El Santuario de Lourdes ubicado en Francia describió hace un año en su pagina webtodo lo que los peregrinos deben saber sobre el agua que baja del rio Gave de Pau. Una información que es necesaria recordar sobre todo antes de un evento tan significativo como es el de Lourdes United, la peregrinación digital mundial que se va a celebrar mañana, 16 de julio.

La historia del agua de Lourdes comenzó el jueves 25 de febrero de 1858 cuando durante la novena aparición, “la Señora” le pide a Bernardita Soubirous que vaya a escarbar el suelo, al fondo de la Gruta de Massabielle y le dice: “Vaya a beber y a lavarse en la fuente”. Entonces empezó a salir un hilo de agua cenagosa, bastante para que Bernardita pueda beberla. Y esta agua se vuelve, poco a poco, transparente, pura, límpida.

Desde entonces, esta zona se convirtió en un Santuario y en un lugar de peregrinación para millones de personas cada año. Como se puede leer en la página web del santuario, “el agua de Lourdes no debe confundirse con agua bendita. Es un agua normal, ligeramente calcárea y comparable a cualquier otra agua de manantiales cercanos” que no tiene virtud térmica o propiedad específica, sino que “es completamente independiente del río Gave de Pau y se conduce por unos canales hacía unos depósitos para alimentar los diferentes grifos y piscinas”

Aparentemente el medio más frecuente de las curaciones es el utilizo del agua de la fuente, ya sea en aplicación directa, tomándola o bañándose en ella. La Iglesia Católica especifica que Dios cura a través de los elementos naturales y los sacramentos, con la ayuda de la Virgen María y la oración de los cristianos. Al día de hoy, existen innumerables milagros que están vinculados al uso del agua después de las apariciones de la Virgen María desde el año 1858. De los más de 7.000 casos de curaciones que se han registrado en la oficina médica de Lourdes, 70 han sido reconocidos por la Iglesia como intervenciones milagrosas de Dios.

Los últimos tres milagros

La italiana Anna Santaniello sufría desde pequeña una malformación cardiaca, declarada incurable por los médicos. Su estado de salud empeoró al cumplir 40 años. Apenas podía caminar, hablar y respirar, lo que le produjo cianosis en la cara y edemas en las extremidades. Ante esta situación, comunicó a su familia que su último deseo era ir a Lourdes. Fue trasladada en camilla y una vez allí fue introducida en la piscina del santuario. “Inmediatamente sentí que algo me hervía en el pecho. A los pocos segundos, comencé a caminar”, explicó al diario italiano ‘La Città’. De regreso a Italia, los médicos le dijeron que “estaba sanísima”. El milagro fue reconocido en 2005,

En julio de 1965, la religiosa Luigina Traverso peregrinó a Lourdes para buscar remedio a una ciática que le impedía andar. Una vez sumergida en la piscina, sintió un cambio repentino en su cuerpo. En 2012 cuando lo ocurrido fue calificado de milagro por la Iglesia. Un año después, en 2013, se reconoció como milagro un hecho ocurrido en 1989. A una mujer llamada Danila Castellise le diagnosticó un cáncer incurable que inundó de tumores todo su cuerpo. Sin embargo, fue rezar al santuario de Lourdes y de repente dijo sentirse aliviada. Su enfermedad desapareció.

A estos tres últimos milagros hay que sumar otros 67 milagros, entre ellos la curación de una mujer con ceguera total en 1904, un hombre que padecía meningitis o una joven a la que le fue diagnosticado un cáncer de garganta en 1945.

Santa Bernardita Soubirous dijo en una ocasión: “esta agua es considerada como un medicamento…pero tienes que guardar la fe y rezar: ¡esta agua no podría hacer nada sin fe!”.