Entre el martes 25 y miércoles 26 de agosto se registró el disparo de 2 misiles desde la China continental hacia el Mar del Sur de China, dirigidos a un dron estadounidense que atravesaba una ‘zona de exclusión aérea’ declarada unilateralmente por China en sus reclamos sobre este mar en disputa.

Ambos misiles fallaron y terminaron impactando en el mar, según los reportes del lanzamiento. Estados Unidos no emitió un comunicado al respecto pero el enorme fracaso militar chino no pasó desapercibido.

Según informó el medio South China Morning Post el jueves, Beijing disparó un misil balístico DF-26B, considerado ‘asesino de portaaviones’ por su capacidad de destrucción a objetivos en movimiento y alcance de 4.500km, desde la provincia de Qinghai y otro misil balístico de alcance medio, DF-21D, desde la provincia de Zhejiang.

Este misil DF-26B se presentó formalmente a principios de este mes, a pesar de estar en pruebas hace 4 años, y con su alcance puede llegar a las instalaciones estadounidenses en Guam, la isla británica de Diego García e incluso la ciudad australiana de Darwin.

Este misil puede transportar ojivas convencionales o nucleares y es capaz de lanzar ataques de precisión en objetivos terrestres y marítimos. Su precisión no suele ser un problema, por lo que algunos indican que pudo haber sido un disparo de amenaza, muy poco probable debido al alto costo de los misiles empleados, o un catastrófico fallido militar.

Estas amenazas por parte de China son una respuesta a las sanciones contra 24 empresas chinas acusadas de violar las normas internacionales en el Mar del Sur de China por formar parte de acciones militares y construcción de islas artificiales militarizadas a lo largo de todo este mar.

China este año ha estado muy empeñada en sus políticas expansionistas, quitándole la autonomía a Hong Kong y reclamando ‘soberanamente’ a Taiwán, y grandes porciones del Mar Meridional, donde el flujo comercial es masivo por su posición estratégica. Taiwán por su parte ha tenido que adquirir 66 F-16 estadounidenses estas semanas por el aumento de la presión China en el estrecho de Taiwán.

Mar del Sur de China: en disputa

China reclama como propio el 90% de los recursos del Mar del Sur de China, pasando por alto a la Convención de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CDM) y los reclamos de Brunéi, Malasia, Filipinas, Taiwán y Vietnam.

Lo que hace el gigante asiático hace años es aprovechar los arrecifes para crear islas artificiales anexando a éstas como propias y así reclamar la soberanía de las aguas alrededor, lo que ha llevado a que el resto de países copien esta técnica para no quedar atrás.

Esto generó una enorme militarización de las aguas, ya que cada mini-isla queda resguardada por bases militares, además de crear un laberinto de pequeñas islas donde se superponen todos los reclamos.

Del lado estadounidense, Mark Esper, secretario de Defensa de Estados Unidos, respondió recientemente sobre estos avances chinos. “China en repetidas ocasiones no ha respetado sus promesas para el cumplimiento de las leyes internacionales, Estados Unidos tiene la responsabilidad de liderar en el pacífico y no ceder ni una pulgada frente a otros países que piensan tener un mejor sistema político (autoritario)”, aseguró Esper.

“Para avanzar en la agenda del PCCh, el Ejército Popular de Liberación continúa con un agresivo plan de modernización para lograr un Ejército de clase mundial a mediados de siglo. Esto, sin duda, involucra el comportamiento provocador del EPL en los mares del sur y este de China, y en cualquier otro lugar que el gobierno chino haya considerado crítico para sus intereses”, completó.

China ha optado por una política exterior agresiva, donde sus planes expansionistas los argumenta como ‘política interna’ para que el resto de la comunidad internacional no se entrometa en estos asuntos por más que los países vecinos sean soberanos. Una catástrofe que hoy en día solo denuncian Estados Unidos, Australia, Taiwán, India y Japón.