, y ella le pidió que no contara a nadie lo que había pasado. El joven volvió a la discoteca y, cuando salió a la calle, ya de día, fue supuestamente apaleado por el tío de la mujer y un grupo de amigos, pues la muchacha, en apariencia, les había contado que acababa de ser violada.

En las diligencias judiciales, consta la declaración de un testigo que vio caminando a la pareja antes de que se produjera la supuesta violación y que explicó en el juzgado que ambos iban andando con naturalidad y que no observó nada extraño ni muestra alguna de agresividad o tensión en la pareja. También relató que ambos iban escribiendo mensajes en sus respectivos móviles y que el chico incluso se paró a hablar con él, lo que choca con la declaración de la chica de que no pudo usar el teléfono para alertar a su tío.

La defensa del acusado, asumida por el despacho de Mariano Bó y Pablo Martínez, reclamó el archivo de las diligencias atendiendo a todas esas circunstancias tan significativas y la juez así lo ha hecho. Resalta en su auto que no hay signo alguno de lesiones ni de agresión, destaca que los mensajes «no encajan con la versión» de la mujer y concluye que, por todo ello, «no puede otorgarse verosimilitud» a la denuncia.